Capítulo 1

194 5 0
                                    

«Vivo en un mundo cruel y si te duermes, acaban contigo sin piedad»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Vivo en un mundo cruel y si te duermes, acaban contigo sin piedad»

Alessandro Bonardi.

Relajando mis fracciones mientras la fría brisa congela mis mejillas, fumando un cigarrillo acompañado solamente por la luz de la luna mientras intento calentar mi cuerpo después de haber asesinado a un hijo de puta.

Sostengo mi cigarrillo con los dedos bañados de sangre, sintiendo como el humo llena mis pulmones para luego ser expulsado por la boca, y aliviando mi sistema de la fuerte adrenalina en la que me sometí, adrenalina que sin duda me fascina.

†Dos horas antes:

Atravesamos la ciudad a toda velocidad como unos desquiciado mientras perseguimos a unos malditos hijo de puta que estaban merodeando en mi territorio.

La lluvia golpeado el grueso cristal del parabrisa tratando de confabulan con aquellos infelices, impidiendo que veamos mejor, pero se necesita mucho más para obstaculizarnos.

- Acelera Fulga - Grito mientras saco medio cuerpo y me preparo para disparar con mi bazuca. En este momento solo soy yo, la lluvia y mis pulsaciones, listo para hacer volcar la camioneta que huye de nosotros.

Me concentro al tempo que estabilizó mi cuerpo en cada movimiento brusco que hace Fulga con la camioneta, y cuando estamos bastante estabilizados:

- Ka-boom - Explota en la rueda trasera del vehículo haciendo que se levante y pierdan el control chocando con un poste eléctrico.

Fulga y dos de mis hombres abandonamos nuestra camioneta con la armas apuntado hacia a ellos y caminando con cautela, revisamos el vehículo chocado, en eso Fulga avisa:

- Señor, debemos apresurarnos, intentemos sacar a uno de inmediato y abandonemos el lugar - En eso que el está hablando el poste haca una explosión haciendo que nos cubramos agachando nuestros cuerpos.

Logramos bajar a uno bastante inconsciente, lo levantamos entre todos, Fulga se adelante en abrir el maletero le amarramos las manos y piernas y lo cerramos para lanzarnos prácticamente dentro del vehículo justo a tiempo cuando el poste empieza a caer, provocando un apagón en toda la calle.

Fulga retrocede sin darnos tiempo de cerrar la puerta, y un poco más y estaríamos carbonizados.

Cuando llegamos a la bodega subimos al maldito coreano arriba de una mesa metálica, amarramos manos y pies en cada esquina.

Sonriendo lo baño con agua helada para despertarlo, el abre los ojos algo agitado, y cuando me ve un destello de terror pasa por ellos, haciendo que se orine en los pantalones.

Sabe que conmigo no se juega.

Agarrando una jaula con una rata dentro de ella totalmente manipulada por mis drogas, transformado en una rata carnivoro.

La Venganza (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora