Capitulo Cincuenta Y Cuatro.

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Giuseppe Mildford.

Las tropas estaban divididas en tres.

Las tropas dirigidas por Daemon serían las encargadas de eliminar a todo guardia cerca de las entradas y dobleglar a los vampiros habitantes.

Las tropas dirigidas por Juulian se encargarían de limpiar los alrededores de las montañas y entrar a ayudar a Daemon si es que se le complicaba.

Mientras que las que yo dirigía se encargaría de limpiar el castillo por completo, no dejariamos a ningún guardia, consejal o alguien de alto rango vivo.

En este momento ya habíamos pasado lo que debería ser la barrera mágica pero al no sentirla confirme lo que me habían dicho antes, se había esfumado.

Las tropas empezaron a decender por un enorme agujero el cual había sido camuflado por algunos arbustos y una poción de alteracion la cual me había salido perfectamente.

Mis hombres ya se habían transformado pues debíamos ser rápidos y en su forma lobuna la velocidad aumentaba en un 30%, el túnel subterráneo qué había hecho Vivíane era un trabajo impecable.

Le debo un deseo, ella había sido la que estuvo creando este pasaje hasta donde los había mandado, el tamaño era perfecto y haberlo terminado justo ayer por la madrugada había sido excepcional.

Aunque por la cara de Lessandro a mi lado nunca se espero que avanzariamos bajo tierra, eso era lo que yo buscaba, que ni siquiera ellos se esperarán qué vendríamos por debajo de sus propios pies.

Juulian, cuando lleguemos al punto trata de posicionar a tus hombres en todos los alrededores no quiero ni una vía por donde alguien pueda escapar y ataca con sigilo no quiero que se den cuenta los de dentro.- Juulian parecía un poco entusiasmado pero me asintió a mis últimas palabras, el sabia que debíamos hacer todo con cuidado.- Daemon asesina a todo aquel que se niegue a doblegarse, cuando lo tengas cubierto abre las puertas para que Juulian entre.

Dije mirandolo, aquella chispa en sus ojos detonaba la impaciencia qué sentía.

Entendido.- Su respuesta fue clara y directa por lo que mi mirada se paso a Lessandro el cual miraba todo divertido.

Abrirás los túneles en silencio, no te quiero ni un segundo despegado de mi.- Aunque mis palabras salían frías y serias eso parecía lo opuesto para Lessandro pues el solo me dedico una sonrisa.

No me despegaría de usted nunca si me lo permitiera.- Su tono coqueto solo me sonó nefasto pero el gruñido a mi lado solo me hizo saber que había provocado una reacción de Daemon.

Nos tardaremos dos horas si vamos a buena velocidad así que no esperemos más.- Esas fueron mis últimas palabras hacia ellos pues me di la vuelta para estar frente a las tropas.

Al meterme en aquel túnel frente a todos pude ver sus caras impacientes, algunas nerviosas, pero también podía ver la rabia y el coraje en cada mirada, el rencor y sed de venganza que tenían en ellos me hacia sentir un ligero cosquilleo en el estómago.

Era extasiante.

Un enorme lobo de pelaje gris oscuro casi platinado se abrió paso entre todos los lobos que tenía enfrente, era inevitable saber que aquel era  Daemon en su forma lobuna, su tamaño era más grande a la mayoría de Betas qué había conocido pero la imponencia qué dejaba salir con su caminar o su simple mirada hacia que todos le dieran el paso como si de un líder se tratara, era un aura oscura qué detonaba respeto, claro que aquellos ojos verdes no faltaban para nada pero se podía ver una chispa entre dorada y amarilla avivarse mientras se acercaba a mi, su mirada no se despegaba de la mía y era tan hipnotizante el verlo que ni siquiera yo pude quitarla por un momento.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora