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Las encontró en la cafetería; esperaba poder verlas con alguien sospechoso, pero no había nadie con ellas. Se encontraban solas.

— Oh, ¿ya tienes la carta? — preguntó Uraraka.

— Sí, no sé si lo hice bien, pero aquí está. — habló mientras extendía el papel perfectamente doblado.

— ¿Cómo que no sabes si lo hiciste bien? — cuestionó Uraraka.

— Sí, es que nunca he hecho algo así.

— ¡¿Nunca?! — gritó.

— Uraraka-chan, no grites. — regañó Tsuyu.

— Solo, toma la carta antes de que me arrepienta  — declaró. — Y una cosa más, ni se les ocurra leerla, ¿quedó claro? — advirtió.

Ambas asintieron al mismo tiempo, mientras Uraraka tomaba la carta.

— Te veré en la salida si es que te llega a contestar la carta; si no, tal vez te busquemos mañana, ¿okey? — explicó Uraraka.

— No es necesario, si la persona no me llega a contestar, respetaré su decisión, así que no fuercen nada. — aclaró.

— Está bien, pero por cualquier cosa te buscamos. — habló Tsuyu.

Katsuki se dispuso a marcharse cuando, por instinto, decidió voltear hacia atrás y lo único que logró visualizar fue cómo el par de amigas corrían entre la multitud, probablemente para ir a buscar a la persona detrás de todo esto.

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Sabía que las iba a querer matar; había dicho claramente que no quería que se enterara nadie. En cambio, ahora se encontraban con una carta de Katsuki entre sus manos y buscando la manera en la cual podrían explicarle.

No le habían contado absolutamente nada, pues sabían que iba a querer desaparecer de inmediato, así que se limitaron a decir una sola palabra, pero ahora necesitaban decirle. No podían simplemente contactarlo en la escuela, así que le mandaron un mensaje de texto.

«Holaaa, yo y Tsuyu necesitamos contarte algo, pero no podemos decírtelo aquí, así que nos tendremos que ver por la salida de emergencia detrás de la escuela al final de las clases.»

Aquel mensaje no tardó demasiado en ser contestado.

«Está bien, Uraraka-san, ¿pero por qué no me lo venían a pedir personalmente? Quiero decir, estamos en el mismo salón.»

«Esa es una de las razones por las cuales necesitamos verte.»

«Oh, está bien, entonces las veo más tarde, Uraraka-san.»

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Las siguientes tres horas de clase pasaron demasiado rápido de lo que les hubiera gustado, así que ahora se encontraban en el patio detrás de la salida de emergencia.

Mientras esperaban, pensaban en la manera de explicarle cómo fue que sucedieron las cosas, pues no sabían si mentirle o decirle la verdad.

Ellas se habían ofrecido para dejar aquella carta, pero no sabían que todo se saldría de control.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucharon la puerta abrirse.

— ¿Por qué me citaron en este lugar? Es algo raro estar en una zona como esta. — cuestionó un peliverde.

— ¡Izukuuuuuuuuuuu! Lo lamentamos mucho, prometimos que seríamos cuidadosas, pero todo se salió de control. — comenzó a hablar apresuradamente Uraraka.

— Espera, ¿de qué estás hablando, Uraraka-san? — preguntó confundido.

— Izu, hay algo que tenemos que contarte, pero creo que Uraraka está demasiado ansiosa por esto. — explicó Tsuyu.

El chico de las estrellas • Bakudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora