#13

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Las actitudes de ambos habían cambiado drásticamente, en todo momento tenían sus celulares en la mano. Por parte de los amigos de Izuku, creían que era normal, pues él siempre se la pasaba en su celular, pensaban que se encontraba viendo alguna nueva serie, pero aun así tenían sus dudas. Por otra parte, los amigos de Katsuki temían por sus vidas.

— Algo aquí está mal. — habló una chica pelirrosa.

— No lo creo, tal vez, ¿esté feliz? —Kirishima trató de convencerlos, pues estos no sabían nada de lo que había estado pasando entre Izuku y Katsuki.

— ¡Por esa razón deberíamos estar preocupados! — gritó histéricamente un chico de cabellos dorados.

— ¡Denki! No hay necesidad de preocuparse. — Kirishima trató de calmarlo.

— Necesito preguntarle. — habló de nuevo la chica pelirrosa.

— ¡Mina, no! — regañó Kirishima.

Mina y Denki voltearon a verlo con ojos de sorpresa; Kirishima nunca gritaba.

— Algo sabes, ¿verdad? — cuestionó Mina con un tono malicioso y una ligera sonrisa.

— ¿Qué, yo? Puaj, cómo crees. — dijo mientras hacía movimientos con sus manos.

— ¡Estás mintiendo! — habló Mina.

— ¡No! Les estoy diciendo la verdad.

— Kiri, tus movimientos te están delatando, además, estás nervioso. — avisó Denki.

»Dios, odio esto.« pensó, Denki tenía razón, por eso mismo le molestaba que su cuerpo lo traicionara de esa manera.

Ahora ambos tenían sus miradas fijas en él.

— Ok, ok. Sí sé algo, pero no puedo decírselos. — avisó. — No sin el permiso de Katsuki.

— Argh. — se quejó Mina.

Aunque ambos tuvieran curiosidad, al final no insistieron más, pues Kirishima tenía razón; no tenían por qué interferir en la vida de un amigo, mucho menos en la de Katsuki. Por lo cual, dejaron el tema a un lado, aunque eso no duró demasiado tiempo; pues en cuestión de días Katsuki comenzó a actuar de manera extraña.

Todos los días a la hora de entrada e incluso al finalizar el receso, Katsuki siempre terminaba entrando por "error" al salón incorrecto.

El maestro Yagi se encontraba dando la clase cuando la puerta fue abierta bruscamente.

— Oh, lo siento. — se disculpó, de nuevo se había equivocado de salón.

Mientras los demás alumnos se reían del repetido error de aquel chico, Izuku sonreía para sí mismo en su lugar. En realidad, Katsuki se equivocaba de salón intencionalmente.

— No puedes hacer eso, Kacchan. — reprendió.

— Sí puedo. — refutó.

Se encontraban en una de sus llamadas nocturnas diarias.

— ¡No! Te puedes meter en problemas.

— ¿Meterme en problemas por equivocarme de salón? — rió. —¿Eso es posible?

— No lo sé, ¿tal vez? A todo esto, ¿para qué quieres hacer eso? — cuestionó confuso, no tenía ni la mínima idea del porqué Katsuki quería comenzar a poner en práctica eso.

— Para verte. — declaró, el tono de su voz se volvió suave.

— ¿Para verme?

— Sí, no puedo hablarte cuando estamos en la escuela.

El chico de las estrellas • Bakudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora