Capítulo 6

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«Con poder puedes lograr cualquier cosa»

Alessandro Bonardi.

Siento frío, y escucho el canto de los pájaros, el ruido de una cascada, y la claridad del día me molesta, abro los ojos y estamos todavía en el lago, noto que varias servidumbre nos miran y se echan a reír, me doy cuenta que ambos estamos desnudos, miro a mi lado y esta la loca de Mei, me le acercó y le susurró — Topolina despierta, ya hemos dado suficiente espectáculo desnudos en este lugar.

Ella abre los ojos y se estira somnolienta, me dice — No pasa nada, además acaso no han visto un hombre o una mujer desnuda. — sube los hombros.

— Entonces esto es normal en ti, que te vean desnuda con los hombres que te follas.

Se asoma de nuevo la mujer sensualmente descarada.

— No, eres el único con quién me han visto — se sincera mientras se sube encima de mi y baja el rostro para besarme.

Saber que soy el primer hombre quien ha traído a su casa hace que se me suba el ego a la cabeza, está mujer me fascina.

— Nos pueden ver.

Dar espectáculo sexual en vivo no es mi fuerte.

— Que vean baby — susurra cerca de mi cara mientras que mueve su cadera de atrás hacia adelante frotándose con mi polla, continua — ¿No te excita, pensar que otra persona nos pueda estar viendo mientras yo cabalgó en tu polla.?

Esta mujer hace que se me nubla los pensamientos, es audaz, ruda y sensual.

Asiento, la verdad si me excita la idea que alguien no esté viendo mientras la penetró en un vaivén, en eso ella levanta un poco su trasero y con una mano se mete mi polla, llenándola toda, sube y baja y luego circular, vuelve otra vez a subir y bajar, y ¡Dios! Siento que mi respiración se acelera, y mi corazon se quiere salir de la caja torácica, enredo mis manos en su espalda y la contraigo contra mi pecho para darle embestidas precisas, ella gime de placer.

Besa el orificio de mi oído para luego pasar la lengua y mierda, se siente jodidamente bien.

— Si, sigue así, Alessandro — susurra haciendo que la piel se me erice.

Luego levanta el rostro para devorar mis labios, mientras yo atrapo sus gemidos nos dejamos llevar por la explosión de un orgasmo abrazador.

¡Mierda! Que delicia.

Después de eso ella se levanta y se echa agua entre las piernas y se tira de clavado en el lago, cuando asoma la cabeza me salpica agua, y siento como la piel se me pone de gallina por lo helado que está.

— Ven baby, nademos un poco.

Sonrió y entro también de un chapuzón, ella ríe, y me dice — Hagamos algo, lo he visto en películas y siempre he querido hacerlo.

Subo una ceja y le pregunto — ¿Que?

Me hunde con ella, cruza ambas manos en mi cuello y me besa, la veo bajo el agua, cierra los ojos mientras me besa, y me preguntó ¿Que ha cambiado en ella?, al conocerla un poco más me doy cuenta que la mujer ruda con la que siempre la acompañaba es solo una fachada para protegerse.

La Venganza (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora