Raphael
Entro a casa de Maddox y al instante soy atacado por Azael, me lo quito de la pierna y sigo caminando, nada, es exasperante igual que su padre, achico los ojos tratando de descifrar los balbuceos.
—Para de hablar —gruño frotándome la frente, no es suficiente con el dolor de cabeza que me provocó Maddox, también tengo que aguantar a este niño—. ¿Sabes jugar a las escondidas?
Ladea la cabeza y me mira con ojos de cachorro.
—No.
Acaricio el cabello rubio y sonrío.
—Tienes que esconderte bien y no puedes dejar que te encuentre.
—¿Uh?
—Si te encuentro pierdes y no podrás ver hoy a tu padre. Voy a cubrirme los ojos y tú corres a esconderte, ¿entendiste? —asiente.
Me cubro los ojos, escucho los pasos alejarse de mí y me acomodo en el sofá, por fin solo, al final se cansará y vendrá por sí solo.
Ya tengo suficiente para pensar, Maddox me mandó aquí como castigo, porque no quiero ceder a lo que quiere, eso no es del todo correcto, no es que no me gusten sus planes, el problema es la maldita personalidad que tiene.
No estoy acostumbrado a verlo así, lleno de ira, sediento de venganza cuando me criticaba incluso por respirar.
Me pongo de pie y camino de un lado a otro, me llamó débil, sin objetivos, son una sarta de estupideces, sólo me concentré en buscarlo a él y dejé de lado la venganza contra mi familia, el objetivo de querer escalar a la cima.
No soy de los que dejan los planes a la mitad, por supuesto que quiero el puesto de Mariscal, matar a mi tío y todo el que tuvo que ver con todo este lío. Aliarme a Maddox siempre fue el plan, que tenga una personalidad extraña no interfiere en mis planes.
Me convienen sus planes, no soy un santo, no debería importarme si ahora parece un puto mafioso, no lo parece, lo es.
Miro hacia la puerta, Anika me mira con una pequeña sonrisa, arqueo una ceja, no entiendo que hace aquí, sé que supuestamente no se acuesta con ella, pero aún así me molesta, probablemente sepa más que yo de él en este momento.
Ahora es otra persona.
—Raphael, no sabía que estabas aquí.
—Estoy esperando a... Alexander —digo después de unos segundos, ahora que sé que es Maddox tengo que pensar lo que digo, Anika asiente.
—Y yo sólo vine a cuidar de Azael, es raro que no viniera a saludarme.
—Estamos... uh... jugando a las escondidas, pero no lo encuentro, ¿podrías...? —hago una señal alrededor y pretendo hacerle creer que estuve buscándolo, sonríe.
—Claro, te ayudaré.
Escucho los gritos de Azael unos minutos más tarde, evidentemente su guarida no era tan buena como pensaba, tomo asiento de nuevo, la puerta vuelve a abrirse y tengo a Maddox de vuelta, se sienta frente a mí, algo cambió, su actitud es distinta esta vez.
—Raphael, tenemos una conversación pendiente.
—No hay nada de qué hablar, accederé a...
—No —menciona cortando mis palabras, pestañeo con sorpresa.
—¿Qué?
—Vuelve al Comando y déjame hacer esto solo.
—No puedes estar hablando en serio —se peina hacia atrás, es un gesto de nerviosismo o desesperación, no estoy muy seguro de lo que pasa por su mente, este hombre se convirtió en un misterio para mí.
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( II ) Oscuras Intenciones (BL)
General FictionSegunda parte de Malas intenciones. Perder, esa palabra desapareció de su vocabulario hasta que definitivamente perdió a Maddox por su estupidez. Decisiones cuestionables, una venganza inacabada, y encontrar a Maddox lo hacen acercarse a un Avtority...