Capítulo 18 •|• Husk, por favor.

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Angel

Era todo un maldito dolor de cabeza con Husk enojado, aunque entendí completamente su enfado no me terminaba de enterar su plan tan complejo de ser Overlord, nuestro Bar alimentaba su poder pero fue disminuyendo desde la noticia de Val y yo, tal vez de algún modo dejé la energía tan carismática y las apuestas no eran lo mismo sin él y su suerte.

Charlie... Crees que podrías ayudarme con Husk... — El semblante de Charlie había cambiado, ella estaba muy ocupada con el hotel y la nueva remodelación, habían muchos pecadores que seguían sus planes de volver al cielo y bueno... Yo había perdido esa oportunidad, y nada me dolía más que tener a Charlie en mi contra también. Se lo había contado a ella primero y obviamente, no le gustó en absoluto la idea de entregar mi alma, sobrio y consiente de mis acciones.

Angel, no creo que sea buena idea entrometerme entre ustedes. Husk te dejó muy en claro lo que pensaba, sentía e incluso lo que haría si vuelves a darle tu maldita alma a ese... — Masajeó su cien, pensando y suspirando, sus ojos voltearon nuevamente a los míos, su mirada cambió totalmente a una de repugnancia. — Sabías lo que hacías, no hay vuelta atrás. El dar tu alma es una decisión tomada. — Ella portaba unas cajas bastante pesadas y se notaba, intenté ayudarla pero hizo un amague de no necesitarme, froté mis manos entre ellas y solo agaché la cabeza, apenado y con lágrimas en los ojos, el pecho me dolía al igual que el trasero. Todo era un gran bingo de dolor.

Comprendo... Gracias, de todos modos. Iré a mi cuarto por si necesitas algo. — No corrí, no lloré, no sufrí hasta cerrar la puerta de mi habitación, me eché al suelo y dejé el dolor de mi alma en ese suelo.

No podía explicar exactamente todo lo que sentía en ese momento, recordar a Valentino teniendo una mafia completa para matar a Husk era traumático.

Sé que la mayoría dirá "Eres un idiota" "¿Por qué se la devolviste?" Pero ninguno sabe lo que sucedió exactamente, y yo les diré qué pasó.

Estaba cerrando el bar cuando un cliente había permanecido, obviamente como buen dueño lo quise echar del lugar pero este desiste, y bueno, intenté sacarlo, como no estaba Husk debía ser algo duro en tanto la situación.

El muchacho se había negado varias veces, traía una increíble túnica oscura con encajes dorados falsos, al quitarse la prenda pude notar al idiota de Valentino y...

— Oh, Angel Dust, qué sorpresa ver que tu bar de porquería funciona... — Sus pies se movieron alrededor mío y mi corazón comenzó a latir de manera continua y acelerada, pude verlo con una gran y divertida sonrisa. — Y dime... Dónde está ese maldito que me quitó mi preciada alma. — Había hecho una pausa así acariciar mi mejilla, rápidamente la aparenté, viéndolo con enojo.

— ¿Qué mierda quieres? — Con el corazón en la boca y la pistola en la espalda baja alcé la voz. — Nadie te molesta, vete ya. — Se volvió a acercar a mi, a mis espaldas arrebatándome mi arma. — ¡Dámela!

— No, no, no, no Angel... Deberías tener mucho cuidado con lo que haces... — De repente llegó un pequeño imp con una televisión la cual mostraba una escenografía donde estaban al menos mil pecadores con armas y objetos de tortura. — No me importaría lastimarte... Pero te mantendré vivo, y ese maldito gato apestoso morirá en tu lugar. Fue una distracción para mi negocio de placer... Angel dust  ¿Tuviste tal confianza de que te dejaría libre así como así? — Su sonrisa mostraba los espantosos dientes afilados, tan grotesco que se me revolvió el estómago, acarició mi mejilla con suavidad, causándome un escalofrío... Pero no era un escalofrío por nervios, sino por miedo. — Lo mataré si no me devuelves lo que me pertenece.

En ese momento había tomado mi cuello de manera fuerte, quitándome la fuerza de respirar o mantenerme consciente, lanzó mi cuerpo hacia el sofá acariciando mi cuerpo, estaba inmóvil, era imposible para mí hacer algo...

Había tomado un poco de molly y abrió mi boca a la fuerza, drogandome, siempre hacía eso cuando me negaba a tener sexo con él, parecía que hacía efecto por el nulo consumo que tenía acerca de las drogas, estaba limpio y Valentino lo sabía perfectamente.

— Déjame... — Y esa noche habíamos vuelto a hacerlo, en contra de mi voluntad. Habíamos estado un largo rato, yo obedeciendo y él mandando sobre mi cuerpo, cuando la tortura acabó me encerré en el baño, llorando y queriendo arrancarme la piel y nacer nuevamente. Odiaba mi cuerpo y a él, como lo había arruinado, hacía lo que él quería como si fuera suyo, pero yo JAMÁS lo fui, siempre le perteneceré a Husk. Aunque no quiera verme y le repugne. Yo sigo amándolo.

Sentía muchísima desesperación, quería en serio morir en ese instante, abracé mi cuerpo con mucha fuerza con todos mis brazos hasta que escuché unos pasos, temí por mi vida si era Valentino pero vi una cabellera larga y piel grisácea.

— ¿Ángel? — Se arrodilló, de inmediato sequé mis lágrimas y me levanté. No sabía qué hacía Vaggie aquí, pero de algo estaba seguro y es que ella estaría para mí, ¿Cómo lo sabía? No lo sé, solo así me sentía, comprendido— Estás... ¿Bien? — Miró mi rostro, pero solo me había dado más vergüenza eso, tenía marcas en el cuello y ella se quitó el saco que traía puesto, así ponérmelo.

— Valentino... — Mi voz fue incapaz de pronunciar otra palabra antes de quebrarse, la garganta se me había cerrado y las lágrimas cayeron mucho más rápido y de manera abundante, ella me abrazó y ayudó a levantarme. No tenía idea que la persona con la cual me llevaba relativamente "mal" sería la única que me apoyaría en tales momentos... y se lo agradecía.

Luego de allí habíamos vuelto al hotel, Vaggie se lo contó todo a Charlie y ella... Simplemente me dio la espalda, creyó que yo le había dado mi alma a Valentino a voluntad propia como se lo había dicho a Vaggie, pero ninguna sabía... Que me violó y drogo para obtenerla.

I always win. •Huskerdust|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora