Capítulo 2

2.1K 123 6
                                    

Me encontraba desayunando en una bonita cafetería que encontré a algunas cuadras de distancia de mi casa. El lugar era bastante sencillo y clásico, pero el delicioso aroma que desprendía y hacia feliz a mi nariz, me hizo entrar allí. Me pedí un jugo de naranja sin azúcar y algunas masitas saladas. No debía comer este tipo de cosas, pero mi estomago me lo rogó y no pude negarme.

Veía mi tiktok cuando me apareció un video de los chicos que conocí ayer. Tomas era quien grababa, al parecer es streamer. Entré a la cuenta y me encontré con unos cuantos videos más, entre ellos, uno bailando "just dancing". Se veíam graciosos haciéndolo.

—¡Nos encontraste en tiktok! —una voz con acento argentino me sorprendió por detrás haciéndo que tirase mi celular al piso —, ¿como estás? —se pone de cluquillas para alcanzar el celular y dejarlo sobre la mesa, mientras aprovecha para sentarse frente a mi.

—Que sorpresa —río con timidez —no esperaba encontrarlos por aquí

—La casa en donde nos quedamos queda cerca, y este sitio nos llamó mucho la atención —el músculoso, español, el cual no recuerdo el nombre, responde por Tomas.

—¿Podemos? —Tomas apunta hacia las silla y al recibir mi aceptación, los tres, más una cara nueva que desconozco, se sientan a mí al rededor —. ¿Nos buscaste en tiktok? —pregunta, regresando al tema principal

—En realidad me apareció el video en para ti. Está muy bueno

—Es verdad, estamos muy buenos —bromea —. Carlos es el que mejor lo hace, prácticamente ya es de él

—¿Estamos hablando del baile, verdad? —el español pregunta con doble sentido y todos se ríen.

Un mesero llega hasta nuestra mesa para tomar las órdenes. Todos piden tazas de café y cantidades descomunales de masitas dulces y saladas, a especión de Carlos, quien solo pide un jugo de naranja y tostadas solas.

—Estoy en definición —se escusa, parecía no ser la primera vez que lo dice, ya que por su tono parecía arto de recordarlo.

—Una vez no hace daño —intenta convencerlo el español, pero sigue negándose —Tomy, ayúdame a convencerlo.

—Está bien que siga la dieta, no todos tenemos tú genética, bro

—Daddy la tiene —golpea el hombro del chico nuevo y desconocido para mí —; estamos compitiendo por quien es más grande ¿tú que piensas? —se dirige a mí

—No se preguntan esas cosas—Carlos interviene, asemejandose a un regaño.

—Está bien —le regalo una media sonrisa que no corresponde —; la verdad la competencia está muy pareja —indico tratando de no descontentar a ninguno.

Desayunamos entre charlas y chistes extraños de Tomas, algún graciosos. El chico nuevo, el cual ahora sabía que se llama Joshua pero le dicen Daddy Aioli, llegó ayer a la noche de una competencia la cual ganó, pero prefirió no dar mucha información. Es bastante callado, al igual que Carlos, ambos tienden a reír con algunos chistes o simplemente escuchar, interviniendo lo justo y necesario. Sin embargo, Andoni y Tomas, hablan todo el tiempo y bromean entre ellos. Es difícil creer que se conocieron apenas hace tres días, tienen demasiada conexión y complicidad. Son increíbles juntos.

—¿Entrenas hoy? —pregunta Tomas

—Si, más tarde, primero tengo que trabajar

—Hoy vamos a estar como a las seis de la tarde en el gym, si queres podes acercarte y entrenar con nosotros. Es más divertido y entretenido —me guiña el ojo

—Te tomo la palabra —río con un poco más de confianza, gracias a Tomas que me escuchó y transmitió toda la confianza para habalr fluidamente con todos —. Nos vemos más tarde.

El Efecto BelcastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora