CAPITULO 8
En Alba, la brisa del mar era deliciosa, el viento movía mi cabello, a pesar de estar atado, podría quedarme aquí para siempre, pensé.
Los gemelos jugaban con Pablo a atraparlo, mientras Katrina y yo caminábamos algunos metros más atrás observándolos. Nos dirigíamos hacia el malecón para estar más cerca del mar.
Hay una playa muy cerca de aquí Candy- me señalo hacia una dirección- tal vez le pidamos a Luca que nos traiga algún día, él disfruta mucho de la playa, ¿a ti te gusta la playa?
La verdad es que nunca he estado en una, he viajado algunas veces en barco, pero jamás he estado en una playa, debe sentirse muy bien la arena en los pies y el mar. es algo que deseo mucho experimentar.
Pero ¿sabes nadar? - me miraba, llena de ilusión mientras esperaba mi respuesta.
Claro que sí, bueno no soy excelente nadadora, pero ... me defiendo- recordaba todas aquellas veces que de niña caí en el lago por traviesa y también de la vez que el río se llevaba mi lancha al intentar huir de la casa de los Leagan, Albert me rescato aquella vez, fue la primera vez que lo vi. bueno realmente fue la segunda, porque después me enteré que él era mi Principe de la Colina.
Perfecto, está decidido - corrió a alcanzar a sus hermanos- ¡chicos espérenme!
El camino de regreso a Barác, fue mucho más tranquilo, Pablo estaba profundamente dormido en el regazo de Raúl, quien miraba pensativo por la ventana. Katrina y Fabrizio, platicaban de sus planes con sus amigos, esperaban poder invitarlos pronto a la finca para hacer una fiesta de "bienvenida" para mí, supuse que solo era un pretexto para divertirse.
Llegamos a casa justo a la hora de la merienda, por estar paseando en Alba nos saltamos el almuerzo, así que además de cansados, estábamos realmente hambrientos.
I bambini si lavano le mani e si siedono per fare merenda (niños laven sus manos y siéntense a merendar)- usualmente las meriendas era muy ligeras para los niños, galletas, pan y leche, pero como nos saltamos el almuerzo hoy se serviría, lasaña de verduras, papas al horno y pan con ajo y queso parmesano. Ruth se sentó con nosotros con una buena copa de vino tinto, reserva de su cava personal, mientras los gemelos y Pablo se peleaban las palabras para contarles como había estado nuestro día. Pude notar que Katrina era muy reservada, dejaba que sus hermanos pequeños disfrutaran de la atención que les daba su madre. Era realmente una familia hermosa.
Cuando terminaron de cenar, agradecieron a Dios, a su madre y a María por ser una excelente cocinera, y se retiraron, yo me quede un rato más con Ruth y María, acompañándolas con mi primera copa de vino, era algo que yo nunca hacía, pero estaba decidida a probar todo lo que este viaje me ofreciera, en comida, paseos, experiencias y claro bebidas.
Ruth, hoy por la mañana Candy preguntaba por ti- soltó María, mientras colocaba sobre la mesa su copa y la botella de vino tinto, lista para relajarse un poco con nosotras- pero te habías ido con Luca a dejar a las gemelas a la estación de tren...
Mia cara, perdóname salimos muy aprisa y pensé que estarías aún dormida, espero que María te haya atendido como es debido- y me guiño un ojo- si no se las verá conmigo.
Ohhh no, ella fue excelente, en serio- aún no conocía muy bien la historia entre ellas, pero parecía que llevaban juntas demasiado tiempo, se trataban como dos viejas amigas, que habían unido sus soledades para hacer más llevadera su vida. Me recordaron mucho a la amistad y complicidad que había entre la Señorita Ponny y la Hermana María.
Candy estaba muy interesada en la historia familiar- volvió a decir, yo me sonroje.
Bueno hay tanto que contar, mia cara, yo soy de otros tiempos, la vida no era lo que es ahora, tenía la edad de Katrina cuando mi padre decidió que me estaba volviendo vieja y era tiempo de casarme. El señor Barác tenía ya treinta y tantos años cuando lo vi por primera vez parado en altar esperando por mí. No puedo negar que era el hombre más guapo que había visto, pero un HOMBRE yo era una niña de diecisiete años. Recuerdo que desde siempre había estado enamorada del mozo de la casa de mi padre, un chico de mi edad con enormes ojos negros y cabello lacio, había sido mi mejor amigo desde que tenía edad para jugar sola, mi padre lo descubrió... así que, no dudo ni un segundo cuando Francesco pidió mi mano, él me había visto alguna vez caminando por la plaza principal junto a mi madre y mis hermanos menores y según me confeso años después quedo perdidamente enamorado de mí- dijo en tono triunfal.
Y ¿qué paso con el mozo?..-pregunté.
Bueno, Roman, se casó un año después de que vine a vivir aquí, con la hija del herrero del pueblo, imagino, deseo, que haya encontrado la felicidad, tuvo hijos- volteo a ver María- ¿tuvo hijos no es verdad? - María solo asintió- y falleció hace poco.
Era la historia más increíble que había escuchado, casada por la fuerza, con un hombre que podría haberle doblado la edad, alejada para siempre de su hogar, en este lugar, que, aunque es maravilloso, pudo haber sido una cárcel para ella, pero no hablaba de Francesco con odio, al contrario, había amor y nostalgia en sus palabras, mi corazón sintió repentinamente esperanza.
Pero... bueno Ruth, si soy indiscreta por favor dígame enseguida, usted ¿fue feliz? - creo que mi segunda copa me dio el valor para preguntar.
Al principio no, te mentiría si te dijera otra cosa, pero Francesco supo ganar mi amor, aunque aparentaba ser un hombre duro e indiferente, en su interior había un corazón noble, me hiso sentir, vivir de una manera diferente a todo lo que yo conocía- cerró sus ojos disfrutando de los recuerdos- a veces podemos creer que hemos amado y que nunca volveremos a hacerlo, pero por Dios, a los diecisiete años, son amores de niños, inolvidables claro, amores que siempre tendrán un cajón en nuestro corazón y en nuestra memoria, pero la vida sigue su rumbo y no podemos quedarnos siendo espectadores de ella, lo mejor está siempre a la vuelta de la esquina, esperando a tengamos el valor de ir hacia allá. Lo que viví con Francesco es digno de una novela de amor. Fue paciente cuando lo necesite y apasionado... mia cara, creo que no debería entrar en detalles.
Creo que no madre- dijo una voz masculina aterciopelada que me hiso girar la cabeza enseguida.
No te sentí llegar, querido Luca.
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inmensamente feliz
FanfictionCandy estaba segura que el amor de Terry era incondiconal, pero ¿lo era?. Los derechos de los personajes de la serie Candy Candy son de su autora Nagita Keiko.