( II ) Oscuras Intenciones (BL)

Capítulo 28

Raphael

Entro a la habitación de Simon, esperaba verlo despierto, pero no leyendo documentos en uno de los asientos, me siento en la cama a esperar, se supone que irá conmigo, no puedo ir solo a allanar la morada de una General.

—¿Fuiste tú quien mató a Jack? —hago una mueca, por supuesto que hablaría sobre eso.

—¿Quieres que te responda en verdad? —Simon se encoge de hombros.

—Imagino que todos los Williams están en la lista, no me importa si también haces lo mismo conmigo, no tengo problema con eso.

—No voy a matarte, Simon.

—¿Por qué no? —pregunta ladeando la cabeza, sinceramente no me cae tan mal.

—Quiero que cuides de Patrick y Maddox.

—¿Tiene que ver con esto? —pregunta levantando los documentos en su mano, cruzo las piernas y apoyo las manos detrás, no tengo idea de lo que es.

—¿Qué es eso?

—Me enviaron unos documentos del hospital, tenemos el mismo rango, mismo apellido, así que se confundieron.

—Mierda —gruño poniéndome de pie y quitándole los papeles, no quería que supieran de esta basura, ya que mi opinión al respecto seguirá siendo la mía.

—¿Entonces no pensabas decirlo?

—No.

—¿Cuándo te harás la cirugía? —me echo a reír, precisamente por esto nadie debía saberlo.

—No habrá ninguna cirugía.

Niega.

—No puedes evitarla, si te haces la cirugía puede que tengas mucho más tiempo y…

—Ese es el problema, Simon, no trabajo con probabilidades, el por ciento es muy bajo y si algo sale mal en la cirugía será incluso peor, ni siquiera tendré unos cuantos meses más.

—Raphael, entra en razón —arrugo los documentos en una bola y niego.

—No, y no le digas ni una palabra de esto a Maddox —Simon se pone de pie y me agarra por las solapas de la chaqueta.

—¿Y qué harás cuando llegues al punto en el que no puedas más? Él ni siquiera sabrá qué pasa.

—No voy a llegar a ese punto —me suelta con obvia sorpresa.

—Raphael, por una vez deja de hacer tonterías.

—Simon, no empieces a actuar como un hermano mayor, porque definitivamente no lo eres, nos llevamos mejor, pero eso no quiere decir nada, sólo es conveniencia, nos estamos utilizando mutuamente.

—¿En serio piensas así? —me echo a reír.

—¿Qué crees?

—Vas a romperle el corazón.

Lo sé, pero quedarme será mucho peor.

—Mala suerte, no voy a operarme, y tanto tú como él tienen que lidiar con eso.

—Pues ve diciéndole, lidiar con eso ahora será más fácil que…

—No tiene que saberlo, querrá que me someta a la operación aunque las posibilidades de mejora sean mínimas y no lo haré, eso sólo será agregar un problema más entre nosotros.

—Raphael…

—¿Podemos irnos de una vez? —gruño frotándome la sien, el dolor de cabeza está de vuelta y mis cambios de humor no son una broma.