🎶 Never Grow Up 🎶
"I just realized everything I have is someday
gonna be gone"
A la mañana siguiente me despierto entre los brazos de Adrien. Ya no es él rodeándome por la espalda, si no que tengo la cabeza apoyada en su pecho mientras su mano descansa en mi costado, atrayéndome cerca.
Sé que sigue dormido porque emite un suave ronquido, pero extrañamente no me resulta molesto. La luz de la mesita sigue encendida pero se confunde con los primeros rayos de sol del amanecer.
Cierro unos segundos los ojos y me doy cuenta que estoy muy bien allí, tumbada junto a Adrien y mecida con el vaivén de su pecho al respirar. Es probable que pueda volver a dormirme porque por extraño que parezca, me siento como si...
El sonido del despertador de Adrien hace que me sobresalte. Me aparto de él mientras sus ojos comienzan a abrirse y se gira perezosamente en busca de su teléfono, que tiene en la mesita, hasta que consigue apagar la alarma. Mira la pantalla unos segundos antes de volverse hacia mí.
Estoy apoyada de lado en el colchón, con la manta sobre la cintura y mirándolo con los ojos muy abiertos mientras él todavía pestañea, tratando de despertar. ¿Sabrá que hasta hace nada hemos estado abrazados?
Imposible. Estaba dormido.
—Buenos días —dice por fin, y se sienta en la cama mientras bosteza.
—Buenos días —respondo torpemente.
Sin pretenderlo su bostezo se me pega y me tapo la boca con la mano.
—¿Te importa si me ducho primero? Tengo turno de mañana y no quiero llegar tarde.
Asiento y veo cómo se levanta de la cama y queda de espaldas a mí mientras se estira. Esta noche ha dormido con camiseta y pantalones delgados de pijama. Toma ropa limpia de su lado del armario y sale de la habitación.
Me dejo caer sobre la almohada en cuanto vuelvo a estar sola y clavo los ojos en el techo. Todo lo que sucedió anoche fue... intenso.
Me giro en la cama y me abrazo a mí misma mientras mi mente viaja a años atrás, a cuando mi madre todavía estaba viva. Si soy sincera conmigo misma, desde que se fue, nunca más he sido realmente feliz. Fingía serlo hasta tratar de convencerme a mí misma, pero al final tú eres la única persona a la que realmente no puedes mentirle. No puedes ocultarte nada, ya que la verdad acaba por encontrarte.
Y es un asco, porque a la larga tampoco puedes escapar de tus emociones. Convives con ellas.
Espero a que Adrien desocupe el baño para darme también una ducha. Cuando salgo en una nube de vapor, el apartamento huele a café recién hecho. Quizás no me atraiga su sabor pero sí lo hace su olor. Además, empiezo a acostumbrarme a que este chico nunca empieza su día sin una buena taza de cafeína.
Me acerco a la barra donde solemos desayunar y encuentro que también me ha preparado mi leche chocolateada. Hay pan tostado en un plato y ha sacado un par de botes de mermelada con sus respectivos cuchillos para untar. Me doy cuenta de que no hay mantequilla porque la terminé toda cuando cociné y no hemos hecho nueva compra.
—Es lo que he encontrado en la nevera —dice mientras toma un sorbo de su café—. Puedo pasar por el supermercado al salir de trabajar.
Niego con la cabeza y tomo sitio frente a él.
—Esta vez me toca a mí —explico y me animo a coger una tostada—. Gracias por el desayuno.
Me unto mermelada de fresa y comienzo a comer, consciente de que me lanza miradas cada pocos segundos. Ya ha pasado la noche, y aunque todos dicen que por el día las cosas se ven diferentes, lo que yo sé es que en realidad Adrien tiene muchas preguntas.
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Un Inesperado Nosotros
Ficção Adolescente¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su relación es un fracaso, y tiene la sensación de estar tirando a la basura todos los años de estudio y...