Capitulo Treinta Y Ocho.

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Giuseppe Mildford.

Mis pasos en aquella tierra empezaban a sonar cada vez menos por el simple hecho de que ya era lodo lo que había bajo mis zapatos , la lluvia estaba empezando a intensificarse con total dureza mientras caminaba lentamente para no tropezar , pero el sonido de las gotas caer eran como un zumbido.

Hice a un lado mi cabello el cual estaba empezando a pegarse en mi rostro por estar completamente empapado , pero no tuve tiempo de reaccionar cuando algo me estampó contra un árbol dejando mi espalda en el tronco , al alzar la vista solo pude ver aquellos ojos verdes mirarme con intensidad mientras los mechones de su rebelde cabello mojado paseaban por su frente y rostro , una de sus manos sostenía las mías con total dureza arriba de mi cabeza mientras la otra estaba pegada a lado de mi cintura recargada en el árbol.

Daemon...?.- Mi voz salió un poco confundida por su acción pero intrigada.

Lo siento preciosa pero no soporto ese maldito olor en tu piel.- Dijo mientras se acercaba a mi cuello descubierto dejando que su aliento caliente chocará contra el.

¿Que olor?...- Preguntó un poco aturdida aún.

Eres mía Giuseppe , tenía ganas de arrancarle las manos a mordiscos a ese brujo de mierda.- Alegó contra mi cuello en total rabia.- Su maldito olor está en ti aún...

Dijo con asco mientras olía con total libertad mi cuello haciéndome sentir escalofríos , su maldita actitud celosa y dominante me estaba poniendo nerviosa pero sin dudad cuando empezo a pasar su mano por mi cintura me hizo querer soltarme del agarre de su mano la cual solo se intensifico mirándome.

No te atrevas , te quitaré su asqueroso olor , su maldito toque , quitare todo hasta que solo pueda olerme a mi en cada rincon de tu cuerpo.- Habló con su voz ronca aun mirándome , se podia ver la determinación en su mirada pero también los celos , celos que empezaban a hacerme temblar por el éxtasis...

Su mano continuo dando caricias por mi cintura aún con la ropa de por medio podía sentir como el calor de mi cuerpo empezaba a desprenderse por solo su mano rozando , bajo a las caderas presionandolas un poco hasta que finalmente sentí como todo su cuerpo estaba aprisionando el mío contra ese árbol , tan jodidamente cerca que me estaba llevando a la locura el no poder tocarlo...

Subió lentamente sin tocar de más , pero puedo jurar que cada maldito roce me hacia querer suspirar por el ardor que me provocaba , paso por el medio de mis senos sin tocarlos pero aunque fue solo su dedo pude notar como lo pasaba lentamente dándome a entender que lo estaba disfrutando , hasta que finalmente llegó a mi cuello en donde lo tomo entre su grande mano presionandolo lentamente sin ser brusco , quería dejarme en claro que era suya...

Me miró con aquel destello en sus ojos , la lujuria sobresaltaba pero el dominio era lo que me mantuvo atenta a ellos , su sonrisa era meramente satisfecha mientras se acercaba a mi rostro lentamente hasta dejar nuestros labios a pocos centímetros de cerca , nuestras miradas se encontraban en una pelea de dominio entre el verde y el aqua.

Tan malditamente mía...- Dejo en claro dejándome escuchar su sexy voz ronca mientras formaba una sonrisa traviesa.

Ahí bajo la lluvia que nos mantenía completamente empapados me tenía atrapada en la red de su toque y sus ojos , su respiración contra mi boca me tenía temblando me hacía darme cuenta que ambos estábamos agitados pues el calor de nuestro interior salía en cada respiración haciendo que el humo de cada uno se mezclara en el aire frio.

El sonido de la lluvia era fuerte pero sin dudas tanto el como yo oímos el caminar de alguien hacia donde estábamos, su agarre en mis manos se suavizo mientras que el de mi cuello se intensificó un poco haciéndome suspirar por sus dedos apretando suavemente, tome como ventaja el hecho de tener un agarre flojo en mis manos por lo que no espere y le di tremenda patada en la espinilla de su pierna izquierda haciéndolo caer en una rodilla confundido por lo que acababa de pasar en segundos, su agarre en mi cuello había caído junto con el y no pude evitar darle una cucharada de su propia medicina , tome su mentón con un agarre fuerte haciendo que me mirara a los ojos aun más estupefacto.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora