· Diez ·

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🎶 Look What you Made Me Do 🎶

"I'll be the actress starring in your bad dreams"


Agatha ya nos está esperando. El dueño del apartamento no se encuentra en la agencia pero ya ha dejado los papeles firmados. Rellenamos todo lo que nos corresponde y después los tres ponemos rumbo hacia nuestro futuro hogar (con suerte, para alguno de nosotros provisional).

Una vez llegamos me tomo mis segundos en contemplar el espacio. El día está nublado y entra un poco menos de luz, pero sigue sin ser necesario encender las lámparas. Parece que han limpiado desde la última vez que estuvimos y alguien ha colocado un televisor en el mueble de la sala.

Se me encoge el corazón por la emoción. No puede creer que vaya a vivir aquí. Aunque, en realidad, todavía estoy nerviosa. Agatha tiene las llaves y todavía no nos las ha entregado. ¿Es posible que se eche atrás?

Con Adrien cerca de mí, la observo expectante.

—Debo admitir que me ha sorprendido vuestra oferta conjunta por el piso —comenta sin ocultar el recelo—. El otro día... me dio la impresión de que os llevabais mal.

Entro en pánico. Ella sacude las llaves delante de nosotros y sé que no estaré tranquila hasta tenerlas en mi posesión.

—Todo lo contrario, Agatha. En realidad...

—En realidad lo que sucedía es que Gia está locamente enamorada de mí, pero se negaba a admitirlo —me interrumpe Adrien.

Ella mira de uno a otro nada convencida, y aunque lo que más quiero en estos momentos es patear el culo de Adrien y mandarlo a la mierda, pienso en este piso. En la terraza que me enamoró desde el primer momento. En las buenas sensaciones que me transmitió.

En el tiempo que tardará Adrien en abandonar la ciudad y regresar a su antiguo puesto de trabajo.

Así que fuerzo una sonrisa complice y en un susurro añado:

—Lo que pasa es que Adrien es el mejor amigo de mi hermano, por lo que en realidad no se atrevía a declararse. Tenía miedo de que Gabriel le patease el culo.

—Y sería una pena, porque mi culo te encanta.

Voy a protestar, pero encuentro una mejor forma de vengarme.

—Sí, tanto que no puedo quitarte las manos de encima.

Y llevo la mano hacia su trasero antes de pellizcarlo. Con todas las ganas del mundo.

Adrien salta por la sorpresa y el dolor y yo me muerdo la mejilla para que Agatha no note lo agradable que ha sido molestarle, aunque parece demasiado ensimismada por nuestra pequeña historieta. Sus ojos brillaban y parpadea varias veces como si quisiera apartarse lágrimas invisibles y sonríe.

—Ay, qué bonito —suspira—. ¿Y al final tu hermano ha aceptado que estéis juntos?

Mierda. Estoy tan consternada de que se haya tragado la mentira que no sé que responder. Y cuando miro a Adrien el parece pensar lo mismo, pero reacciona rápido y contesta con una especie de medio verdad:

—En realidad no sabe que nos mudamos juntos, pero ese puede ser nuestro pequeño secreto.

Le guiña un ojo y noto que Agatha se sonroja. ¡Será capullo!

—Entonces creo que esto es vuestro.

Se acerca a nosotros y tiende el juego de llaves. Voy a tomarlas pero Adrien es más rápido. Lo miro con el ceño fruncido y él se limita a sonreír. Posa una mano sobre mi coronilla mientras da unos golpes suaves como si fuese un perrito al que calmar, y entonces dice:

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora