Capitulo Cuarenta y Seis.

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Giuseppe Mildford.

Estaba sumida en mis pensamientos mientras me dejaba guiar por Daemon el cual ya me había metido en lo que parecía ser una pequeña oficina en la clínica, podía notar su seriedad pero también un poco de preocupación en su olor, sus movimientos eran sumamente tranquilos, su respiración calmada mientras sacaba un botiquín y se acercaba a mi parecía hacerlo con delicadeza.

¿Algún lugar te duele en especial?.- Su pregunta me hizo pensar y es que la verdad ya casi nada me incitaba dolor.

La espalda supongo.- Dije con la mirada en la pared blanca frente mio.

¿Puedes quitarte la camiseta?.- El tono de su voz al preguntar parecía suave como una caricia.

Solo asenti mientras pasaba ya la tela un poco rasgada de mi cuerpo dejándome en un sostén negro, mi mirada se enfocó en mirar si tenía alguna zona afectada en el pecho pero parecían pequeños rasguños qué ya habían sanado, por el contrario Daemon no me miro al pecho en ningún momento y solo camino para estar detrás mio.

Tienes algunos rasguños profundos, solo desinfectare la zona y pondré un poco de hierva adormecedora para que no te duela en lo que sana.- Esas fueron sus palabras mientras yo escuchaba qué sacaba cosas del botiquín.

Pero lamentablemente mis pensamientos no estaban ahí con el, con esa situación, mis pensamientos estaban atascados en las miradas de todos al verme llegar en mi forma lobuna.

Parecían preocupados y asustados...

El hecho de ser un lobo oscuro en una manada era de suma preocupación, pero si el lobo era el Alpha eso lo multiplicaba por diez, no estarían seguros si sería capaz de controlar sus emociones o guiarlos de la buena manera, eso me decepcionó un poco.

El pequeño algodón bañado en alcohol paso por la piel de mi espalda causando un ardor leve por algunos lugares, pero podía notar que trataba de no tocar demasiado fuerte, lo hacía con sumo cuidado con una delicadeza extrema , como si no quisiera dañar más.

No deberías preocuparte por lo que eres.- Su voz sonó dulce y de algún modo preocupada.- Salvaste a mucha gente el día de hoy y eso es lo que te hace una Alpha ejemplar.

Un lobo negro no es buena señal.- Respondí a su intento de consolación un poco sarcástica a lo que sentí como su pecho caía en mi espalda y sus brazos me rodeaban en un abrazo.

Eres más que un lobo negro, eres su Alpha, su protectora y  si ninguno de ellos lo ve así, yo te veré con la admiración de diez mil hombres si es necesario.- Su aliento chocaba en mi cabello y un ligero beso plantado en mi cabeza me hizo sentir aun más protegida, no solo sus palabras me habían hecho sentir mejor, su calidez y dulzura habían sido reconfortantes.

Gracias...- Fue lo único que pude decir mientras tomaba sus brazos en mis manos para responderle el abrazo.

Durante un buen rato permanecimos así, sentía su latido en mi espalda y su respiración en mi cabello, mis manos apretaban sus brazos suavemente y por un solo momento me deje consolar por sus brazos.

Te pondré la hierva.- Dijo dejando de abrazarme.

¿Cómo sabes sobre curación?.- Pregunte al mismo tiempo que el pasaba su mano por mi espalda esparciendo lo que se sentía como una crema sedosa.

Se muchas cosas, pero esto me lo enseñó mi madre.- Dijo con un toque de melancolía.

Entiendo ella debe ser una...- Mi habla fue interrumpida por un sonido que hizo a Daemon quitar su mano de mi espalda.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora