🎶 Exile 🎶
"I think I've seen this film before and I didn't
like the ending"
Si alguna vez en mi vida vuelvo a quejarme de estar cansada por el trabajo, deberé recordar cómo ha sido esta semana. Me duelen músculos que no sabía ni que tenía y siento la necesidad de dormir durante veinticuatro horas seguidas.
Resulta que la oferta del señor Harrison fue demasiado atractiva. Tanto que no pude negarme, porque además la logré compaginar con mi horario en el Roller (en gran parte gracias a la ayuda de mis compañeros, que me cubrieron para salir aunque no hubiese terminado de recoger).
Se trataba de hacerme cargo de los tres niños una vez salieran del centro escolar, ayudarles con los deberes, acompañarlos en la cena y acostarlos. Ni siquiera tuve que pasar a recogerlos porque el chófer se encargaba.
Primero llegaba Delilah, que tomaba un snack de frutas o hummus. La bañaba y jugaba con ella hasta la llegada de sus hermanos. Después aparecía Eva, con una infinidad de tarea por hacer a pesar de tener solo ocho años. Y Connor casi siempre tiene una actividad extra escolar así que hacía los deberes mientras sus hermanas cenaban.
Sus padres regresaban a casa bastante tarde, apenas para darles el beso de buenas noches. Muchas veces Delilah ya estaba dormida. Eso me entristece porque al final de la semana me he preguntado si los verían en algún momento o si siempre se encuentran trabajando.
A pesar del cansancio, el tiempo pasa muy rápido con ellos. He llegado derrotada a casa pero también con esa sensación de paz y felicidad, de realización, que no me ocurría con el Roller Burger. Por no mencionar que me han pagado muy bien. En una semana he ganado básicamente el sueldo mensual del Roller.
—¡Jo-der! —Exclama mi hermano a mi lado, arrugando la nariz—. Eso ha tenido que doler.
—No ha roto el cristal de milagro —afirma Finn.
Estamos viendo el partido de pádel y Philip se acaba de estrellar contra una de las paredes de cristal que bordean el campo para llegar a devolver el golpe de la pelota. Jamás habría pensado que el pádel era un deporte agresivo de alto impacto, hasta que he asistido a este torneo.
Cuando jugué con ellos fueron decididamente mucho más delicados que ahora.
No puedo quitar los ojos de Adrien y de cómo se agacha y se lanza contra la pelota. Aún no consigo entender del todo el sistema de puntos pero parece ser que van muy igualados. Cualquiera puede ganar.
A mi lado Gabriel se recuesta mejor en la silla y veo que se lleva la mano a la tripa.
—Oye, ¿estás bien?
—Me duele un poco el estómago. Deben ser los nervios.
El público grita y veo que en la pista de al lado el partido ya se ha terminado. Empezaron a la vez así que no les debe de quedar mucho.
Adrien ya sabía que veníamos, pero aún así se alegró mucho cuando nos vio tomar asiento.
Puedo ver que en la pareja contra la que compiten hay mucha compenetración. Uno de ellos se agacha para dejar que la bola que golpea su compañero pase, y ni siquiera ha mirado hacia atrás para asegurarse de que es necesario. Sin embargo Adrien le da golpes mucho más fuertes y Philip es muy veloz.
Sé que el partido termina cuando todos a nuestro alrededor aplauden y los chicos dejan las raquetas. Se felicitan entre ellos y yo miro a mi alrededor totalmente perdida.
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Un Inesperado Nosotros
Teen Fiction¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su relación es un fracaso, y tiene la sensación de estar tirando a la basura todos los años de estudio y...