*
Suspiraba y se retorcía bajo el cuero de su amado sin contenerse; no tenía por eso. Suga era suyo y eso bien tenían que saberlo todos en ese planeta, hasta la más mínima criatura tenía que enterarse de que Min Yoongi le pertenecía a Jimin.
— Ah, Mnnn... —Es que no había algo que le gustara más al menor que sentir al mayor comerle la entrepierna — Yo-Yoonie quema — sentía la boca arder rodeando su glande, al punto de casi quemarle.
Pero lejos de decir algo, solo sonrió, aun con la boca llena, y apuró más el ritmo, causando eso que amaba, oír los gemidos de su rosado.
Lo metía por completo para después de forma sonora y babosa sacarlo, darle una lamida que cortaba todo sentido en el menor y volver a meterlo de lleno en su boca, logrando sentir al fin la dulce esencia de su amado, llenarle las mejillas.
— Te amo — ronco.
— Yoonie...
Entraba como un loco, hace mucho que la delicadeza había perdido valor entre ellos, haciendo del sexo algo salvaje, al punto de embestir con todo, entrando hasta lo más profundo apretando fuerte esas caderas, bufando y mordiendo su labio al sentir el roce de su pene, en aquel cálido y húmedo agujero, del que era absoluto dueño, solo él tenía el privilegio de ver y oír a Jimin así, y claro que agradecía eso.
— No pares — siseo.
— Ni loco.
Solo el orgasmo fue capaz de separarlos, y ni tan separados, ya que sus brazos se negaban a dejarse ir.
— Lo lograste — tocaba su rostro y parte de su largo cabello, admirando esos ojos verdes que lo veían con amor. Jimin lo amaba, eso bien lo sabía. Se había ganado el corazón de ese hermoso ser, así como él se había ganado el suyo.
— Aún no logro nada, detuve esa guerra, pero las que vienen serán más complicadas.
— Lo dices por la convivencia— asintió.
— Sé bien que los humanos tienen rencor en su corazón, y que confiar les costará — Suga lo acomodo en su pecho— siempre habrá quien no esté de acuerdo, así como habrá alguien de Bloend que tampoco quiera este final.
— Pero si Félix lo decide, los demás no deben obedecer.
— Deben, pero... — suspirando.
— ¿Pero?
— De a poco el lazo de madre, está decayendo, nosotros somos el claro ejemplo, no seguimos las leyes y órdenes, es fácil puede hacerlo el resto — Suga asintió — así como ustedes, también tienen a seguir sus propias reglas si las que les imponen no son de su agrado — sonrió, bien lo sabía Suga que se fue sobre la resistencia en aquellos años, para lograr su venganza.
— Tienes que confiar que las cosas se darán de buena manera, si al final y como tú dijiste todos queremos lo mismo — besando la coronilla de Jimin — un hogar.
Sonrió y se abrazó más al cálido cuerpo de Suga, amaba esos momentos, amaba a ese humano, de una forma que pensar en perderlo, de alguna forma dolía. Y era lo mismo para el mayor, amaba con todo su corazón a ese pequeño rosado, al punto que daría su vida por verlo reír.
Los días siguientes fueron de reuniones y discusiones, tanto humanos como Bloend exponiendo sus puntos, para lograr tener una convivencia tranquila, siendo Nam y Suga los encargados de esas negociaciones, y claro, también Jungkook, porque sin quererlo se había acostumbrado a la presencia del rubio y también a sus besos furtivos, y miradas coquetas, es que Kook sacaba lo más lujurioso del líder de Bloend, llegado a tener pensamientos algo fuertes de ellos, en situaciones bastante poco comunes.
— Bien, si eso está decidido, pasemos a otro punto — moviendo algo en su pantalla — las relaciones entre humanos y Bloend — muchas miradas se cruzaron en aquel momento — tal parece que alguno de los nuestros están en una especie de unión con humanos.
— Con todo respeto, pero... — comenzó Suga — le sugiero no entrar en ese punto.
— ¿Motivo?
— Porque decidan lo que decidan, yo no dejaré a Jimin y estoy seguro de que él tampoco me dejará, así que hablar de algo que nadie respeta se me hace una pérdida de saliva — Nam sonrió, el consejero alzó una ceja.
— Estoy de acuerdo — habló Félix tratando por todos los medios no mirar a Kook, mismo que ya sonreía — eso lo dejaremos a libre albedrío.
— Qué conveniente — susurró Nam.
— Bien, si usted así lo dice, así será, madre — cruzó su mirada con la oscura de Kook y el revoloteo se disparó, se mordió la lengua para no soltar esa sonrisa ladina que hacía estragos en el humano.
Cuando todos se fueron, Kook se atrevió a acercarse, sabiendo bien en lo que eso podía terminar.
— ¿Crees que resulte?
— Va a costar, pero supongo que al final todos se darán cuenta de que es lo mejor.
— ¿Tú lo crees? — miró a Kook y suspiró cansino.
— Espero así sea, Jungkook, que ambas partes vean lo mismo que Jimin ve — dio un paso para quedar más cerca y Kook como entendiendo lo acuno en sus brazos, allí estaba creciendo eso que llaman amor.
Lo veía hablar con los demás y ser así, tan espontáneo y amable, que por momentos le daba rabia, desde aquella confesión que el rubio no había hecho mucho más por acercarse a él, de esa forma, le ayudaba y hacía algunas cosas, pero en general Boun era así con todos, y ahora que las dos razas se habían amistado el rubio parecía feliz de socializar con los demás dejándolo un poco de lado.
— Gracias...
— Solo dime Boun, los códigos ya son parte del pasado — la tecnopata sonrió.
— Bien, nos vemos.
— Si — suspiro, era extraño pero a la vez agradable esto de la paz.
— No conocía esa faceta tuya, tan gentil — escuchó mirando a su espalda al naranjo mismo que tenía una mueca molesta en su rostro.
— Hay mucho que no conoces de mí, Prem — tomando una caja, para luego de una mirada rápida, comenzar a caminar.
— ¡Creí que yo te gustaba! — giró al oír a Prem.
— ¿Qué?
— Tú, bueno, dijiste que yo te gustaba — bajo la mirada nervioso, ni él comprendía el porqué reclamaba algo que en su momento rechazó.
— Sí, así es, pero tú me dejaste muy en claro que no tenías interés en mí — giró por completo, pudiendo ver al menor, que miraba sus pies.
—Y que, solo te vas a rendir y ya — sonrió ladino — no lucharás, al menos o no sé, buscar cambiar mi pensar sobre ti —dejó la caja en el suelo y caminó de regreso hasta donde Prem estaba, mismo que al ver los pies del rubio frente a los suyos pasó saliva.
— La pregunta es — se acercó — ¿quieres que lo haga? — susurro.
— Yo...
—No le veo sentido a luchar una guerra que no ganaré — veía esas pequitas y ese puchero que moría por probar, es que a sus ojos el menor solo se volvía más lindo — aunque sí, me dices que tengo, aunque sea una muy mínima oportunidad, yo...
— La tienes — dijo bajo, sintiendo cómo sus mejillas se volvían tibias.
Lo tomó algo de sorpresa, pero si eso evitó lo que hace tanto tiempo moría por hacer, corto, toda distancia y sin esperar...
— Boun... — Probó esos labios, que desde ahora serían su perdición.
— Te haré feliz, Prem — sonrió coqueto, ganando una mirada tímida.
— Más te vale.
— Te lo juro — abrazándolo por la cintura — serás el ser más feliz sobre este planeta.
Es que sin duda el amor había pegado algo fuerte.
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.My New Home.
Fantasi* * Una flor fue la causante de su curiosidad, esa que lo llevo a proteger aquello que le habían ordenado destruir, la humanidad, podrán ahora aquellos que fueron tocados por el amor del peli rosado, traerlo de regreso, traer al gentil y dulce tecno...