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Mientras se dirigía hacia la escuela, en todo el camino no dejaba de cuestionarse quién podría ser la persona detrás de todo eso.

Sabía que había personas en toda la escuela que gustaban de él, pero estaba seguro de que ninguna de esas personas se atrevería a hacer algo parecido, así que terminó por descartar a todos. Simplemente no tenía ni la mínima sospecha de quién podría ser. Así que supuso que tendría que recorrer todos los salones de tercero en busca de pistas o señales.

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Al llegar a la escuela, comenzó a observar todo a su alrededor, tratando de buscar algún comportamiento sospechoso. Pero todo era exactamente como siempre. No había nada diferente, así que simplemente se dirigió a su salón, ya que las clases estaban a punto de comenzar.

En todas las horas de clase estuvo pensando en algún plan para poder dar con la persona, ignorando completamente todo a su alrededor.

— Bakubro, ¿no irás a la cafetería? — preguntó un chico con el cabello rojizo.

— Eh, ¿la cafetería?

— Sí, el timbre sonó hace aproximadamente dos minutos, pero vi que no te movías de tu lugar, así que vine por ti —explicó. — ¿Estás bien? Te veo distraído. — preguntó.

— Estoy bien.

— ¿Estás seguro?

— Sí, Kirishima, sí. — dijo arrogantemente.

— A mí me parece todo lo contrario. ¿Pasó algo? Puedes contarme si quieres, tal vez hasta puedo ayudarte.

Pensó que algo de ayuda no le vendría nada mal. Además, Kirishima era su amigo desde que entraron a la preparatoria, así que podía confiar en él.

— ¿Juras no decirle a nadie? — preguntó seriamente.

— Lo juro, Bakubro.

Había comenzado a preocuparse, normalmente Katsuki no le hacía jurar nada.

— Ayer, cuando fui por el uniforme deportivo, al abrir mi casillero cayó un sobre. — comenzó a explicar. — Al principio no le tomé importancia, pues creí que era una sanción más, así que solo lo coloqué en mi chaqueta, aunque se me hacía raro que fuera un sobre y no una nota como siempre.

Hizo una pequeña pausa, ya que aún no estaba muy seguro de si contarle o no, pues aunque fuera su mejor amigo sabía perfectamente que podía contarle sin querer a otra persona. Pero al final de todo decidió contarle, tal vez se arrepentiría más tarde, pero esperaba que no fuera así.

— Lo acabo de leer en la mañana antes de venir a la escuela, ya que no recordaba que lo tenía.

— ¡¿Te van a expulsar?! — cuestionó alzando un poco la voz e interrumpiéndolo.

— ¡Noooo, déjame terminar primero, pelos de incendio! — respondió inmediatamente.

Eso le había regresado la paz a Kirishima, pues Katsuki no se había dirigido a él con los típicos apodos de siempre.

— Yo también pensaba eso, pensé que era algún tipo de sanción mayor, pero para mi sorpresa se trataba de una carta de declaración. — explicó en un tono más bajo para que solo Kirishima lo pudiera escuchar.

— ¡¿Quéeee?! — gritó.

— ¡Baja la voz, pelos de incendio!

Efectivamente, no habían pasado ni cinco minutos y ya se había arrepentido.

— Perdón. — habló bajito. — Pero, ¿es en serio? — cuestionó.

— Sí, a mí también me sorprendió.

El chico de las estrellas • Bakudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora