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Desde que vio aquel lugar, y más aún, desde que su centro quedara sobre aquellas ruinas, que Jimin iba sagradamente al invernadero, sentía paz, estar rodeado de todo ese verde, el aroma a hojas y tierra, esa suave briza, y en especial aquel árbol que con su rosado color, le daba siempre la bienvenida.

Por sus escuetos recuerdos supo que se llamaba cerezo, que florecía solo una vez al año y que sus flores eran consideradas las más bellas de ese mundo, algo que él también confirmaba.

— No lo destruiré — dijo serio — no pueden obligarme, vivirán en mi mente, pero no dominan mi cuerpo — apretó los puños, y frunció el ceño — lo acepten o no, esa es mi decisión — cerró los ojos y acallo las voces, pudiendo al fin oír el latido de su corazón, ese qué lento le volvía a la calma — estarás vivo? — susurro.

No había ciclo de descanso que aquellos ojos negros no aparecieran, al igual que su sonrisa, por momentos parecía que también los recuerdos de su voz, hacían eco, siendo grave y dulce, un arrullo.

— Aquí está, madre, esta es la máquina que necesita de su ayuda — caminó lento hasta quedar frente a quien le trajo por un segundo recuerdos de un robot, uno que le dio algo muy especial — por más que trató, hay algo en su pecho, que no puedo hacer funcionar bien, espero que usted logre saber que es.

Boun dio unos pasos lejos, queriendo no ser un estorbo en ese encuentro, poniendo su atención en los dos soldados que había cerca de ellos, mismos que parecían presentir que algo pasaría.

— Me sorprende que un tecnopata con tu vasta experiencia no pueda, con algo como esto — lo miró de pies a cabeza, y agudizó el oído queriendo oír el mecanismo interior, pero no había ruido más que de algo que parecía aire fluyendo— curioso.

Levantó su mano y tocó el pecho de la máquina, abriendo los ojos de golpe para mirar al rubio que solo sonrió y asintió.

—Esto...

— Si quiere, puede revisarlo usted solo, sé bien que será capaz de repararlo — vio al rubio mostrar respeto para después de darle "Esa" mirada salir por la puerta, dejando al rosado, con un sentir nostálgico en su pecho.

— Madre, necesita ayuda...

—Déjenme solo — los guardias se miraron — repararé esto — deslizando su mano por amplio pecho de la máquina, esa que estaba quieta.

— No sé, si eso sea seguro.

— Eso puede ser... — les bastó solo una mirada del rosado para, pasar saliva, asentir — claro, madre — y finalmente salir.

Fijó sus verdes en el rostro de metal, sintiendo de paso cómo su propio corazón parecía acelerarse.

— Saldrás tú o tengo que sacarte yo — serio, haciendo a su voz sonar más ronca de lo que normal — si estás aquí y más aún si Bnn te trajo, supongo debe ser importante lo que debo escuchar —noto como la máquina pareció relajarse, bajando sus hombros y adoptando una postura un poco más, humana — te espero.

Dio algunos pasos, y con su mirada, algo juguetona, esperó a que lo que fuera a salir de dentro de la máquina apareciera. Yoongi pasó saliva, cerró los ojos, respiró profundo.

Susurro el comando que Boun le había enseñado, ese que hacía al traje abrirse, una capa de vapor nublo un poco la visión del rosado, mismo que la disipó con su mano.

— Siempre le gustó el misterio — recordando al rubio.

Cuando finalmente el vapor se disipó, los ojitos verdes parecieron volverse agua, sus labios se abrieron un poco y sus brazos cruzados se dejaron caer en sus costados, su pecho bombeo tan fuerte, que dolió, pero no fue un dolor molesto, por el contrario, fue un dolor lindo.

"Amor es cuando das todo por esa persona que a tus ojos es especial, incluso tu propia vida"

"Te Amo Jimin, y eso es lo único que importa"

Y su voz, esa que siempre parecía estar hasta el final de todo, se volvió fuerte y a gritos hizo resonar eso que llevaba desde hace tanto callando.

— Hola, Jimin— eran los ojos que vivían en sus sueños, era la sonrisa que se negaba a desaparecer de su mente, era aquel humano que se había metido tan profundo en su corazón que ni las miles de voces que ahora discutían en su cabeza, lograban aplacar la simple ilusión, de su recuerdo.

— Tú... —Lo vio tan absorto, tan lindo, tan él, que ya no pudo contenerse más, porque decirle lo que sentía cuando podía solo demostrarlo, ni así al hacerlo acabará con la última oportunidad que la humanidad tenía.

Caminó lento y llegó junto a quien, aun en shock, no se movió.

— Hay tanto que quiero decir, pero la verdad, ahora, solo quiero una cosa más que nada en el mundo — el rosado sollozo, porque si en sus sueños esa voz se le hacía única, oírla en vivo era mil, no, millones de veces mejor.

Se acercó lento hasta que luego de una sonrisa, ladina, chocó sus labios con los de quien sintió una bomba explotar en su ser, las voces se apagaron, sus manos se volvieron puños, su pecho y estómago parecieron llenarse de algo que volaba sin control, finas lágrimas bajaron de sus ojos, para caer junto a sus pies.

Cuando Suga, se alejó, vio la imagen más linda, una que ya había visto una vez, pero que sin duda podría ver las veces que fuera, siempre que fuera Jimin quien se la daba, ante sus ojos estaba ese dulce ser que lo enamoró.

— Yoon...

— ¡Madre! — Yoongi oyó los golpes en la puerta y como esta era abierta con furia, y tan rápido que no tuvo tiempo de ponerse su traje— es un...

— ¡Humano! — Flx, sacó su arma y apuntó, justo a la cabeza, de no ser porque Suga se movió, habría caído muerto al primer tiro —¡Quédate, quiero basura!

— ¡Madre está bien!?

Pestañeó lento y vio el caos, cómo Suga buscaba poner distancia para no morir, escondiéndose tras lo que fuera, sacudió su cabeza, volviendo así a la razón.

— ¡Basta! — rugió haciendo a los soldados detenerse, el soldado lo miró mal —yo no di la orden de...

— La conexión se perdió, madre — molesto — por eso entramos, supongo que el humano buscó lastimarlo...

— Te equivocas, él solo vino a rendirse de forma pacífica — Flx sabía que eso era mentira, como el rosado, movía sus ojos, lo delataba, pero prefirió hacerse el desentendido.

— Entiendo, me disculpo entonces — mirando a Yoongi, gesto que Jimin imito.

— Acepto tu rendición — dijo serio — más tarde hablaremos de lo que pasará con los tuyos — al menos era algo, pensó el mayor, no lo mato — por ahora llévalo con los otros, dale lo que necesite, son invitados en la nave.

— Sí, madre — dijo el soldado llegando junto a Suga para ponerle las esposas, solo por si acaso, y sacarlo de allí, no sin antes mirar al rosado, que solo asintió.

No luchó, se dejó llevar sin pelear y con una sonrisa boba, que nadie quería, si bien no había dicho ni pío, al menos lo había besado, eso era mucho mejor.

Cuando lo dejaron en la celda, los demás lo quedaron mirando, a todos les quitaron la parte superior del traje, y por orden de Jimin, la nave comenzó a tener oxígeno

— ¿Si estás vivo, supongo es porque el plan resultó no es así? — negó — entonces?

— No pude decirle mucho, su guardia llegó justo cuando iba a decirme algo, pero creo que sí me recuerda, tal vez no por completo, pero indiferente lo hace — sonriendo — mi Jimin sigue allí, solo tengo que ayudarlo a salir.

Los demás se miraron, tal vez había una oportunidad mientras en otro lugar de la nave.

— ¿Crees que me trame algo en contra de nosotros?

—Sí, salvo a un grupo de humanos, es porque no está comprometido con esto, Jmn 01 jamás debió ser la madre y esto es la prueba.

— ¿Entonces qué sugieres, Flx? — miró a su compañero.

— Tomar el poder, sacar a quien no ve por la seguridad y prosperidad de nuestro pueblo — cargó su arma — matar a Jmn 01, acabar con esos humanos y tomar al fin este planeta.

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.My New Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora