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Luchó de forma incansable, este planeta tenía todo para ser su nuevo hogar, lo único que se interponía, eran esas pestes que corrían de un lado a otro, buscando refugio o intentando matarlo, pero él, no se dejaría, disparó a diestra y siniestra a quien fuera.

— Flx a tu derecha! — giro los ojos y noto a un humano, de tamaño algo pequeño, mismo que abrazaba con fuerza lo que quedaba de su madre, esa que ya no respiraba, camino firme hasta él y le apuntó directo a la cabeza, sonriendo con prepotencia.

Vio su cuerpo caer a sus pies, dio media vuelta para ir con su grupo, pero un fuerte golpe en su rostro lo hizo trastabillar, y rápido volvió la vista a quien se había atrevido a tocarlo, encontrando unos ojos grandes, brillantes, llenos de rabia y dolor.

— Maldito — susurró, pero ni bien dio un paso para incorporarse, el humano le disparó igual que él, al pequeño, directo en la cabeza.

Cuando volvió a la vida con su nuevo rostro, y plantaron sus recuerdos, aquel último llegó con fuerza, bajo de nave de transporte y otra ves comenzó la masacre, nuevamente lo volvió a ver, un poco más grande, con su mirada más cargada de odio.

Se enfrascó en una lucha casi cuerpo a cuerpo, donde el humano le demostró que con tiempo y entrenamiento podían ser más que ellos.

—Acabaré contigo, peste — sonrió.

— Inténtalo, marciano de mierda.

Por días lucharon con esa rama de la rebelión, y si bien mataron a muchos, no logro acabar con ese peli negro de personalidad fiera al que los humanos llamaban Kookie, el humano se había vuelto más fuerte, logrando matarlo otra ves.

Y ahora que nuevamente había vuelto a la vida, esta le ponía al joven aquel de frente, más maduro, más fuerte, atrevido, sin miedo a decir lo que sentía y más alto que él incluso.

*

— Señor, tenemos todo listo, solo de la orden — asintió.

— Bien — soltó un suspiro — acabemos con esto.

Camino por los pasillos, rodeado de los soldados, armados y protegidos del poder de Madre, aquel casco que bloqueaba el control sobre ellos.

Cuando entro al salón principal, Jimin lo miro.

— Es su última oportunidad de hacer las cosas bien, Madre.

— Lo mismo digo para ti, Félix — serio — podemos vivir en paz, sin lastimarnos este planeta es lo suficientemente grande para que todos podamos coexistir, solo tenemos que intentar...

— Llevamos tantos eones buscando un lugar, un hogar y ahora que lo encontramos, ¿usted quiere que compartamos? —De poco los soldados fueron entrando, para Jimin fue obvia la desventaja, pero no se dejaría — La tierra es nuestra, la ganamos...

— Tomando vidas que nada te hicieron, los humanos no comenzaron esta guerra.

—¿Y por qué me tiene que importar la vida de esas pestes? ¿Acaso la nuestra importaba cuando nos quitaron nuestro hogar?

— Ese es el punto Félix — se levantó de su sillón y caminó hasta donde el rubio estaba — estamos haciendo lo mismo que nos hicieron, solo que nosotros pudimos huir, ellos no, están aquí enfrentando como pueden algo que no ganaran, pero lo intentan, son más valientes de lo que fuimos, y eso al menos para mí, merece respeto.

El rubio sonrió, de forma burlesca.

— Lucharon, pero no fue suficiente, y si tienen que morir para que nosotros logremos al fin, hacer nuestro este planeta — se acercó — que así sea — susurró sobre el rostro ajeno— ¿ahora me darás por voluntad el poder de los ancestros o debo tomarlo de tu cadáver?

.My New Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora