*
¿Qué dices Félix?
Sonrió.
Cuando las puertas del búnker se abrieron y el rubio vio al resto de seres humanos, en especial los niños, quedó algo en shock, es que algo tenían los pequeños que siempre causaban emoción en los hijos de Bloend, él cómo podía ser tan indefensos para después volverse tan increíbles.
— ¡Jimin!
— Hola Soobin... — vio cómo corrían al encuentro del rosado quien, con la sonrisa más cálida, los recibía en sus brazos, gesto que le causó cosquillas.
— ¿Ya pasó lo malo?
— Prem está bien?
— ¿Los malos ya se fueron?
— Tranquilos, lo malo ya pasó — mirando a Soobin —, tu Prem está bien — mirando a Kai — y los malos ... — giró la cabeza para ver a Félix, que se sintió algo tímido al ver esos ojitos esperando su respuesta.
— Lo-los malos ya no están — dijo ronco, con esa voz tan distinta a su rostro, asustando un poco a los pequeños.
— No temas, Félix es, como yo — mirando a Hyunjin, mismo que camino hasta llegar junto al rubio.
— ¿Ya podemos salir y jugar sin las máquinas? — se agachó a la altura del niño y con ternura acarició su mejilla.
— Si puedes.
Poco a poco los demás adultos fueron informados de la nueva realidad, esa donde Bloend y humanos trabajaran en conjunto para volver la tierra,
Un hogar.
Curar a los heridos fue pan comido, Jimin y Boun crearon máquinas, similares a las de Bloend haciendo aquella tarea, algo sencillo y rápido. Decir que los bebés fueron furor es poco, tanto Félix como sus hijos no caigan en cómo algo tan pequeño podía con el tiempo y debido cuidado volverse alguien tan grande, clara referencia a cierto pelinegro, que tímido buscaba siempre los verdes del rubio.
— ¿Entonces cuál es el primer paso? — El rosado miró a su humano especial y sonrió.
— Lo primero es regresarle el oxígeno a este planeta — Félix pareció pensarlo, el oxígeno era algo que los humanos necesitaban para vivir fuera de su refugio, ese que gracias a las máquinas tenían.
— Construirás algo así de grande para... — negó — entonces?
— Es más fácil de lo que crees.
El regreso a aquel lugar fue en una nave, Jin, Kook, Tae, Suga y Jimin siendo el primero y último, los más emocionados, ya que este había sido su sueño.
— Pero cómo es que esto... — eran sin duda lo más hermoso que Félix hubiera visto en toda su larga vida.
El bosque de Jin, aquel que enamoró a Jimin al punto de luchar con todo por él, ese que ahora se mostraba florido, algunos ya con sus frutos dando un espectáculo único, mezclando aromas, siendo el dulce el principal.
— ¿Increíble no? — el rubio miro a Suga que sonreía amplio al notar la emoción — Jin comenzó con sus un brote, lo único que logramos salvar por aquellos años, con el tiempo encontró más, aunque no fue hasta la llegada de Jimin a nuestras vidas, que esto se volvió lo que ves, lo último de vida que queda en la tierra.
— Entiendo — bajo la mirada — que su lucha no era solo por ustedes...
— Creo que jamás fue por nosotros, tal vez un poco — volvió su vista al rosado. Qué alegre, mostraba eso que él y Jin, habían cuidado con tanto amor — siempre fue por ellos — mirando los árboles.
— Ahg... — Tomó su cabeza.
— Félix —dijo Suga algo asustado al ver la mueca de dolor del rubio, mientras sostenía su cabeza — ¿Son las voces, verdad? — asintió lento, si bien la mayoría del tiempo él podía controlarlas, había momentos en que se volvían insoportables, causando molestia y hasta cierto punto dolor.
— Tranquilo ya pasó.
— Listo, ya tenemos todo lo que necesitamos, solo falta mover la nave madre para ... —miro al rubio — ¿qué dicen?
— No están contentos con este lugar.
— No crees que...
— No — Jimin bajo la mirada — si lo hago perderé el lazo. Sabes bien que no sabemos vivir con libre albedrío, necesitamos que alguien nos dicte qué hacer...
— Nosotros no vivimos bajo esa idea, y no nos va tan mal —dijo Tae acercándose al grupo — Prem, Boun, Jimin y yo no vivimos bajo el lazo de madre y créeme. Sabemos bien qué hacer y cómo, a Bloend lo que le falta es motivación, no alguien que dicte su vida.
— ¿Motivación? —Jimin asintió.
Suga solo miraba como su rosado, estaba al fin con la calma en sus ojos, sonreía con todo su hermoso ser, siendo esa bella sonrisa el punto central, esa que lo tenía baboso, quería besarlo, pero entendía que no era el momento, ya más tarde si podría.
Llegó al centro de mando, escoltado por Jungkook, bajo la obvia sugerencia de Jimin, para mover la nave madre, el peli negro miraba algo sorprendido lo que era aquel lugar, que parecía simple, pero que desplegaba un sin fin de mandos para mover la gran mole.
— Sujétate — dijo divertido al ver los labios de su humano especial semiabiertos, esos que se permitió rozar, asustando un poco a Kook.
— ¡Oye! — soltó una risilla, que calentó un poco las mejillas del menor.
— ¡Sueltes los imanes!
— ¡Listo!
— Bien, movamos esto...
Y lloro.
Jin lloró un poco al ver, al fin, aquella ilusión volverse un poco más real. Cuando el sol del atardecer entró de lleno en el bosque, sintió emoción, colocó su máscara, ya que al sacar la nave, el oxígeno que había salido a hacer su magia.
— Tomará un tiempo, pero a largo plazo, el aire regresa al planeta — sintió esos brazos en su cintura y ese beso tibio en su mejilla — Yoonie...
— Lo que sea, no importa— susurró— esto es mucho más de lo que podemos pedir, mi hermoso Jiminie — se giró aún entre sus brazos y buscó eso que los dos querían: un beso, ambas lenguas queriendo sentir a la otra, se aferró fuerte a su cuello, profundizando más si era posible aquel inocente roce.
— El gusto de comer frente a quien no tiene — se quejó en broma Tae, al ver a la parejita siendo melosa.
— No tienes, por qué no quieres— susurro Jin, pero alto para que el azulado lo oyera.
— Sí, así es, no quiero — mirando mal al castaño.
— Tae...
— No necesito consejos, Jin, de verdad con los de Prem, me bastan, así que guárdate los tuyos — pasando del humano.
— Terco.
Dijo suave, suspirando de paso, sabiendo bien que dentro de ese corazón aún había amor. Mientras en la sala de control.
— Listo madre.
— Bien, regresen a sus obligaciones...
— Claro que sí, madre.
— Lo admito, eso sí, fue algo increíble — miró al humano y a paso lento llegó hasta quedar a su lado — ¿Podemos confiar en ti o esto es solo una trampa? — mirando fijó al rubio.
— Puedes confiar o puedes dudar — ronco, sacando un pequeño cosquilleo en el humano —. Tú decides —pasó saliva.
— Confiaré — coqueto, siendo Félix quien sintiera el cosquilleo — pero si nos traicionas... — se acercó — no dudaré en... —Quedó con la palabra en los labios, esos que el rubio no soportó tener cerca, pegándose a ellos, en un beso que, esta vez y para su sorpresa, Kook no rechazó.
— Confía en mí, humano.
Se respira amor, se respira paz, se respira hogar.
Un nuevo hogar.
*
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.My New Home.
Fantasy* * Una flor fue la causante de su curiosidad, esa que lo llevo a proteger aquello que le habían ordenado destruir, la humanidad, podrán ahora aquellos que fueron tocados por el amor del peli rosado, traerlo de regreso, traer al gentil y dulce tecno...