Capítulo 7

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Finalmente regresé al gimnasio. Había extrañado tanto el lugar, con su música motivadora, la gente en la suya sin mirar a sus lados. Es un lugar donde no te sientes juzgada, ni observada. Son personas amigables que se admiran unos a los otros y se dan ánimo siempre que sea necesario. Un ambiente sano que no muchos gimnasios tienen.

Magui me recibió con un extenso abrazo que correspondí igual de emocionada, la había extrañado. Era verdad cuando decía que se volvió una persona realmente importante en mi vida. Fue la primer amiga que hice viviendo aquí. Su energía, disponibilidad y simpatía me atrajeron a ella de inmediato.

—Sé me hizo extraño no verte estos días —confiesa —, ambas estábamos tan ocupadas

Ella vive sola desde los 18 años, no tiene una buena relación con sus papás y apenas cumplió la mayoría de edad, abandonó su casa. Actualmente trabaja y estudia, actividades que limitan su vida, pero ella siempre está buscando momentos para disfrutar su juventud a los 21 años. Es una mujer a la cual admirar.

—Pasaron demasiadas cosas que debo contarte, ¿Tomamos un café a la salida?

—¡Por supuesto! Paso por tu casa apenas me libere —recuerdo el reto y como por perderlo tenia que vivir con Carlos por los próximos cinco días. Solo de pensarlo me ponía nerviosa

—De hecho... —me silencio, sin saber como decírselo —te paso la dirección de la casa de los chicos —frunce el ceño, abiertamente sorprendida y perdida —. Te lo cuento luego ¿si?.

Escapo de la situación alejándome deprisa, evadiendo cualquier pregunta. Escucho que grita "¡regresa aquí, ahora!" Pero prefiero irme y enfrentar el tema más tarde. Para mi suerte no me encuentro a los chicos en el gimnasio, pero mientras me dirijo a mi casa recibo un mensaje de Carlos, que decía: "Espero que tengas la maleta lista, en una hora paso por tí".

Y así fue, una hora después me enontraba sobre su auto, con los nervios a flor de piel, hiperventilando por la ansiedad que la situación me generaba. Aunque por fuera trataba de verme neutra, para que Carlos no descubriera mis emociones. ¿En qué momento había aceptado vivir con un desconocido? Realmente estaba rebazando mis propios límites.

No hablamos durante todo el camino, ya que Carlos atendía a una llamada; ambos hablában en un inglés fluido el cual entendía a medias por mi nivel mediocre de inglés. Al llegar, el se encarga de cargar mi bolso de mano y mochila, caminando delante de mi para abrir la puerta y hacerse a un lado, dejándome pasar.

—¡T/n! —Andoni me recibe con entusiasmo, pero al ver mis maletas en las manos de Carlos, su ceño se frunce levemente —¿Qué ha pasado? —al parecer ellos no sabían nada de la situación.

—T/n se quedará unos días con nosotros. Nada de que preocuaprse —Carlos anuncia con tono serio. Siempre tan comunicativo, aunque no pude agregar nada a lo que dijo, solo sonreí con timidez

—Que inesperado —suelta Joshua con una leve mueca de desagrado.

—¡Bienvenida a la casa de la peor generación! —Tomas parecía ser el único emocionado por mi presencia,  ya que Andoni estaba aún atónito con la noticia y Joshua parecía en desacuerdo.

—Gracias —le sonrío con timidez.

"Ven" dice Carlos, tomándome de la.mano y guiándome a su habitación. Andoni frunce aun mas el ceño al ver nuestras manos unidas, pero a Carlos no le importa y sigue su camino sin soltarme.

Ya en la habitación noto que las camas están unidas u perfectamente tendidas; se veía todo ordenado en comparación con la vez anterior. Carlos nota mi atención en la "cama" y forma una sonrisa socarrona que me sorprende

El Efecto BelcastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora