4

410 25 0
                                    

Gianfranco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gianfranco

—¿Entonces?

—Tal como lo sospechabas —Francesco asiente en mi dirección—, es una princesita de papi.

Acababa de venir a darme las noticias de Amelia en mi despacho mientras me termino de arreglar el traje. Le había pedido que vaya como chofer por ella y Eduardo Strong, para que me dé todos los detalles y cómo venía vestida. No quería tener que buscarla o adivinar quien carajos era.

—¿En serio?

—Sí, hablaba de que mañana visitaría roma para comprar unos vestidos y hacerse las uñas.

Ruedo los ojos y me giro para coger el antifaz oscuro en el escritorio. Creo que también fue buena idea darle uno del mismo color a ella para distinguirla. Nadie tiene ese diseño bordado y con un diamante diminuto pero muy valioso entre los ojos como diseñé especialmente para Amelia Strong.

—No me equivocaba con ella entonces. Deséame suerte.

—Y la va a necesitar. —Murmura a mi espalda mientras salimos del despacho.

Me empiezo a mentalizar cómo hablarle. Debo de sonar cordial y respetuoso. No quiero intimidar a una chiquilla y que luego la esté consolando por lo delicada que dice ser.

En qué carajos pensaba mi padre cuando decidió unirme con alguien tan débil y superficial como lo es Amelia Strong. ¿Por qué querer tanto la protección por parte de su familia? Somos mucho más peligrosos y superiores que unos simples americanos. Todo el continente europeo nos tiene miedo, cuando escucha nuestro apellido se hacen en los pantalones y huyen cual animales a punto de ser cazados.

Mi padre se volvió Capo di tutti capi no por nada. Asesinó en solo una semana a más de quince jefes de clanes por todo el continente hace años, razón por la cual fue nombrado de esa manera. Actualmente solo existen un par de jefes que no nos llegan ni al talón, pero al menos nos tienen respeto y saben que con nosotros no deben meterse.

Claro está que Enzo se pasa todo por el culo y se burla en mi cara.

¿También querrá matar a Amelia cuando se entere de nuestro compromiso? A lo mejor y me libra de esa agonía. Si mi plan de unirme a ella para que venga a matarla y lo espere con todas las ansias funciona, por fin tendré la vida que tanto buscaba.

Camino por el piso superior deteniéndome en la escalera enorme ubicada al centro del salón principal donde miles de empresarios millonarios y mafiosos secretos están reunidos conversando y bailando. Algunas prostitutas que reconozco tratan de pasar desapercibidas y fingen lucir como mujeres decentes a los lados de aquellos hombres de traje. Pero muy en el fondo saben que nada cambiarán lo que son realmente.

Busco con la mirada a cierta chica de cabello negro y vestido del mismo color tal cual me describió Francesco. Según él era muy hermosa y su rostro transmitía todo menos dulzura, aunque al hablar sí notó su delicadeza.

Divina TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora