Al día siguiente, nos despertamos temprano para aprovechar nuestro último día. Decidimos hacer una excursión en kayak para explorar las cuevas marinas y los acantilados desde el agua. La experiencia fue emocionante.
De regreso a la orilla, nos tumbamos en la arena, dejando que el sol nos secara mientras recordábamos todos los momentos increíbles que habíamos vivido en tan poco tiempo.
Un grupo de turistas llegó a la playa, y entre ellos, una chica alta y bronceada que parecía conocer a Carlos. Ella se acercó a nosotros con una sonrisa deslumbrante.
-¡Carlos! -exclamó ella-. ¡Qué sorpresa verte aquí!
Carlos se levantó y la abrazó rápidamente.
-¡Andrea! -respondió, claramente sorprendido pero también visiblemente contento-. No esperaba encontrarte aquí.
Me sentí incómoda al instante, notando cómo ella mantenía su mano en el brazo de Carlos un poco más de lo necesario.
-Oh, lo siento. Te presento a Andrea, una vieja amiga de la universidad -dijo Carlos, presentándome-. Andrea, esta es mi novia.
Andrea me miró con una sonrisa que parecía evaluar cada centímetro de mi ser.
-Encantada de conocerte -dijo, aunque había un destello en sus ojos que no me gustó.
Durante el resto de la tarde, Andrea se quedó cerca, conversando animadamente con Carlos, recordando viejos tiempos y anécdotas. Aunque Carlos intentaba incluirme en la conversación, sentía que ella hacía todo lo posible por acaparar su atención. Finalmente, cuando Andrea se fue a nadar con su grupo, Carlos notó mi incomodidad.
-¿Estás bien? -preguntó, tocando mi brazo suavemente.
-Sí, sólo que... ¿ella siempre ha sido así contigo? -respondí, sin poder ocultar mi malestar.
Carlos suspiró.
-Andrea y yo somos solo amigos, te lo prometo. No hay nada de qué preocuparse.
-Es solo que parece... muy interesada en ti -dije, tratando de no sonar celosa.
-. Tú eres la única que me importa.-dijo, mirándome a los ojos
Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que las olas rompieran la tensión entre nosotros. Finalmente, me sentí un poco más tranquila, aunque una parte de mí seguía vigilante, esperando ver si Andrea intentaría acercarse de nuevo.
Decidimos dar un paseo para despejar nuestras mentes. Caminamos en silencio, disfrutando de la belleza del lugar, cuando noté que Andrea se acercaba nuevamente, esta vez acompañada por uno de sus amigos, un chico alto y atlético. Se detuvieron frente a nosotros y el chico sonrió amigablemente.
-Hola, soy Lucas -dijo, extendiendo su mano.
-Encantada -respondí, estrechando su mano y tratando de mantener una actitud relajada.
-Estábamos pensando en ir a tomar algo al bar del hotel. ¿Les gustaría unirse a nosotros? -preguntó Andrea, dirigiéndose principalmente a Carlos.
Mi novio -que increíble sonaba- miró hacia mí, buscando aprobación. Aunque no estaba completamente cómoda, no quería parecer antipática ni desconfiada.
-Claro, suena bien -dije, forzando una sonrisa.
Nos dirigimos al bar, donde conseguimos una mesa con vista a la piscina. La conversación fluía entre todos, aunque sentía que Andrea seguía buscando la atención de Carlos constantemente. Lucas, por otro lado, parecía interesado en mí, preguntándome sobre mis gustos y planes futuros. Carlos notó la dinámica y decidió intervenir para mostrarme su apoyo y afecto.
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El Efecto Belcast
FanfictionT/n se muda a México en busca de nuevas oportunidades y experiencias. Su entretenimiento favorito es el gimnasio; y es en aquel lugar donde conocerá a Carlos Belcast, un joven abocado al mundo fitness, que logrará hacerla experimentar el "Efecto Bel...