Gianfranco
Un maldito atentado.
Eso era lo último que me faltaba para explotar.
Había accedido a que vayan las dos solas sin mí para ver el vestido de novia tan esperado en un matrimonio, se suponía que las iban a cuidar los guardaespaldas que mandé. Pero al parecer todo es una mierda hoy en día.
Bajo las escaleras golpeando con fuerza cuando las puertas se abren y lo primero que observo es a mi hermana entrar con una mano en su brazo y cuando lo deja caer descubro una herida de que alguna bala la ha rozado.
Se atrevieron a herirla, a tocarla.
—Merda, Vittoria.
Se lanza a mis brazos para que la envuelva y un sollozo pequeño escapa de sus labios.
—Fue horrible Gian. —Se separa para verme a los ojos— Estábamos tranquilas observando los vestidos cuando entraron de la nada esos hombres de negro. Pero menos mal Amelia me llevó para que no me hagan nada...
—¿Qué no te hagan nada? Vittoria, estás herida.
—Sí, pero...
—¡Nada de peros! Sabía que era una terrible idea. Todo por culpa de ver esos vestidos.
Estoy seguro que fue Enzo quien mandó a que le disparen a Amelia, y mi hermana tuvo que sufrir las consecuencias de eso.
Despego la mirada de ella cuando mi futura esposa y culpable de esta situación entra a la estancia con la blusa llena de sangre y su rostro no refleja dolor alguno. Me observa de pies a cabeza y se acerca hasta nosotros.
Muevo a mi hermana hacia un lado para caminar hasta Amelia. Una extraña sensación que solo he experimentado con mi hermana aparece en mi pecho al verla cubierta de sangre por todo su pecho: Preocupación.
Pero no la demuestro.
—¿Qué carajos pasó?
—La protegí, eso pasó. —Frunce el ceño y me mira con asombro.
—No. Si lo hubieras hecho ella no estaría herida.
Suelta aire por los labios.
—¿Disculpa? No es mi deber cuidar de Vittoria. Reaccioné en el momento. Para eso están tus hombres.
—¿Ah sí? ¿Y dónde carajos estaban cuando casi matan a mi hermana?
Una risa corta escapa de su boca y niega con la cabeza. En toda mi vida lo único que he tratado de hacer que no le pase nada a Vittoria, que ninguna maldita mosca siquiera se atreve a posarse encima. Ahora llega ella y en la primera salida que tienen regresa herida.
—¡Por qué me preguntas a mí!
—Gianfranco... —Vittoria me llama a mis espaldas, pero no la escucho.
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Divina Tentación
Teen FictionEn un mundo donde las lealtades se tejen con balas y promesas, mi destino se entrelaza con el de Gianfranco Schiaparelli, un heredero de la mafia italiana. Obligados a casarnos para sellar la paz entre nuestras familias, nuestro matrimonio es mucho...