Anthony
La noche había partido demasiado bien, era nuestro primer fin de semana trabajando en el pequeño bar que habíamos inaugurado hace una semana y estaba yendo todo demasiado bien como para notarlo. Husk era el bar tender de 20hs a 00hs pues luego lo cubría un amigo suyo. A las doce comenzaba la ronda de apuestas y los sábados de tango.
— ¿Estás listo? — Husk sabía que esa era mi hora favorita, bebiamos unos tragos mientras apostabamos en grande con almas ajenas, comenzó a ser divertido cuando gané unas cuantas almas, y no disfrutaba mucho del póker así que primero dábamos la ronda de póker y al final seguíamos con el blackjack. Muchas veces le he ganado a él pero en su mayoría, éramos un equipo. Le jodia el alma a muchos demonios, las apuestas eran grandes y el bar cada vez era más reconocido... Literalmente nos habíamos vuelto Overlords de apuestas.
— Más que listo, que empiece esto. — Yo solía usar vestidos largos y ajustados, las mangas hacían verme más elegante y portaba de vez en cuando joyas como collares, pendientes y en ocasiones muy especiales anillos. — Primera ronda de apuestas, el sótano está abierto. — Abrí la puerta para que todos los demonios, usualmente hombres, pasaran a su ronda de gastar dinero, y cuando dije que era gastar dinero era mucho... Demasiado. En varios momentos yo tenía la tendencia de hacer trampa pero, era casi nula, de todos modos muchos lo hacían y tenían Ases bajo las mangas.
Las noches eran tranquilas, y cerrabamos en la madrugada, solo eran cinco horas de juego y era suficiente para mi y para Husk. Él dirigía la mesa de Póker y yo la del Black, de vez en cuando lo buscaba con la mirada así sonreírle o mandarle un beso, guiño, o a veces me acercaba como en este momento.
— ¿Quintas rondas? Son tus favoritas...— Me puse detrás suya mientras fumaba un cigarrillo y se lo regalé. — Veamos tu jugada... Ugh, es horrible... Y ¿Tanto apuestas? — Sonreí de lado, sí era una mala mano pero le garantizaba una victoria justa nene.
— No te quejes piernitas... Hoy no tuve una buena noche... — Con una mano abrazó mi cintura, acercandome a él. Esta era mi parte favorita de la noche, cuando podía pasar dos minutos sin que nadie me note. — ¿Tienes hambre?
— No, probé los platos especiales del chef y ello me puso satisfacer al menos un largo rato ¿Tú? — Recosté la cabeza en la suya, abrazando su cuello con ternura, entrelazó nuestras manos antes de besar la mía. — Estás cariñoso...
— Como siempre, nene. — Tiró todas sus cartas. — A su casa niños. — Todos en la mesa, que eran como cuatro demonios a punto de arrancarse la cabeza, creo que dos dieron su alma y los demás solo se levantaron, amaba mucho el hecho de que Husk solo jugaba unas cuantas partidas, no eran más de cuatro, y esta era la tercera.
El jazz y el sonido de las cartas mezclarse se hacían escuchar en todo el lugar, estaba bastante contento en como el poco tiempo que estuvimos recaudando todo para ser grandes estaba resultando, todo iba demasiado bien hasta que...
— Husky... Última apuesta. — Él asintió y se levantó, el reloj había marcado las 04:30 Y en media hora debíamos cerrar. — Ah~ fue un placer conocerlos a todos pero me despido, sigan sin mí. — Los hombres resongaron y se quejaron pidiéndole una última ronda, obviamente Husk se negaba cada vez que lo intentaban, tomé su brazo y él guardó las manos en sus bolsillos, con una sonrisa. — Quién diría que todo funcionó y está yendo muy bien...
— Con esa voz, cualquiera vendría a este lugar solo para oirte cantar y admirarte... — Salimos de nuestro lugar, lo solté y tomé entre mis manos un pequeño bolso donde estaba mi móvil y unas llaves extra del bar.
— ¿Admirarme? El único que lo hace eres tú... — Sonreí viéndolo poner llave a la puerta y un candado, la mayoría de los demonios vecinos no eran malos, así que nadie destruía el lugar ni lo rompía, de lo contrario lo sabríamos. Habían cámaras y demás cosas que evitaban el paso a muchos.
La vida así nos iba bien, no habían pleitos ni nada, incluso habían pedido matrimonio a varios demonio en nuestro bar, y no estaba más que orgulloso de nosotros.
— Husky... ¿Piensas que es buena idea?
El silencio invadió ese momento, su rostro se volvió oscuro y soltó un suspiro, muy denso.
— Todo contigo es buena idea.
Y me besó antes de comenzar a conducir e ir al hotel.
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I always win. •Huskerdust|
FanfictionTodas las veces que Ángel intentó escapar de Valentino no fueron posibles, y él sabía eso así que un día le pide a Husk un gran favor que podría costar el alma de ambos...