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Asimilarlo no fue fácil, su corazón se negaba a creer que ese hermoso rosado había cerrado por completo las puertas a un nuevo amor, a otro que no fuera Suga, haciendo que los primeros días, fuera una real tortura verlo, oírlo, estar cerca y no poder saciar sus deseos y curiosidad.

Aunque, claro, los gestos y esa sutil lejanía que el rosado ponía, ayudaba un tanto, en especial cuando decía "Yoonie" de esa forma melosa y molesta.

— Listo Kook, esto es todo, por hoy, no queda más material que usar.

— ¿Crees que sea suficiente? — negó.

— No, pero al menos, es algo, será la esperanza por ahora — hermoso, él quería decirle que a sus ojos él era hermoso, pero sí, decía, pío siquiera Jimin, lo pondría un alto.

Es difícil hacer entender a nuestras emociones, y más aún al corazón que no somos correspondidos, toma tiempo y a veces estar cerca de quien provoca todo eso, es peor aún.

Y eso Nam bien lo sabía.

— Hobi, puedo ayudarte — meloso, y obvio.

— Claro Tae.

Es que el azulado ni dos segundos le dio al moreno antes de hacerse ver el interés que tiene por Hobi, mismo que algo extrañado, no notaba las dobles intenciones del Tata.

Esas que no disimulaba, haciendo al corazón de Nam doler, el amor aún seguía allí, más fuerte incluso.

— Si dejas de mirarlo, te aseguro que ya no será tan obvio — desvió la mirada y soltó un suspiro — es definitivo?

— No quiero hablar temas privados, Jin...

—Y no quiero hacerte hablar, créeme, por el contrario — toco su hombro haciendo al mayor mirarlo — pero si en algún momento sientes que te ahogas — sonriendo genial— ahí estaré para oír, solamente eso — Nam, paso saliva — solo oír y dejar que eso — tocando su pecho — deje salir ese veneno que lo está matando.

Para nadie era secreto que Jin, tenía ese sexto sentido, único, que acertaba siempre, y más aún daba ese consejo que nadie pedía, pero que, sin duda, querían oír.

Dio una palmada en la amplia espalda del hombre y se fue dejándolo ahí, con sus pensamientos al límite, preguntando, ¿qué tan patético tenía que verse, para que los demás se dieran cuenta de su estado emocional?

Sin duda tenía que ser muy patético.

Aunque todo eso quedó atrás cuando, cuatro días después, el caos comenzó.

— Aparecieron unos pocos hace unas horas, pero conforme pasa el tiempo más se le suman.

— ¿Qué crees que hacen?

— No lo se Kio...

— Moon, ¿qué sucede?

— Tenemos drones y algunos Praud, rondando la superficie, Suga, mira — mostrando el monitor — vienen de todos lados, pero no siguen un orden.

Los tres miraban el monitor.

— Moon has un trazado — la chica miró a su mayor — sigue su desplazamiento — asintió, tomó el lápiz y comenzó a dibujar sobre la plaqueta, apareciendo estos en el monitor.

— No puede ser...

— Suga...

— Tenemos que advertirles a todos ya.

El primero en salir fue Kio, seguido de Moon y Suga, dejando el monitor encendido, ese donde se veía claro que la trayectoria de los drones y robots, los llevaba al búnker.

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