Capítulo 20 •|• Un nuevo mundo.

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Husk

Tenía que aclarar mis dudas ante todo, y como Anthony no quería dármelas, las descubriría por mi propia cuenta. Y eso hice, me puse los zapatos antes de ir a un gran edificio de placer que Valentino creó, tenía recuerdos de la última vez que estuve allí... Yo tenía el alma de Anthony y ese idiota se la robó  nuevamente.

Entré a ese infierno, con las manos en los bolsillos, me sentía relativamente calmado, traía unos tragos de whisky en el estómago, había tomado un poco pero, de todos modos, aún sentía las náuseas y algo de miedo ante la situación que se presentó.

— Husk... — Su sonrisa lasciva, peligrosa y horrible, su diente dorado era muy llamativo a mi parecer. Abrió las puertas dejándome ver cómo estaba un gran set armado, traía una túnica larga y botas. — Pasa, sabía que vendrías... — Bajó la cabeza, amenazante hasta que se corrió a un lado dándome lugar.

— Me alegra que lo sepas. — Caminé hacia Valentino quien me guio hasta una habitación privada, habían vinos, dos copas, un sofá y un imp, me llamó la atención ese demonio pero solo lo pasé por alto. — Qué lindo... ¿Acá robaste el alma de mi Anthony? — Voltee a verlo de manera fulminante, con una sonrisa forzada en los dientes, Valentino soltó una risa cerrando la puerta detrás suyo.

— Ja... Si fuera tuyo te habría dado su alma desde un principio. — Creyó que podría dañarme con tal estupidez, solo me saqué mi saco, dejándolo sobre el respaldo de una silla mientras reía muy levemente.

— Si él supiera de mi existencia mucho antes de la tuya, asegura que en mi vida me aparecería por estos lugares. — Ambos nos sentamos, frente a frente, cuando abrió la botella de vino. — No bebo vino. — Él se levantó, viéndome y preguntándose con la mirada. — Whisky barato.

— ¿Qué quieres? — Fue hacia una bodega donde yacían muchas bebidas, whisky, tequila, vinos, etc. — ¿Whisky barato... ? — Sacó una botella y la abrió, observé con curiosidad sus acciones, hice una seña con la mano, dándole a entender que lo beba primero, dio un sorbo tremendo a la botella, alcé las cejas demasiado sorprendido pues realmente no esperaba esa reacción tan repentina. — No tiene drogas. Desconfiado.

— De hecho, no era por eso, pero gracias de todos modos. — Le quité la botella, así servir a ambos, y ni más alzamos ambos vasos él lo chocó contra el mío. — Brindo... Por Anthony. — Su semblante se tornó serio y macabro, tal vez podía deducir qué diría.

— Brindó por Angel Dust, y su alma. — Al beber todo el whisky casi de inmediato cayó al suelo, el imp se alarmó pero lo dormí de igual modo, dejándolo en el sofá acostado, y pues como quien dice, los poderes que yo tenía al ser un overlord era la magia de la ilusión, así que eso hice, convertí el cuarto en un galpón gigante, até a Valentino en la silla y prendí un cigarrillo, fumándolo de vez en cuando, dando una calada suave así dejar el humo invadir mis pulmones así al final dejarlo salir, el demonio aún estaba dormido, al parecer no se había dado cuenta de las pastillas que dejé en su vaso, quién sabe, tal vez eran demasiadas para contarlas... — Mmh... — Su cabeza se movió, aunque sus extremidades no pudieron hacer lo mismo. Comenzó a desesperarse. — ¡¿Qué carajos!? ¡Suéltame!

— Eso es inútil. — Dejé escapar el humo nuevamente, ante su rostro, y vertí el resto de whisky en su cabeza y cuerpo, empapándolo en el licor barato. — Quédate quieto o te mataré.

— Tsk... Como si tuvieses las agallas de hacerlo. — Sonrió alzando el rostro, abrió las piernas pues pisé con fuerza su entrepierna. — ¡Idiota! ¿Sabes cuánto vale este pene? — Pegó un grito intentando intimidarme pero solo le devolví aquella sonrisa que me dio al principio.

— Claro, pero pronto no valdrá nada. — Sostuve mi rostro con la mano, viéndolo de manera desafiante, quería hacerlo llegar a su límite, lo cual era demasiado fácil pues Valentino tenía la habilidad de enfadarse fácilmente. — Como tú poder aquí. — Saqué una soga estirándola y enrollándola en mi brazo. Me volví a parar, caminando hasta quedar detrás del más alto, notaba su nerviosismo a kilómetros. — Dame el alma de Anthony. — Estaba de espaldas suya, no podíamos vernos pero si sentía sus manos temblar cuando la soga tocó su cuello y empezó a ahorcarlo. — O tendré que arrebatarla de tu cadáver...

La tensión se incrementó cuando sus piernas se movieron, queriendo huir, aunque intentaba mantener la calma, esa tranquilidad no existía, abandonó su cuerpo desde que la soga se volvió más angosta en su cuello.

— ¿¡Estás loco!? Ja, Angel jamás querría verte si haces esto, él me pertenece ¡Siempre será de mi propie...a-agh! — No aguanté su voz tan irritante así que clavé un cuchillo en el hombro derecho, cerca de una articulación. — ¡Ah! — Su quejido me hizo suspirar.

— Dame su alma y saldrás con vida Valentino, no es tan difícil... Además, es tu última vida ¿No? — Apagué el cigarrillo con su mejilla, volvió a quejarse de dolor, era raro ver a un demonio tan poderoso así, tal vez tenía un plan cuando ese humo rojizo apareció por debajo de mis pies, demasiado predecible. Lo ahorqué con fuerza, ese humo se esfumó rápido. — Qué terco eres... — Le enseñé una pequeña navaja, la cual pasé por su cuello. — Tres...

— ¡Jamás! — Voltee los ojos ante su maldita terquedad, me estaba cansando.

— Dos... — Puse un espejo delante de él y de mi, el reflejo de sus ojos vulnerables me generaba poder, mi camisa y manos se habían manchado de la sangre que se derramaba por su hombro ya herido. No me importó. — Uno. — Levanté la navaja en dirección a su ojo pero su grito me detuvo la acción.

— ¡Está bien! — Su labio temblaba y se curvó una sonrisa, apareciendo el contrato de Anthony. — Es tuyo pero, déjame libre. — En eso tomé el contrato, cambiando su nombre al mío, por fin Anthony volvía a pertenecerme, no se sentía diferente a la primera vez, solo que ahora no se lo devolvería tan fácil.

— Hasta creer que dejaré a una escoria como tú vivo. — Lo apunté con un revólver, el gatillo se apretó rápido y como una luz la bala salió, golpeando la frente de Valentino, dejándolo inmóvil y manchando mi rostro con un poco de su sangre. — Ugh... Lo que faltaba.

Dejé ese maldito lugar mientras todos me miraban salir aterrorizados, como si no hubieran visto a un Overlord matar a otro, que irónico.
Volví al hotel y al abrir las puertas estaba limpiando mis manos y lo que pude de mi camisa, la sangre no saldría fácilmente, en absoluto, hasta que alcé la mirada y tenía a cien demonios a mi alrededor.

— ¡Husk! ¿Estás bien? — Mi ceja se curvó en duda. Claro que lo estaba.

— Parece que vieron al mismísimo Lucifer... Cálmense. — Solo mis ojos pudieron dirigirse a un demonio, Anthony, ahora su alma volvía a ser mía junto a todas aquellas que Valentino poseía, pero me importaban poco. — ... — Comí con la mirada a mi chico, luego caminé unos pasos hasta las escaleras. — Iré a dormir, disculpen la preocupación...

— Husk... — Fue lo último que pude escuchar antes de entrar a mi cuarto, al parecer Angel también entró...

Solo pude sentir como el agua tibia limpiaba cada parte de mi alma. Y como Anthony estaba acostado en mi cama.

I always win. •Huskerdust|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora