Raphael
Bajo del auto y le abro la puerta a Alexander, no me gusta, pero conozco bien mis funciones, no voy a joder esto por capricho, lo sigo al interior del casino arreglándome el traje, es temprano y aún así hay un montón de gente haciendo sus apuestas.
Subimos al segundo piso, hay una oficina con un gran cristal que da una vista panorámica de todo el casino, los invitados juegan ajenos a la atención sobre ellos.
—Es bonito, ¿cierto?
Alexander saca un cigarro y se pone a fumar mientras toma asiento detrás del escritorio, me acerco al cristal y le pongo atención a la mesa de Blackjack, el crupier está repartiendo las cartas y uno de los jugadores besa a la prostituta sentada en su pierna.
Es un show innecesario, hay cámaras por todo el lugar, así que debe haber una sala para vigilar a los jugadores, este hombre simplemente es una enfermo al que le gusta esta vista, probablemente para sentirse más poderoso.
—Supongo —Alexander deja salir el humo y sonríe de medio lado.
—Tu cara es todo un poema, crees que soy un pervertido —levanto las cejas, dio en el clavo con su afirmación—, la vidriera ya estaba ahí cuando llegué, aunque no voy a decir que me molesta.
—¿Tenemos que hacer algo especial aquí hoy?
—Sí, cobrar un par de deudas, ya deben estar al… —es interrumpido por los toques en la puerta, apaga el cigarro en el cenicero y mira hacia allí, yo me coloco detrás de su silla, se supone que estoy aquí para protegerlo—. Adelante.
Dos hombres traen a un tembloroso señor, incluso desde mi posición puedo oler el alcohol, ver los signos de las drogas, lo sientan bruscamente frente a Alexander y se alejan hacia la puerta mirando el panorama.
—Señor Ellis, me debe una gran suma de dinero y no voy a seguir esperando por usted —las pupilas del hombre se dilatan, me mira con pánico, luego a Alexander.
—Por favor, necesito más tiempo y un poco más de dinero, doblaré la cantidad que le debo.
—Me temo que no lo hará ni utilizando tres vidas más —Alexander abre la gaveta y saca un documento, llaves y algunas joyas—. Cobraré hoy mismo, dígale a su familia que salga de la casa, a partir de hoy todo es mío, casa, autos y todo lo que esté en el interior, de todas formas me quedará debiendo.
—No, por favor, podemos llegar a otro acuerdo —Alexander se ríe suavemente.
—No tiene dinero.
—Pero tengo una hija y le aseguro que es virgen, puedo saldar un porciento de la venta si usted acepta tomarla —tengo un tic en el ojo al escuchar esa basura, las personas siempre son decepcionantes.
—Su hija virgen —repite Alexander como si estuviese probando las palabras en su boca, tengo la amarga sensación de que aceptará, el estómago se me revuelve aún más.
—Sí, es bonita, de su gusto.
Levanto las cejas, no tengo idea de qué quiere decir con eso, su gusto, ahora tengo curiosidad.
—Aún si me ofrece a su hija lo único que puedo reducir de esa cuenta son unos dos mil o tres mil dólares, me debe cien millones.
—Mi hija vale mucho más, tres millones al menos —Alexander ladea la cabeza, en serio, no puedo creer que se lo esté pensando, comprar a una mujer, violarla, debería tener límites.
—Vamos a verla por lo menos, si no me gusta subirán sus intereses, llévenselo.
Los hombres se lo llevan, está contento, feliz con su negocio, me separo y miro por el cristal de nuevo, puedo sentir su mirada sobre mí, es agotador.
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( II ) Oscuras Intenciones (BL)
General FictionSegunda parte de Malas intenciones. Perder, esa palabra desapareció de su vocabulario hasta que definitivamente perdió a Maddox por su estupidez. Decisiones cuestionables, una venganza inacabada, y encontrar a Maddox lo hacen acercarse a un Avtority...