¡Este capítulo contiene escena sexual! Se pide discreción.
Disfruten pecadoras
━━━━━━✧♛✧━━━━━━
Gianfranco
Mi auto control siempre llega a un límite.
Raras veces son las que he perdido la cabeza y no soy consiente de mis acciones hasta después de haber cometido el acto. Suele sucederme cuando debo encargarme de algún pedazo de mierda que no sabe acatar ordenes y echa a perder algún trabajo o simplemente es enviado como espía por las otras familias enemigas.
Amelia logró hacer que mi auto control se pierda en solo cuestión de segundos, apareciendo con ese maldito vestido y sin ropa interior debajo. Es la primera mujer que logra hacerme esto.
Cuando descubrí que no llevaba nada debajo caí por completo en sus redes de lujuria y perversión, tratando de fingir indiferencia por lo jodidamente hermosa que ve esta noche, pero es algo difícil de lograr. Amelia podría vestir un saco de papas e igual todos creerían que es la mujer más bella de todo este universo.
Ese pensamiento solo me hace enojar al pensar que otros hombres también la ven con los mismos ojos que yo.
Devoro su boca como el león hambriento que soy, mordiendo sus labios en el camino y chocando mis afilados dientes con los suyos. Si el beso que nos dimos en el altar era uno pequeño, este es mil veces más agresivo y salvaje.
Subo mi mano por su espalda descubierta hasta llegar a su cabello, deslizo mis dedos por las raíces y tiro con fuerza alejando sus labios de los míos. Como si fuese un vampiro, huelo su cuello y hundo mis dientes por todas partes. Chupo y tiro de su delicada piel observando cómo se enrojece y pequeños moratones se forman rápidamente. Con mi otra mano libre aprieto uno de sus pechos a través del vestido y escucho que sale un gemido ahogado de sus labios. Empieza a bajar poco a poco hasta tener la espalda completamente pegada en la mesa, deslizándose lejos de los platos justo en medio de todo. Como si ella fuera el postre.
Levanto la mirada para verla con los ojos cerrados y el ceño fruncido, pero los labios hinchados están abiertos de par en par como si buscara encontrar el aire que le falta.
Una sonrisa malévola se dibuja en mi rostro al ver el efecto que causo en ella. En quien demostraba ser indiferente y fría ante mi tacto pero que acaba de rogar hace unos minutos atrás por ello.
Siento que sube una pierna y la enrolla en mi cintura para pegarme a ella. Mi erección golpea con fuerza en su núcleo y trago grueso para poder mantener el poco auto control que aún conservo. Suelto su cabello y dejo de tocar su pecho solo para sostenerla de la cintura manteniéndola quieta antes de que empiece a moverse como tenía planeado hacer.
ESTÁS LEYENDO
Divina Tentación
Teen FictionEn un mundo donde las lealtades se tejen con balas y promesas, mi destino se entrelaza con el de Gianfranco Schiaparelli, un heredero de la mafia italiana. Obligados a casarnos para sellar la paz entre nuestras familias, nuestro matrimonio es mucho...