Cosas que se Pueden Cambiar [3]

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「Suzuki caminó por el bosque mientras pensaba: "Tuve mucha suerte".」

Suzuki tembló al recordar lo sucedido. Una niña que manipulaba monstruos y empuñaba una daga con gran habilidad. Él no podía olvidar cómo Murakami había muerto de un solo golpe.

—Corea del Sur da miedo. Un niño ya está en ese nivel.

Ella era sólo una niña, por lo que no podía imaginar cuán hábil sería el hombre que estaba cerca de ella. El hombre vestía un abrigo blanco puro y sostenía una espada blanca. No había nada especial en él aparte del color de su abrigo, pero era un salvavidas para Suzuki.

—Muchas gracias. Habría muerto si no hubieras estado aquí.

—No fue nada.

—Honestamente, quedé impresionado. No esperaba recibir ayuda de una persona coreana.

—Ayudar era lo correcto — El hombre de blanco era modesto.

Sobre todo, lo que le gustó es que el hombre fuera bueno en japonés. Obviamente era una habilidad, pero tener la habilidad de intérprete del japonés era una señal de que le gustaba la cultura japonesa.

—Ah, todavía no sé tu nombre —preguntó Suzuki—. Yo soy Suzuki Tatsuya.

—Mi nombre es Dokja. Kim Dokja.

—¿Kimu Dojega?

—...Kim Dokja.

—Ah — Kim Dojega. ¿No era un buen nombre? A Suzuki le agradaba este nombre coreano—. Por cierto, ¿viste a la niña? Ella mató a mi colega...

—Desafortunadamente, la perdí.

—Ya veo —suspìró.

Suzuki no sabía si esto era cierto o no. No podía hacer nada incluso si fuera mentira. En cualquier caso, esta persona era surcoreana. No sería raro que la estuviera escondiendo o que fingiera no haberla visto.

Aun así, era una decepción. Habría podido vengarse muy fácilmente si la hubiera atrapado. Como parte de la tercera tanda de Japón, él ya conocía la posibilidad de transformarse en una personita en el sexto escenario.

—Me salvaste —dijo—, así que debiste haber presenciado cómo se transformaba.

—Si estás hablando de cómo se hizo más pequeña, lo vi.

—Entonces esto será rápido. Somos de diferentes países pero no tenemos que luchar entre nosotros en este escenario. Nuestros enemigos son los pequeños, no los humanos.

—Lo sé. Por eso te salvé —Afortunadamente, el coreano frente a él parecía estar de acuerdo—. Por cierto, se qué ustedes saben muchas cosas del escenario.

—Sí. Avanzamos rápido en nuestro escenario y hubo casos similares entre los jugadores anteriores.

—¿Casos similares?

—Hubo algunos casos en los que un humano se convirtió en una personita.

—¿Qué les pasó a ellos?

—La mayoría de ellos están muertos. Sólo una de esas personas sigue viva.

Kim Dojega escuchó esto y pareció pensar en algo, era difícil saber qué. Suzuki abrió la boca, un poco nervioso.

—Solo para que lo sepas, no odio a Corea del Sur.

—...¿Por qué dices esto de repente?

—¿No creen los coreanos que Japón odia a Corea?

Eso era algo que había dicho el primer ministro, que formaba parte de la primera tanda de japoneses. Por supuesto, era sólo un apodo y él no era el verdadero primer ministro.

Perspectiva Del Lector OmniscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora