Capitulo Cinco

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Giuseppe Mildford

Entramos los cinco al hospital, aunque corriendo al estar lo bastante preocupados por lo que había pasado.

Al vernos las enfermeras nos indicaron rápidamente la habitación donde ya se encontraba Jake Brown, sin esperar mas sobre algo que dijeran las enfermeras entre en la habitación tomando por sorpresa al pobre chico que ahora tenía lleno de moretones el rostro.

Me acerque tomando una silla que estaba a lado de la camilla para sentarme a su lado, el solo me veía con un poco de dolor al soportar tanto los huesos rotos qué me imagino ah de tener.

Jake soy Giuseppe tu Alpha ¿recuerdas?.- Pregunte a lo que mire como asintió.- ¿Que paso en su trayecto hacia la manada?

El intentaba hablar pero algo impedía que su voz saliera y sus gestos me daban a entender que le dolía intentarlo.

No es necesario que hables, yo preguntaré y tu negaras o asentiras ¿de acuerdo?.- Le pregunté ganándome un asentimiento de su parte.- ¿Fue un accidente?

Negó repetidas veces.

¿Los emboscaron?.- Pregunte

Asintio levemente

¿Fueron vampiros?.- Le pregunté nuevamente

Negó

¿Lobos?.- Le pregunté un poco confundida

Asintió

¿Son de una manada vecina?.- Pregunte atando cabos

Asintió

¿Sixteer Moon?.- Pregunte cautelosa mirando como sus manos empezaban a negar al igual que su cabeza.- Garras filosas...?

Jake asintió rápidamente, la rabia me empezaba a comer desde adentro al pensar en el porque había hecho algo así contra su manada líder y sobre todo miembros de la manada aliada.

Me dirigí con rapidez a la puerta donde al abrirla me tope con quien era mi padre y Alfa de la manada Red Moon del cual no espere ninguna palabra cuando salí corriendo hacia afuera del hospital de la manada.

No me quedaría de brazos cruzados esperando que se arreglara con el Alfa actual sobre el comportamiento y las leyes quebrantadas de su hijo por lo que aun en mis seis sentidos decidí correr hacia las tierras de "Garras Filosas".

La lluvia empezaba a empaparme la ropa con rapidez ya que ahora caía con más fuerza sobre mi cuerpo, la ira solo se acumulaba y la sensatez de un juicio en la corte no me hacia mucha gracia.

Corrí con rapidez pasando el bosque lodoso, brincando algunos troncos y teniendo cuidado por todo el lodo que empezaba a formarse, supe que estaba en sus tierras porque el olor había cambiado.

Mientras más me acercaba el olor se hacía intenso y ahí es cuando mi parte lobuna grito de euforia al sentir aquella intranquilidad que yo había deseado no encontrar.

Mate! Mate! Corre es nuestro Mate!

Al escuchar aquellas palabras de Luna no tuve más opción que buscar ese empalagoso olor a malvaviscos con chocolate, corrí hacia donde el olor me guiaba esperando encontrar primero a quien sería mi pareja eterna y luego buscar a ese imbécil.

Pero algo no salió como yo esperaba porque al pararme de repente frente a ese rubio imbécil note que era el quien desprendia aquel olor tan empalagoso.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora