Capítulo 6

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Raphael

Llevamos una semana en esta situación en la que no puedo separarme de Alexander o el maldito niño que sólo sabe darme dolor de cabeza, no sé cuál es el afán por protección, no he visto ningún problema en cuanto a eso.

Miro abajo cuando algo me jala del pantalón, Azael ya está de vuelta, ni siquiera finjo que me agrada, no estoy aquí para jugar con él, es terriblemente molesto.

—¿Quieres? —levanto una ceja por la pregunta, al menos eso creo que dice, no lo sé, no entiendo mucho de lo que dice, ya que me ofrece el dulce en su mano confirmo ese hecho.

—No, cómetelo y deja de ensuciarme la ropa —hace una mueca, Alexander se echa a reír desde su asiento.

—Azael, ven aquí —enseguida dice que no y sigue jalando mi ropa, lo agarro por debajo de los hombros y sin pegarlo a mí lo dejo caer en el regazo de su padre.

—Dile que deje de molestarme —Alexander le acaricia las hebras rubias y agarra un pañuelo desechable para limpiarle las manos.

—Claro, porque me hará caso, le gustas, no puedo hacer nada.

Resoplo y me siento del otro lado, enseguida las luces se apagan, saco el arma de la parte trasera de mi pantalón y alumbro con la linterna del teléfono, Alexander sigue en el buró, Azael está aferrado a él.

—Deberíamos bajar.

—No, tenemos que quedarnos aquí, si bajamos no sabemos que podríamos encontrar —se pone de pie y agarra la pistola de la gaveta, escucho los lloriqueos de Azael—. No me digas que le tiene miedo a la oscuridad.

—Sí, así que vamos a salir, la corriente debería estar restituida para esta hora, no vamos a esperar un ataque en una habitación cerrada, ya pedí refuerzos.

—Muy bien —abro la puerta y alumbro el pasillo buscando alguna señal de enemigos, no hay nadie, por lo que le hago una señal a Alexander.

Bajamos las escaleras despacio y le disparo a un idiota que pretendía esconderse detrás de un asiento, Azael comienza a llorar más fuerte.

—Bebé, tienes que hacer silencio.

—Quédate arriba con el niño, voy a bajar yo solo —Alexander no discute, sube los tres escalones de vuelta y sigo bajando.

Bajo hasta el final y corro detrás de una columna cuando comienzan a dispararme, uno pretende subir las escaleras y lo elimino con un disparo certero, sigo disparando, una bala me roza el hombro, no logro ver a los enemigos, no tengo idea de cuantos son.

La luz llega de pronto cegándome por completo, los enemigos deben estar en la misma situación, escucho un disparo y un ruido detrás, hay un enemigo muerto, Alexander a los pies de la escalera sin Azael con el arma en su mano.

—Concéntrate, Raphael, consígueme a uno vivo —ordena disparando detrás del sofá, miro hacia la cocina, hay uno corriendo y voy tras él.

Sale por la puerta trasera, las botas se me entierran en la nieve, le disparo al hombro y tropieza con sus propios pies cayendo en la nieve, camino hacia allí y recojo la pistola, lo giro y apunto con el arma.

Alexander viene hacia nosotros, sonríe cuando ve al enemigo vivo, me agarra por la parte posterior del cuello y me besa, su lengua invade hasta hartarse, los quejidos del enemigo por fin lo hacen separarse.

—Entonces, yo me haré cargo de esto —menciona agarrando al hombre por la parte posterior de su abrigo, varios autos se detienen y apunto por inercia, Alexander hace que baje el arma—. No te alarmes, son los refuerzos.

( II ) Oscuras Intenciones (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora