CAPITULO 4

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 ***CAPITULO EDITADO***

Frank


-Buen día Jefe-

-Buen día Jaime, Buen día Rey- salude caminando directamente a la cafetera

Cuando estaba en Brooklyn, regularmente no podía dormir, me pasaba horas analizando y sobre analizando todo lo que tenía que ver con el caso, buscando, siempre buscando una respuesta, lo que fuera.

Pero eso era diferente, las rondas en este lugar me llevaban bastante tiempo, cuando existía un robo de ganado terminaba muerto dando vueltas por todos lados, parecía un lugar tranquilo, aburrido, pero muy a su manera tenía algo de todo, todos los días.

Y aunque no quisiera admitirlo, Stone tenía razón.

Había pasado el primer mes en este lugar y mi cabeza cada vez comenzaba a ir más lento. Era claro que todo lo que viví no desaparecería de la noche a la mañana, pero de alguna manera, en este pequeño rincón de Colorado tenía algo más en que pensar, algo más que hacer, alguien más con quien hablar y mucho tiempo para poder pensar de manera serena mi siguiente plan.

Bien, quizá eso ultimo no era parte del plan de Stone, pero si del mío, así que consideraba que vivir aquí era un excelente equilibrio.

Para este mes, el lugar experimentaba sus primeras nevadas, era invierno profundo, las montañas hacían de eso un espectáculo, cada metro cuadrado de este lugar parecía una fortaleza, y cada paso que daba aquella mujer que ahora mismo miraba por la ventana de mi auto me hacía creer que existía alguien en el mundo que llevaba la primavera a cuestas.

-¿A dónde va?- la salude saliendo de la patrulla dando pasos largos para alcanzarla y ayudarle con todo aquello que llevaba a cuestas

-Los turistas han llegado- dijo en un tono musical- así que ahora tengo un bonito festival que cubrir el día de mañana-

-¿Las niñas se presentaran?-

-Así es, serán conejitos de las nieves en honor a todos los novatos que se partirán las piernas en los skis este año-

-Sabía que era malvada, pero incluso para usted esto es perverso- negué divertido mientras llegábamos a su estudio

Mientras ella abría a trompicones, le ayude a sostener la puerta, tenía truco, era un local viejo y necesitaba reparaciones, más de una vez en estos días pensé en ofrecerme para cambiar la puerta, pero caminar a su alrededor era caminar de puntillas.

Camine detrás de ella mientras me sonreía desde el espejo, no sabía bien en que momento estas atenciones de mi hacia ella se volvieron comunes, pero a decir verdad ahora pereciera que tenía un radar cuando de su existencia se trataba.

-Le llevare un café más tarde- dijo una vez que apile todo

-Está bien- sacudí mis manos

-Bien, bien, señor justicia, si mañana se da un rato para pasar por el festival le invitare un chocolate caliente-

-Eso suena bien- acaricie su cabeza

-Oiga no soy un cachorro- se alejó de mi con esa picardía que la caracterizaba

-Que sensible es- e hizo ese gesto con la nariz que había comenzado a apreciar- es hora de irme, nos vemos por ahí-

-Que tenga un buen día jefe, nos vemos por ahí- y con una sonrisa y un abrigo que no note era tan feo hasta este momento me despidió desde la puerta de su estudio

Dicen En El PuebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora