Capítulo 21 •|• Sin fines.

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Angel

Estaba demasiado nervioso, las manos me temblaban y abrazaba mi cuerpo con dos de mis brazos, miré al techo, suspirando rindiéndome ante la situación que me encontraba... Hasta que recordé que Husk tenía mi alma.
Me quité todas las prendas y vestí mi desnudez con una bata de baño.

— No debería... — Pensé dos veces si hacer lo siguiente, pues mi corazón latía con fuerza cuando mis pies dieron pasos hasta el baño donde podía oír las gotas caer, el humo tan gratificante tocando mi piel fría... Y allí estaba él, mojado, completamente desnudo dentro de la tina, sus brazos posaban el alrededor de su bañadera. — Uhhh.... pensaba si... Podía acompañarte... — Jugué con el sobrante de las tiras de tela que sujetaban la prenda, así mi cuerpo no se veía.

— Entra. — Se hizo a un lado, dándome espacio, lo cual acepté y me desnudé con nerviosismo, sus ojos estaban clavados en mi, y eso me ponía aún más nervioso... Sin previo aviso me metí con él, estando de espaldas suya, sentí como sus brazos rodearon mi cintura, acercándolo más a su pecho húmedo. — Quería algo relajante, no te esperaba, pude haber puesto algunas velas y traer fresas de chocolate... — Sentí su sonrisa, no pude responder, realmente estaba avergonzado.

— Umm... Husk... — Al dar vuelta mi rostro pude encontrar el de Husk, su mano viajó hasta mi mandíbula, inclinándome aún más hasta él así besarlo, nuevamente ese típico beso caliente, que necesitaba como antes, como si me faltara el aire y solo Husk tuviera el oxígeno específico para mi. Sus manos bajaron hasta mis muslos, colocándome encima suyo, su pene rozaba mi... Tragué al separarnos del beso, jadeando bajé la mirada hasta su cuerpo, tocándolo y admirando cada parte.

— ¿Te gusta? — El darme cuenta que estaba siendo muy descarado, puse las manos alrededor de mi cuerpo, estaba quieto, hasta que las tomó nuevamente, poniendo dos en sus hombros volviendo a sostener mis piernas y... Como si fuera una pluma estaba encima mío, en una posición tan prometedora a mi parecer, aunque, de repente sacó esas cadenas y a diferencia de Valentino, Husk se veía bien con mis manos atadas sosteniéndolas. — Porque a mí me encanta la vista... — Bajó la mirada admirando cada centímetro de mi desnudo cuerpo, mordiendo su labio inferior así bajar y besar mi cuerpo. — Anthony...

— Uh.. Husk... Una pregunta... — Se detuvo y me observó con ternura, acariciándome. — Yo... ¿Te gusto? — Su ceja se arqueó con duda, se puso derecho y con la excusa de la posición acarició mis piernas. — A veces lo dudaba y ahora pienso que lo haces por obligación... — Desvié la mirada, avergonzado.

— Piernitas... — Tomó su pene y comenzó a frotarlo con mi entrada, esto me causó un grave sonrojo, me obligó a mirar rápidamente a su acción. — Si no me gustaras no estaría así de duro. — Su sonrisa se asomó, dándole protagonismo a una risa divertida. — Descuida, no haré nada que no quie-

— ¡Quiero! — Me sobre salté, moviendo el agua, había caído un poco de esta. Sus cejas se alzaron y vaciló con las manos, acariciando mi cuerpo. — O... Sea... Está bien, si quieres... Claro. — Negar que me estaba calentando de manera abismal sería mentira, realmente me estaba excitando la situación, el agua, Husk encima mío... Mi mente quería una cosa.

— ¿Si quieres? — Volvió a tomar la parte trasera de mis muslos así sentarme encima, con su pulgar acariciaba mi cintura, daba besos tiernos en mi cuello. — Terminemos la ducha... Y veremos qué sucede. — Dio un último beso a mi mejilla, mis manos viajaron por sus hombros, opté por una pose cómoda encima de su regazo y bueno, así fue. Tomamos una ducha y al finalizar...

— Anthony...~ — Sus susurros eran un deleite, más cuando eran gemidos los que se oían, cada beso y jadeo me volvía más loco y estar debajo de él no ayudaba a mi erección. — Quédate ahí... — Lamió sus dedos y comenzó a jugar con mi entrada, intenté alejar sus manos pero de repente una cadena me detuvo. — Tranquilo... No te haré daño, lo prometo. — Volvió a besarme con más ganas esta vez, todo mientras estimulaba mi interior, el haberme dejado tanto tiempo sin tener sexo al parecer me desacostumbré a ese tacto... Pero no tenía comparación lo de Husk. Sus toques me hacían temblar.

— Mhh.... ~ ¡Ah! — Un gemido se escapó de mi boca al sentir unas leves embestidas por parte de sus dedos, de repente rozó su pene con cuidado. — Husk... Amm... — Las palabras querían salir pero en lugar de eso fueron gemidos, entró completamente en mi, con cuidado, sentía mi interior bombear de placer, daba leves embestidas así acostumbrarme. — ¡Ah!~ E-Espera... — Me sentía avergonzado, sus ojos divagaban por todo mi cuerpo, mordiéndose el labio al mismo tiempo que lo acariciaba.

— En serio eres lindo... — Tomó mi nuca así acercarme a él y besarnos, sus caderas se movieron así penetrarme mejor, fácilmente llego a mi punto G, sin parar de darme embestidas allí. — Anthony...~ — Otro gemido salió, volviéndome un poco más loco de lo que ya estaba, intenté masturbarme pero me cargó con fuerza, ya estaba en una posición algo curiosa, alzaba una pierna mía mientras la otra descansaba en su cintura. — Quiero hacerte sentir bien... Llegarás al límite. — Dicho y hecho, me hizo llegar al límite.

No sabía cómo este idiota duraba tanto, en horas que estábamos haciéndolo no se vino ni una sola vez... Cuando yo...

— ¡Husk!~ Ah~ P-para~ — Estaba echado en la cama cuando él aún me embestía, repetidas veces, de manera muy lenta, sus manos me masturbaban con continuidad. No podía más. — ¡Y-ya!~ Ah~ — Más gemidos aumentaron su volumen en cuanto me colocó en la típica posición del misionero, puso mis piernas en sus hombros y dio una leve pausa. — A-ah...~ — Solté varios jadeos viéndolo con una sonrisa. — Al parecer eres un misterio Husky...

— ¿Tú crees? — Volvió a acomodarse, esta vez se arrodilló, aún sostenía mis piernas sobre sus hombros. — Me gusta esta vista... — Realmente cada extremidad en mi ser temblaba, no importaba la pose, estaba demasiado excitado como para sentirme tranquilo. — Y más con estas temblando... — Apretó mis muslos, lo cual me hizo soltar una risa.

— Por el pentagrama... ¿Cuándo te vendrás? — Mi pecho subía y bajaba pero empezó a disminuir su rapidez. — Parece que te aguantas mucho...

— Podría estar días haciendo esto... Y Anthony, hace rato me vine. — Eso me sorprendió, no había sentido fluidos algunos dentro mío, lo cual me hizo intentar sentarme, fue imposible, Husk seguía dentro mío y pronto, como si amara provocarme, dio leves embestidas en mi punto. — Ajá~ Hagámoslo de nuevo~

— P-para~ No siento las piernas~ — Mordí mi labio queriendo morir en ese mismo instante, otra vez, me había venido, tenía demasiada sensibilidad en ambos lados, pero Husk parecía no tener problema alguno en seguir. Y carajo que esa noche fue genial.

I always win. •Huskerdust|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora