Prólogo

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Raphael

Vuelvo a mi oficina y rebusco en las gavetas, necesito el maldito anillo, tengo que tenerlo para enfrentarme a Dima, poder reclamar mi posición en la Bratva y tenerlo de vuelta.

No está.

Tiro las gavetas al suelo, los documentos, cada maldita cosa, pero no lo encuentro, no está donde lo dejé.

Gruño y volteo el buró con furia, el niño que vino conmigo salta asustado y se acerca a la puerta, es un maldito Williams, no somos miedosos, no somos así, me acerco, lo agarro por debajo del mentón y hago que me mire.

Ojos verdes iguales a los míos, odio a todos los Williams.

¿Por qué tuve que recuperar a este niño y no a Maddox? Ya me había hecho la idea de que estaba muerto, este niño no significa nada para mí ahora, mi hijo está muerto.

Lo suelto y salgo, necesito buscar en mi habitación, la de Maddox, aunque sé que no está, lo dejé en mi oficina.

El chico me sigue y espera mientras hago un desastre en las habitaciones, sin más remedio le pido a los hackers las cintas de video en el pasillo de mi oficina, las cámaras de mi oficina, tanto esta, como la anterior están desactivadas debido al tiempo que pasaba con Maddox.

Mierda. Ahora me arrepiento.

Agarro al chico y lo jalo conmigo, se queja, pero no me importa, necesito comprobar que realmente es mi hijo, así puedo tener un poco más de esperanzas.

Dejo que me extraigan la sangre, el chico parece un poco temeroso, incluso la chica del laboratorio tiene que calmarlo para que deje de llorar. ¿En serio es mi hijo, dónde estuvo viviendo hasta ahora, con quién, por qué?

Lo dejo en mi habitación mientras voy por las cintas de seguridad, Maricarmen, sólo ella, me fijo en la hora, hay un ligero intervalo cortado, el hijo de puta que robó el maldito anillo sabía muy bien hackear las cintas.

Respiro tratando de calmarme.

¿Quién podría tomar el anillo, quien sabría de su existencia?

El espía.

Thomas.

Aprieto el botón de los altavoces, estoy seguro de que ese hijo de puta es el espía de Fabio, es un Salvatore, lo descuidé por demasiado tiempo, no puede llevarse ese anillo o mis posibilidades de que el Mariscal me lleve con Maddox son cero.

Les habla el Coronel, Raphael Williams, el Capitán, Thomas Pierson, no tiene permitido salir de la instalación, repito, si el Capitán Thomas Pierson sale de este Comando van a rodar cabezas.

No pasan más de cinco minutos para tener a uno de los chicos de guardia, el recluta está pálido y sudoroso.

—Señor, el Capitán salió de la instalación hace más de media hora.

Ni siquiera le respondo al nuevo recluta, voy directo a la habitación de Thomas y disparo a la cerradura, dejo el arma en la cama mientras rebusco entre sus cosas.

Nada, no hay una maldita cosa que lo incrimine.

Me siento en el suelo y apoyo en la cama, estoy cansado, acabo de perder la ventaja que pensé que tenía, no tengo a Thomas, ni el anillo, ni a Maddox.

Ladeo la cabeza para toparme con algunos de la tropa, el niño que dejé en mi habitación está cerca de nuevo, da unos pasos y se sienta justo frente a mí, es extraño, ni siquiera ha dicho una palabra desde que llegó, no, desde la primera vez que lo vi.

—Abre la boca —ordeno mirándolo, el cachorro obedece enseguida y compruebo que tiene lengua—. Cierra.

Cierra la boca y sigue mirándome, escucho el ruido en la entrada y veo a la chica del laboratorio, está jadeando y con documentos en la mano, cuando quieren son jodidamente rápidos.

—Coronel, los resultados... —dejo de prestarle atención y miro al niño que acaba de agarrar algo de abajo de la cómoda, tiene lengua, pero puede ser retrasado, no es normal que no hable.

—Sólo dímelo —gruño.

—Es mayor del noventa y nueve por ciento, es su hijo, Señor.

—Está bien, váyanse.

Patrick sigue mirando algo entre sus manos, arqueo una ceja, no descarto del todo que tenga algún problema, aunque mis genes no son defectuosos, los de la madre...

Me quedo a medias cuando me ofrece lo que tiene en las manos, mira fijamente esperando mi reacción, agarro el anillo, no es el que quiero, pero confirma mis sospechas.

Thomas Pierson.

No.

Thomas Salvatore.

Me río a carcajadas viendo el anillo, yo tenía razón, el maldito es un Salvatore y Maddox no quiso creerme, el cachorro ladea la cabeza.

—Bien hecho —le digo saliendo, voy al centro de mando y aprieto el botón del altavoz otra vez.

Thomas Pierson, ya no forma parte de este Comando, se le acusa de traicionar a la institución y todo el peso de la ley caerá sobre él en cuanto aparezca, es una orden de Raphael Williams, Coronel de la IMS1 Londinense, la prioridad de este Comando es atrapar al ex-Capitán, Thomas Pierson, cualquiera que lo ayude puede darse por muerto.

Miro la notificación en mi teléfono, es de Iron Grills, Fabio y Ottavio acaban de fugarse, probablemente fue obra de ese maldito espía, le dejo el niño a Maricarmen y voy a ponerme el equipo.

Ningún Salvatore va a burlarse de mí otra vez, la prioridad es matar a ese infeliz, y recuperar mi anillo.

Recuperar a Maddox.

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( II ) Oscuras Intenciones (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora