La señorita Ponny

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CAPITULO 1


Caminaba a toda prisa por aquella cocina que conocía desde que era una niña, la hermana María no se separaba de la cama, tomando firme pero delicadamente la mano de la señorita Ponny y diciendo en silencio una plegaria, cuando entre en la habitación con un balde de agua tibia y unos trapos para refrescar la frente de la señorita Ponny. Ella se había vuelto una mujer tan débil y pequeña a lo largo de los años, que me parecía increíble que hubiera podido sacar adelante a tantos niños que cariñosamente la llamaban Mamá.

Había cambiado ya 3 veces el agua que refrescaba a la señorita Ponny cuando se escucho el crujir de la puerta.

¿Puedo pasar?- dijo Tom, casi como un susurro.

Hacia varios días había enviado un telegrama para él y para Annie.

Tom, urge que vengas al Hogar, es la señorita Ponny. Candy White.

Annie, querida ven pronto. La señorita Ponny. Candy White.

No había podido enviar una carta, no había encontrado las palabras para decirles que la mujer que una vez llamamos madre y que era tan o más fuerte que el árbol padre perdía la vida ante mis ojos y que no había nada que yo o cualquier medico pudiera hacer por ella.

Pasa Tom por favor- dije, mientras la hermana María cedia su lugar junto a ella, para que Tom lo ocupara.

Gracias por avisarme Candy, vine lo más pronto posible- Tom tomo la mano de la señorita Ponny con cariño.

De nada, te dejaremos solo con ella unos momentos- le dije levantándome de mi silla y acompañando a la hermana Maria quien ya me esperaba junto a la puerta. Minutos más tarde Tom salió de la habitación limpiando las lagrimas que caían de sus ojos.

Está esperando a Annie- dijo la hermana Maria- solo falta ella.

¿le avisaron?- pregunto Tom.

Claro, le mande un telegrama, como a ti, debe estar en camino.- dije, pidiéndole a Dios que llegara a tiempo para ver aún con vida a la señorita Ponny.- voy adentro no quiero que este sola ni un momento.

Me senté nuevamente junto a ella y al sentir mi mano esbozo una leve sonrisa, o eso me pareció, y dio su último suspiro.

Fue un servicio muy hermoso y estuvimos presentes todos los niños que ella recibió y crio con tanto amor, no creí que fuéramos tantos, pero lo éramos, "Una mujer que dio tanto en vida y sin pedir nada cambio" fueron las palabras que dijo el sacerdote. Y cuánta razón tenía.

Candy, lamento mucho no haber llegado a tiempo, hice lo que pude- dijo Annie.

Lo se Annie, ella te espero, pero sé que se fue tranquila sabiendo que eres feliz.- le dije- ella los quería muchísimo, le pedía a Dios por ustedes todos los días y ahora sé que desde el cielo nos ve y nos estará cuidando siempre.

Gracias Candy- dijeron Tom y Annie al mismo tiempo.

Annie decidió quedarse un par de días más después del funeral, para ayudar con los niños del hogar, pero estoy segura que solo se quería asegurar de que yo estuviera bien, había sufrido ya tantas perdidas en mi vida, que quería estar segura de que podía manejar bien esta situación.

Annie, en serio, estaremos bien, no te preocupes, tienes que regresar a Chicago, Archie te espera, y !la boda¡ tienes una boda que planear, yo voy a estar bien ya lo veras- le dije haciendo la voz más seria que podía.

Candy, por favor, prométeme que estarás ahí, es el día más importante de mi vida, y te quiero ahí conmigo, los dos te queremos ahí.

Nada me impedirá estar ahí con ustedes, te lo juro ahí estaré, pero por ahora vete, debes tomar un tren.

La hermana Maria, había escuchado nuestra conversación desde el pasillo y en cuanto tuvo la primera oportunidad abordo el tema.

Candy, ¿Cuándo viajaras a Chicago?.

Hermana Maria no puedo irme ahora, está sola, y los niños, es demasiado trabajo para una sola persona, ahora que la señorita Ponny nos dejó, tenemos mucho trabajo- sonreí con tristeza- es increíble como ella manejaba este lugar, hacía que pareciera tan fácil, no cree, no, no puedo irme, sé que le prometí a Annie, pero no puedo dejarla con esta responsabilidad sola.

Candy, hiciste una promesa y debes cumplirla, ¿Cómo crees que se sentirá Annie si no estás ahí el día de su boda? Además- bajo la mirada- no había tenido la oportunidad de contarte, pero, el Obispo envió una carta hace meses, a la Señorita Ponny, él le pedía que aceptara aquí en el hogar a la Hermana Sofia, ella recién recibió sus votos y quiere venir aquí, a ayudarnos y a vivir con nosotras, llega la próxima semana. Así que por favor recibamos con gusto a la Hermana Sofia y planea tu viaje. ¿quieres?

Asentí y abracé a la hermana Maria, ella era la única familia que me quedaba, era también mi madre y la amaba.

Las labores en el hogar eran tantas, los niños requerían tantas atenciones y cuidados, que estaba realmente agradecida de haber terminado mi carrera de enfermera, porque los accidentes no faltaban en el Hogar, pero de vez en cuando tenía esos momentos de paz donde podía sentarme con una buena taza de té y dejar mis pensamientos volar, y si, siempre iban hacia el mismo lugar, la misma persona. Habían pasado ya 6 años desde que llegue a vivir al hogar de Ponny, desde que me despedí de Chicago, de mis amigos, de mi vida y aún sentía ese dolor punzante en mi corazón al recordar los motivos de esa decisión. Terry, Terry, una carta, solo una carta después de dos años de nuestra despedida, la leí mil veces, la memorice.

Querida Candice Withe.

Se que no debería, no tengo derecho de escribir estas líneas para ti. No sé por qué lo hago, mi vida no ha sido fácil, estar casado con Susana es lo más difícil que he tenido que hacer, ella no es mala, pero no la amo, no como te ame a ti, lo siento. Quisiera regresar el tiempo, pero no puedo. Ha venido a vivir con nosotros Lu la prima de Susana, es una chica alegre y me hace reír, me recuerda a ti, pecosa.

Se feliz Candy, prométeme que serás siempre feliz.

Terrence Granchester.

"ser feliz" me preguntaba si algún día lograría serlo, o si pasaría mi vida así, en pausa, ¿Qué quería decir esa carta? No podía descifrarla, o ¿no quería hacerlo? Después de todo el tiempo no pasa en vano y cura todas las heridas, pero ¿podría también borrar el amor, el amor verdadero? Esas preguntas me habían atormentado por tantos años, que no había encontrado la forma de responder esa carta.

inmensamente felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora