—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que pregunté al ver a Carlos frente a mi puerta. Al llegar a mi casa me duche, comí algo y me acosté durmiendome al sentirme agotada mentalmente. Cuando me desperté fue por los golpes insistentes en mi puerta. Ya era bastante tarde y no esperaba a nadie, por lo tanto con cautela mire por la ventana y me encontré con Carlos esperando frente a la puerta, impaciente.
—Quería darte espacio, pero no pude evitar venir para saber como estabas —explica. El tono de su voz expresaba total arrepentimiento y preocupación. Me sorprendía su sinceridad —. Lo siento, no quería incomodarte —se disculpa luego de no obtener respuestas. Su mirada se mantenia fija en mi sin bajarla ni un segundo, al contrario de mi que no pude mantenerla debido a la intensidad que transmitía.
—Yo... yo nose que estoy haciendo —suelto todo, necesitaba sincerarme. Es difícil tener que tomar una decisión cuando apenas llevamos conociéndonos un par de semanas. —. Me atraes —confieso avergonzada —pero soy inexperta en esto de conocer a chicos, y me siento un poco perdida con todo. —
—Tal vez, podemos solucionar tu confusión con una cita —sonríe de costado, teniendo mi atención por completo —, podemos ir despacio, nos estamos conociendo y es valido que no comprendas del todo lo que sientes.
—Eso suena bien —respondí con una sonrisa, sintiéndome aliviada por su reacción.
Carlos propuso algunos lugares para nuestra cita, mostrando interés genuino en hacer que fuera una experiencia agradable para ambos. Estaba emocionada por la perspectiva de pasar más tiempo juntos y ver cómo se desarrollaban las cosas entre nosotros.
Terminó yéndose ya que había conseguido que les dejaran el gimnasio totalmente libre para ellos, por un par de horas, para que puedan hacer videos y es streams sin interrupciones.
Por mi parte, lo que quedaba del día o noche, lo pasé agradablemente tranquila y de buen ánimo. Es verdad que también debia habalar con Andoni, pero sorprendentemente no me preocupaba aún por esa situación.
☆☆☆
Dos días quedaban para que los chicos se fueran a sus respectivos países. Parecía tan lejana la idea de no volver a verlos en mucho tiempo, pero era real. No los conocía hace mucho, pero hubo una especie de conexión que me agradó.
Pero mi mayor cariño es hacia Tomas. De alguna forma hizo sentirme en casa, aunque sea del vecino país. Su alegre personalidad, lo atento que es y como me incluyó al grupo sin problemas, fueron cosa que me hicieron apreciarlo.
—¿Pensas cambiarme por él? —escuche a mi mejor amiga totalmente indignada desde el teléfono. Le contaba sobre los chicos y a ella parecía no agradarle del todo.
—Tú siempre serás mi favorita
—Es lo que espero, tonta —me advierte con tono de amenaza, y yo solo me rio de sus celos. Siempre fue así, celosa de los nuevos amigos que hago, pero en el fondo se que esya feliz de que me sienta más cómoda aquí.
Han sido unos meses bastante difíciles, donde me sentí sola la mayoría de los días. Intentaba ocupar mi mente haciendo cosas, pero aveces no era suficiente. Finalmente, me sentía un poco más acompañada, y era lindo poder experimentar la calma, al menos por varios días.
—Bueno, tengo que cortar —avisa —, tengo clases en la U, y tú tienes que arreglarte para la despedida de tus nuevos amiguis. Ponete linda y devorá.
—Te amo —le envío un beso al aire y ella lo recibe, devolviendome otro. Eran apenas las cinco de la tarde, pero siendo mujer el proceso de prepararon para una fiesta, lleva un poco más de tiempo que para cualquier otro día.
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El Efecto Belcast
FanfictionT/n se muda a México en busca de nuevas oportunidades y experiencias. Su entretenimiento favorito es el gimnasio; y es en aquel lugar donde conocerá a Carlos Belcast, un joven abocado al mundo fitness, que logrará hacerla experimentar el "Efecto Bel...