Amelia
Bebo la última gota del vino que queda en mi copa.
Saboreo con mi lengua el dulce sabor, embriagándome de él y degustando como mi padre me enseñó a hacerlo hace un par de años.
Dejo la copa vacía sobre la mesa y alzo la mirada para encontrarme con la imagen del hombre que me quitó lo que más adoraba en este mundo de mierda.
Mi hermano.
Juego con el anillo entre mis dedos sin quitar la mirada del cuadro en el centro de la mesa. Los ojos color verde gris del sujeto miran directamente hacia la cámara, con odio puro. No me fijo nada en él que solo en sus ojos. Cualquier chica caería rendida ante sus pies, estoy segura. Pero yo no soy cualquier chica.
Yo soy la clase de mujer que pone a los hombres a sus pies.
He sido criada bajo las sombras de mi padre y hermano, cautiva para los hombres y entrenada para algún día hacerme cargo yo sola de todo el imperio que ellos crearon hace varios años. Es una pena no haber crecido con el amor maternal de una madre, pero no lo necesito cuando tengo a mi padre que no dudaría ni un puto segundo en protegerme y matar a quien yo se lo ordene.
Estoy acostumbrada a que tanto como sus hombres y él me traten como a una reina. No tengo porque buscarme a algún amante que me dé lo mínimo que merezco.
—Gianfranco Schiaparelli.
Papá sisea su nombre a mi espalda.
—El don de la mafia italiana. —A mi lado nuestro abogado corrobora lo que ambos estábamos esperando confirme.
Por fin hemos encontrado la forma de acabar con el asesino de mi hermano. Luego de tres años buscando y planeando cada maldito segundo del plan en venganza por su sangre derramada, lo conseguimos.
—¿Estás seguro de que es él? —No despego la mirada de la imagen, dirigiéndome al abogado Ramírez— No quiero más sangre derramada por nada.
—¿Desde cuándo te importa que alguien muera? —Mi padre se burla, aún a mis espaldas.
Eduardo Strong es el hombre más despreciable, insensible y vengativo del mundo. Y es mi padre.
Es imposible imaginarlo enamorado de mi madre. Al igual que no me la puedo imaginar a ella.
Aún recuerdo cuando se enteró de su muerte y no botó ni una sola lagrima. Pero la masacre que se sufrió en venganza fue simplemente histórica. Todo un linaje asesinado en una sola noche. Nunca más existiría alguien de esa familia. Nunca habían conocido a alguien con tantas ganas de vengar una muerte.
Hasta el día de hoy.
—No me importa. Solo no quiero malograr mis uñas recién hechas.
Mi padre se acomoda la corbata estúpida que usa siempre para las reuniones, y a pesar que yo sé las odia: Es de uso obligatorio. Tenemos al menos a diez personas del consejo en la larga mesa discutiendo entre ellos mientras se pasan diferentes fotos del Don.
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Divina Tentación
Teen FictionEn un mundo donde las lealtades se tejen con balas y promesas, mi destino se entrelaza con el de Gianfranco Schiaparelli, un heredero de la mafia italiana. Obligados a casarnos para sellar la paz entre nuestras familias, nuestro matrimonio es mucho...