Capitulo Cuarenta y Siete.

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Alec Lerada.

Los días por fin habían cesado de mi terrible castigo y los grilletes en este momento estaban siendo abiertos por este brujo que tanto eh odiado desde la primera vez que lo vi.

Ya no podrás atormentarme de ahora en adelante.- Digo mirandolo a lo que me sonríe burlonamente.

No te preocupes, tu propia conciencia lo hará.- Dijo con aquel tono burlon de siempre, pero preferí ignorarlo.

Alfa Alec eh venido a recogerle.- Carson el Beta de mi padre habló detrás de nosotros haciéndo que lo mirara fijamente.

Necesito ver a la Alpha Giuseppe antes.- Dije caminando con clara lentitud por mi pésima condición física ahora.

La Alpha Giuseppe no está en América señor.- Dijo con nerviosismo haciendo que mi enojo y frustración empezarán a mezclarse.

¿Como que no está en el país?¿Donde mierda esta?.- La voz de Leion junto a la mía se estaban mezclando gracias al enojo por saber eso apenas pero la risa del brujo detrás mio me hizo mirarlo de inmediato.- Tu sabes algo verdad ¿donde carajos esta?

Grite mirandolo fijamente, el nudo de enojo en mi garganta se incrementaba con el paso de los segundos pero su sonrisa amarga me hizo mirar que no me diría absolutamente nada.

Tengo estrictamente prohibido dar información detallada sobre Giuseppe, pero creeme perrito aun si no me lo hubiera prohibido no te diría un carajo.- Dijo sonriendo a lo que me le acerque lo suficiente para estar cara a cara.

Estas en mi manada, no puedes hablarme así.- Dije notando su sonrisa ensancharse.

Estoy bajo ordenes de la Alpha Giuseppe y también soy el líder del clan Afternok así que dame el mismo respeto que merezco perro idiota.- Sus palabras tan marcadas me hacían sentir aun más rabia y el solo tener el pensamiento de mandarlo a estrellar contra el árbol detrás de él me seducia.

Alfa Alec no puede golpear al líder de los brujos esta prohibido y si lo hiciera entraríamos en guerra.- La voz de Carson me hizo soltar un chasquido mientras volteaba para caminar hacia el auto.

Sal de mi manada brujo de mierda.- Dije finalizando la conversación miéntras me subía al auto, no mire atrás ni un segundo pero supe que se había ido con aquella sonrisa que odie todos estos días.

El auto arrancó apenas Carson entro en el, el bosque a medida que avanzaba cambiaba enteramente su color al alejarse del árbol sagrado , el sol brillaba con fuerza miéntras qué en mis pensamientos reinaba aquella mirada azulada.

¿Cómo la contactaria?

Estoy completamente seguro de que no querrá verme ni en pintura, el Alfa Obrerk tampoco creo que me quiera dar su localización y ni hablar de mis padres.

El hecho de que haya cumplido con mi castigo no quiere decir que tendré perdón absoluto hacia la gente que afecte, mucho menos de los líderes de aquella manada a la que pertenecen.

Deberé pensar en eso otro día, pero no quiero tardar tanto tiempo, le prometí a Leion que tendríamos la oportunidad de hablar con ella una vez más, al menos para disculparme por mi estupidez.

Los gritos dentro de mi casa se escuchan apenas se detiene el auto por lo que me bajo al instante caminando hacia la puerta la cual se abre apenas estoy frente a ella.

Los gritos parecen ser de mi padre y mi madre pero puedo escuchar los sollozos de alguien más, subo rápidamente las escaleras hasta llegar al estudio de mi padre, al abrir la puerta me encuentro con mi madre sentada en la silla frente al escritorio de mi padre y a Rous justo a lado llorando.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora