𝟎𝟎𝟖 | 𝐅𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐨𝐰𝐧 𝐠𝐨𝐨𝐝

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''𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐡𝐨𝐰 𝐜𝐚𝐫𝐞𝐬''

Dejas caer tu cuerpo hasta que tus pies se declinan por el césped

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Dejas caer tu cuerpo hasta que tus pies se declinan por el césped. Sacudes tu vestido, alzando la mirada para encontrar el hermoso entorno del Edén. Hace siete noches, padre dejo saber su imagen. Alguien creado se su propia imagen como alguna vez fuiste tú, solo que, defectuosa. Caminas con cuidado por el lugar, recordando como todos quedaron maravillados con el nuevo ser llamado humano que padre mostró al cielo. Recuerdas el rostro de Luzbel, la noticia de la prohibición al Edén lo destrozo. La eterna paz no puede ser perturbada, no hasta que alguien coma del fruto rojo que cuelga de la sima de un hermoso árbol de verdes hojas. Más vivo que muchos.

Mirando con atención la fruta que causaría la destrucción de todo, se ve apetitosa. Es roja, madura, redonda, una perfecta forma. Sublime y demasiado tentador para ser una simple fruta inanimada.

—Dios me advirtió de ese fruto; manzana. Así la nombro. —Volteas a tu lado, encontrando como una figura similar a ti se acerca. Un hombre, como padre, lo denomino, un humano de sangre roja. Un hermoso color, como aquel fruto. Piel morena, cabello castaño, y hermosos ojos avellana. Al estarlo mirando, él baja la mirada y sonríe con las mejillas algo ruborizadas. Devuelves la sonrisa—Volviste.

Se escucha alegre, sonríes gentil a él. Su alegría te alegra. Miras encantada aquellos ojos avellana, tan similares al oro de tus ojos. Pero estos son mil veces más brillantes, vivos e ilusionados. Son hermosos, llenos de vida, curiosidad e imaginación. Ese hombre es un infante en el cuerpo de un adulto. Solo quiere aprender y conocer el mundo, ver cosas nuevas, saber más que todos, saber de todo. Lleva apenas unos días vivo, tomando su tiempo para aprender lo que sea posible.

—Dije que volvería —él sonríe—, fue una promesa, ¿no?, Adán.

Sin poder borrar su sonrisa, se emociona más al saber que no es una alucinación, realmente estás ahí. Dando saltos de emoción, toma tu mano entre las suyas, jalándote para comenzar a caminar en dirección al bosque, donde los árboles cubren el cielo, permitiendo finos rastros de luz colarse entre las ramas de los árboles. Las líneas de luz chocan con el cabello del varón, creando un rubio brillante. Lo mismo sucede con tu cabello, el naranja rojizo se torna brillante, como si fuera una suave llama.

El bosque es hermoso, la vista de las líneas solares entre las hojas, el verde recorriendo los alrededores, ciervos corriendo, conejos saltando, aves volando. Es tan hermoso y pacífico que cualquier preocupación que tenías se esfuma. Tu mente se relaja, ignorando la ausencia de cierto soñador antes de bajar. Todo eso se aleja, permitiendo a la belleza del entorno colarse por tus ojos. Sonríes más ampliamente, tus dientes se asoman por la sonrisa.

—Sabes —parpadeas, llevando tu atención al humano que te jala por el bosque—, en la ausencia de ti y Miguel, conocí a alguien. —Tu sonrisa se borra levemente al escuchar eso. Tus cejas se fruncen—Se nota que te conoce. Comenzó a hablar de ti, apenas te mencione, digamos que ya se más de ti. —Ríe feliz. Al verlo apartar la mirada, tu rostro se endurece, ¿a que persona habrá conocido que sabe sobre ti? Intrigada por eso, lo guardas para ti misma.

𝐖𝐈𝐍𝐆𝐋𝐄𝐒𝐒 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | Lucifer MorningstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora