Capítulo 33

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«Cuando se falla miles de veces, es difícil recuperar y estar bien.»

Alessandro Bonardi.

El liquido del whisky cae por encima de mi mano, cuando empiezo a temblar, recordando todo, recordando mis días en Las Vegas, mis días con Sara y mis días con Mei.
Siento un maremoto dentro de mi cabeza arrasando con todo, mis nervios van a estallar,  mi corazón está apunto de recibir un infarto y la angustia me carcome.

Mei se fue a pasar unos días con su padre, ayudándolo a recuperar su imperio japonés, recuperar hombres y establecerse de nuevo y desde entonces no he sabido nada de ella, la embarre bien embarrada, sé que no se merece lo que le hice, era nuestra noche y yo... yo me fui a perseguir un pasado, que solo era eso.. un pasado y nada más.

Suena mi celular y es un mensaje de Mei, rápidamente me apresuro a leer.

"Mensaje : Topolina.

- Regresaré hoy a terminar de buscar mis cosas, por favor ya no me insistas, no soy mujer de dar muchas oportunidades y tú .. tu no aprovechaste, una vez más, me demostraste que no soy nada ni nadie cuando de ella se trata.

Yo:

- Espero y me des la oportunidad de escucharme, Mei... Te amo a ti y a nadie más.

Pasa el tiempo y no recibo respuesta alguna, estoy desesperado así que, lo primero que hago es lanzar el vaso de vidrio que sostenían mis dedos, veo como los trozos caen al suelo, volando por algunos lugares del mini bar, me levanto y agarro la botella y me la empino.

Enciendo la televisión y pongo las cámaras de mi restaurante, me tiro en el mueble, abriendo las piernas y cada mano en el espaldar del sofá, cuando veo que salen y entra infinidad de personas, voy tomando sorbos largos, al pasar unos pocos minutos siento como mis ojos se van cerrando, las luces de la noche atraviesan los cristales de la ventanas, hasta que siento unas manos pasar por mi pecho, me llena el cuello de besos y lo único que puedo pronunciar bajo el alcohol:

— ¡Mei!

La persona se detiene por unos pequeños segundos para luego seguir acariciando, le detengo las manos y me levanto, observo bastante borroso, pero si, es mi Mei, me acerco a ella y la besó, la besó con tanta intensidad, quiero que sienta que la he elegido una vez más, que es la mujer con la que quiero para el resto de mi vida.

— ¡Dame otra última oportunidad, Topolina, porfavor — le agarro con ambas manos su rostro.

— ¡Ssshh! Aless — me besa.

Hasta que la puerta de salida se abre y encienden la luz, me alejo cerrando bruscamente los párpados de mis ojos.

La luz me encandila y cuando por fin la vista se adapta, miro a Mei respirando con dificultad y bastante alejada y muy cerca a la mujer que yo creía que estaba muerta.

— ¿Sara? — pregunto abriendo los ojos sorprendido y arrugando la frente.

— Solo vengo por mis cosas — dice Mei dejando su bolso caro en el mueble de la sala de estar, y tomando camino a nuestra habitación y yo me voy detrás de ella como un loco.

— Mei, por favor escúchame — la agarró por el brazo, ella se aparta de mala gana y cruza sus brazos en su pecho, esperando mi excusa.

La Venganza (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora