Capítulo 17 •|• Esto.

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Husk

Sabía que esto pasaría, tenía muy en cuenta el dolor de cabeza que él me causó, las pesadillas y noches de insomnio... Todo por culpa de Angel.

Había resuelto todo hasta que decidió arruinarlo, de todos modos quise mantener la calma mientras volvía a la planta baja del hotel. No se hallaba nadie, no entendía qué pasaba, solo estaba Charlie junto con Vaggie, no le di importancia y seguí mi día normalmente como lo hacía siempre hasta que llegó la hora de abrir el bar. Mi móvil sonó cuando estaba en la barra de un bar al azar, la mayoría de demonios estaban jodiéndose la poca vida que les quedó.

— Hola guapo... — Ni siquiera había oído el coqueteo de este muchacho cuando se sentó a mi lado, tenía muy bonito físico para admitir pero solo alcé el mentón "saludándole" y este chico no paraba de hablar. — Sabes... Eres muy guapo como para andar solo por aquí. — Eso fue lo único que escuché pues luego apareció una voz que reconocí de inmediato.

— Muévete zoquete, este hombre es mío.

"Este hombre es mío" Mi corazón se volvió a partir en un trillón de pedazos. Angel movía los labios pero no escuchaba sonido alguno, no sabía si era el alcohol o el hecho de que lo ignoraba desde lo sucedido, o hasta incluso el bullicio del lugar, las luces y la música me volvían loco, la cabeza volvió a darme vueltas.

— Vámonos Husky. — Intentó tomar mi mano pero solo la aparté, sus manos se juntaron cuando vio esta acción... Se sentía irreal la situación, aunque en cierto modo pude intentar tomarla de buen modo. — Solo si quieres...

— ¿Por qué debería ir contigo? — Susurré antes de beber el último trago a mi whisky. Agradecí al cantinero y sonreí al mismo tiempo, dejé unos cuantos billetes en forma de propina cuando Angel azotó la mesa. — ¿Qué te sucede?

— ¡A ti qué te sucede! ¡Carajo! Lo intento ¿Sí? Sé que no soy perfecto y que eso que escogí no era la salida de nada. Por sobre todas las cosas no quisiera perderte de nuevo Husk... — Sus ojos se notaban brillantes, algunas lágrimas se sostenían dentro de ellos a punto de salir pero no estaba lo suficientemente destrozado como para soltarlas, por otro lado, yo trataba de no verlo por las mejillas húmedas. Apreté los ojos por furia al igual que los puños, volví a caminar fuera del bar; la música, las personas, los gritos y coqueteos me pusieron los pelos de punta hasta que ambos estábamos fuera, él listo para los reclamos y yo para ignorarlos hasta que...

— No puedo sin ti Husky, te necesito, al igual que tú a mí. — Solté una amarga risa al escuchar eso. — No lo niegues.

— Angelito... ¿Quién siempre fue tu hombro para llorar? — Daba algunos pasos lentos al frente mientras alcé el mentón, intentando estar a su altura, sus tacones me impedían estarlo pero me sentía incluso más de lo que él era, lo sentía tan pequeño y vulnerable a la vez... — Dime por este cielo e infierno quién fue aquel que llamaba a mi puerta porque un maldito idiota que te dejaba sin caminar ni respirar por semanas. — Volé un poco así estar más alto de lo que él estaba, en sus ojos pude notar el dolor y miedo que sentía, me dejé caer soltando un suspiro. — Siento que... Está bien que estés con Valentino. — Di media vuelta. — Al fin y al cabo son tal para cual.

El dolor recorrió mi ser cuando empezó a llover y las gotas de lluvia me empapaban con cada paso que daba Angel soltó algunos insultos vagamente , escuché sus sollozos que suponía saber la razón.

Yo. Siempre fui la razón de sus llantos. Siempre le gustó el que yo esté para él pero... ¿Me gustaba estarlo? No sabía si era el amor ciego que le tenía o si realmente ambos sentíamos un enamoramiento mutuo pero me había rendido con él.

O eso creía hasta que sentí sus manos tomarme por sorpresa antes de cruzar la calle, ambos caímos a la cera de la vereda, mi corazón latía pues un auto había pasado a toda velocidad, también pude sentir el de Angel con fuerza.

— ¡Sé que estás enojado conmigo pero fíjate por dónde vas idiota! — Dos manos suyas sostenían mi cintura y las otras estaban en mis brazos, por primera vez me sentí a salvo en este lugar...

— Angel... Yo... Lo siento. — Fue más un murmuro que susurro pues no lo escuchó al estar reprochándome que si por lo menos iba a matarme que no fuera frente suyo.

— ¡Casi veo tus entrañas! ¡No tienes idea lo traumático que sería ver el interior de tu cuerpo. Mucho menos que yo haya presenciado eso y no haber hecho nada, Husk, Dios!

— Por amor al cielo Angel no me mataría otra vez. — Pude sonreír ante sus tontas ideas y formas de pensar la situación, y una vez más quería caer ante su belleza, odiaba tener que admitir el amor que le tenía. — Mejor tomemos un descanso... Vayamos al hotel.

— Quisiera... Pero debo ir al bar, Val... — Se frotó las manos luego de ayudarme a levantarme, sinceramente no sabía su juego ante esto.

— Está bien Angel, ve con cuidado. — Ofrecí unos cuantos billetes pero no quiso aceptarlos, era una batalla perdida contra dos tercos intentando ser buenos con el otro. Tan solo me despedí y seguí adelante, tranquilo hasta el hotel.

I always win. •Huskerdust|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora