· V e i n t e ·

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🎶 Peace 🎶

"All these people think love's for show but I

would die for you in secret"


No es un secreto que los padres de Adrien lo adoptaron cuando era un bebé, jamás se lo han ocultado, aunque es un tema del que nunca hemos hablado. Quizás sí lo hiciera con mi hermano y Finn, pero no conmigo.

Me acomodo mejor en el sofá, sin atreverme a decir nada mientras él prosigue.

—Tardé bastante tiempo en saber que había nacido aquí. No me atrevía a pedirles la información a mis padres. No quería hacerles daño. Pensaba que si se lo preguntaba creerían que... No sé, que no los quería.

Pienso en los señores Hall. Las pocas veces que los he visto me han parecido una pareja muy amable. Eran bastante más mayores que mi madre, pero nunca han descuidado a su hijo.

—Ellos saben que los quieres —digo con suavidad.

Extiendo la mano por el sofá para tomar la suya y Adrien me devuelve una sonrisa ladeada.

—Sí, me di cuenta, pero tenía miedo. No solo por eso. Durante años yo mismo he estado yendo al psicólogo, Gia.

—¿De verdad?

No puedo evitar que la sorpresa se refleje en mi voz. Nunca lo habría pensado.

—Por supuesto. Aprendí que ir al psicólogo no es nada malo, al contrario. Es muy necesario y creo que todos deberíamos ir al menos una vez en la vida. Porque pedir ayuda no es un pecado, ni te hace débil. Pedir ayuda es el primer paso para poder gestionar tu vida.

Asiento despacio aunque no termino de estar convencida con sus palabras. A mí no me fue bien.

—Claro, también tienes que estar abierto a querer mejorar cuando vas. Al principio yo no quería pero mis padres insistieron y me hicieron mantener las sesiones durante la universidad.

—¿Por qué...? —Comienzo a decir, pero mi voz se apaga.

No sé si está bien preguntarle por qué iba al psicólogo. Quizás no haga falta una razón en concreto. Sin embargo Adrien interpreta mis palabras y deduce lo que falta de frase.

—Un trastorno de apego, al menos pusieron ese nombre desde las primeras sesiones. A medida que crecía no podía evitar preguntarme quiénes eran mis padres biológicos y por qué me abandonaron. ¿No me querían? ¿No merecía ser querido? Todavía me pregunto por mis raíces.

Le adoptaron cuando era muy pequeño. Jamás imaginé que podría haberle afectado. En mi cabeza imaginaba que al no haber conocido a sus padres biológicos y no tener recuerdos de otro tipo de vida, no le afectaría.

—Fue peor al empezar la universidad. Empecé a temer el día en que se terminara. ¿Qué pasaría con mi futuro al finalizar los estudios? ¿Tendría uno? ¿Me lo merecía? Todo esto me provocaba ansiedad y mucha, mucha tristeza. Mis notas bajaron en el segundo curso de la carrera y era incapaz de mantener una relación con nadie. Durante ese tiempo también llegué a distanciarme de Gabriel y Finn.

—Y ahora, ¿ya estás mejor?

Mi pregunta le provoca otra sonrisa triste.

—No es tan fácil. Las cosas no cambian de un día a otro, lleva tiempo, pero me ha ayudado. Por eso te pregunté por el psicólogo el otro día. No porque crea que estás loca, ni mucho ni menos —hace un feo gesto al decir la palabra "loca", porque fue la que utilicé yo en nuestra discusión—. Es porque creo que de verdad puede ayudar.

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora