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Boun no entendía.

— Tómalo bien, o se caerá, ni Prem fue tan burro.

No entendía cómo esa cosa que parecía humana, pero era mil veces más pequeña, podría tener ese nivel de carácter y mal humor.

— ¿Así?

— Mucho mejor, ahora ponlo en la maceta y que no se le caiga la tierra.

Obedeció, callado, las órdenes de su pequeño captor, mismo que tenía más tierra en la cara y la ropa que en la maceta que sostenía en sus manos.

— ¿Cómo van?

— Al fin logre que entienda, es más burro que Prem — dijo divertido sonriendo al final, haciendo sonreír a quien había llegado junto a ellos.

— Tenle paciencia, no sabe nada de cómo se hacen las cosas aquí.

— Se le notó — rodando los ojos, gesto que le pareció tierno a quien ya no pudo contener la tímida sonrisa.

— Me disculpo por mi falta, pero como tu cuidador dice, no entiendo mucho esto de la botánica — dijo suave, llamando la atención del pequeño, Jin solo miraba como aquel rubio de mirada aparentemente fría, se volvió suave con los niños, igual como pasó con Tae y Prem.

— Te disculpo, pero hazlo bien o dejaré un golpe en tu brillante cabeza— amenazando con su mini puño.

— Ya, Taehyun deja la violencia, y mejor ve a ayudar a tu madre, yo sigo aquí con Boun.

— Está bien, pero si no hace caso, golpealo, Prem dijo que así obedece — y el rubio solo resopló, ese naranjo sin duda se estaba excediendo, si bien ya no era una autoridad como tal, si era su mayor, aunque este se pasara aquello con la retaguardia.

— Lo haré.

— ¡Nos vemos Boun!

— Adiós Taehyun — viéndolo salir— como es que hay humanos tan aterradores?

— Y eso que no conoces a su madre, esa sí da miedo — el rubio miró al humano, que tenía una sonrisa en su rostro— sigamos.

— Sí.

La idea era llevar consigo la mayor cantidad de brotes posibles, no perder el hermoso legado de Jimin.

Y si bien Boun pudo intentar correr, y huir, algo en el fondo le pedía quedarse y saber por qué Tae y Prem buscaban de forma tan ferra salvarlos, el porqué Jimin dio hasta su último aliento por protegerlos, que había en ellos que fuera necesario cuidar.

Pudo decir con asombro que esas horas ayudándolos le dieron la respuesta, los humanos eran criaturas fascinantes, y mágicas, quedó de piedra cuando vio aquellas dos barrigas enormes donde se oía claro la nueva vida, por eso el amor y unión entre ellos, nacían de ellos mismos en un acto de puro amor, no de un frío tubo con la mente vacía esperando ser llenada con viejos recuerdos, esas criaturas hacían su propio camino, sus vivencias eran únicas.

— Con cuidado — dijo amable a la mujer que cansada buscaba sentarse.

— Gracias— la gente ya más acostumbrada a tener a los hijos de Bloend, rondando, fueron amables, dejando atrás la vieja costumbre de juzgar, en especial si estos ayudaban.

La vida humana fue lo que enamoró a sus hermanos, lo que Jimin vio y lo que Prem y Tae descubrieron, y era lo que ahora tenía su pecho tibio.

Por su parte, los otros dos habían ya llegado a su destino, el lugar estaba frío y como Kook mencionó, abandonado a su suerte, las puertas, si bien se veían firmes, cedieron al primer suspiro.

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