· V e i n t i u n o ·

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🎶 The one 🎶

"I'm doing good, I'm on some new shit"

No hablar del beso se ha convertido en un hecho. Ninguno de los dos lo nombra con el paso de los días y empiezo a creer que tal vez me lo he imaginado. Puede haber sido otro de los sueños vívidos en los que Adrien se cuela.

Incluso nuestra relación continúa como si no hubiese pasado. Volvemos a la parte en la que hemos decidido ser amigos y llevarnos bien, pero con una sutil diferencia tras la conversación en la que ambos nos abrimos un poco más al otro y hablamos de nuestros miedos. Se trata de un cambio invisible, pero real.

Es la confianza.

—Es que eso no es un buen desayuno, lo siento. Tienes que llevarte algo más que una barrita de cereales al trabajo, Adrien.

—El café me da energías.

—Sí, momentáneas. A la larga estarás cansado. Además, eres un chico deportista. Necesitas comer algo más.

—Está bien, me llevaré tu tupper.

Sonrío altanera ante mi victoria y deslizo por la encimera el tupper con trozos de fruta picada que le he preparado mientras se duchaba. Cada mañana se toma un café para desayunar y ocasionalmente lo acompaña de una tortilla o un par de tostadas, pero sé que pasa muchas horas hasta su siguiente comida y solo lleva una barrita de cereales.

Además, a mí no me cuesta nada prepararle algo de fruta para que se alimente de forma saludable.

—Te encanta salirte con la tuya, ¿eh, polilla?

—Mucho —admito mientras veo cómo guarda el tupper en la mochila que lleva al trabajo.

Adrien niega con la cabeza, pero él también está sonriendo.

—Esta tarde he quedado para un partido de pádel, pero había pensado que podríamos pedir unas pizzas para cenar —comenta sin apartar la mirada de su mochila—. ¿Quizás noche de películas y pizza?

—Oye, pues suena genial —admito, y luego recuerdo algo—. Aunque han abierto un italiano en la calle de al lado. Si no llegas muy tarde podrías ir allí en lugar de pedir, así cambiamos.

Levanta la cabeza y me mira con un brillo extraño en los ojos que me acelera el corazón.

—Me parece estupendo —admite.

Mi teléfono vibra al lado de la taza de leche chocolateada que estoy tomando. Acabo de recibir un mensaje de un número desconocido.

Temiéndome lo peor lo desbloqueo y el desayuno se me revuelve en el estómago.

DESCONOCIDO: ¿En serio me has bloqueado, Gia? No se puede ser más infantil.

No suelto el teléfono mientras mis ojos analizan cada maldita palabra que hay escrita. No tengo dudas de que es él.

Pero esta vez no solo me siento mal, también me enfado. Porque no he hecho nada malo, lo he bloqueado porque no me dejaba en paz, y aún así me escribe desde otro teléfono y aprovecha el mensaje para insultarme y hacerme sentir mal.

Si es una reacción infantil o no es lo que menos importa. Lo he hecho para buscar mi paz mental, pero él le ha dado la vuelta para insinuar que la mala soy yo.

—¿Gia?

Alzo los ojos hacia Adrien, pero no puedo contestar por la mezcla de emociones y frustración, así que solo giro el teléfono para que él también pueda leerlo.

—Es Carson.

El enfado no tarda en hacer aparición en su rostro.

—Joder, esto ya es pasar muy por encima de la raya. No te está respetando.

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora