CAÍDA

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Lilith había suspirado, definitivamente su vida se había convertido en un caos, tal y como era en Asunción, el vehículo había caído en total silencio la avenida ya les había dado la bienvenida.

— ¿A la Residencia? —. Pregunta Kamill sacando de sus pensamientos a la chica.

— ¿Eh?

— Pareces tonta, ¿te llevo a la Residencia?

— Lo siento, sí, por favor —. Responde ella con vergüenza, al observar las manos de Kamill en el volante se sonroja al recordar las mismas manos recorriendo su espalda, de inmediato niega con la cabeza tratando de ocultar aquella sensación de nerviosismo ante los recuerdos, por supuesto el chico se había dado cuenta de que Lilith había negado con la cabeza, pero no le prestó atención.

La camioneta detuvo su andar por delante de la Residencia y Lilith vuelve a prestar atención a Kamill.

— Gracias por, bueno —. Ella realizó una mueca —. Hiciste una buena huida, Becker —. Lilith no se contuvo de llamarlo por su apellido de la misma manera en la que Kamill también la llama.

— Claro, cuando gustes —. El Alemán había sonreído y aquella pequeña acción había dejado aturdida a Lilith; sin embargo, ya no expuso ninguna palabra, lo mejor que podía hacer era salir de allí y, aquello fue lo que hizo.

— Buenas noches —. Lilith se bajó y fue directo hasta la Residencia perdiéndose de la vista de Kamill.

Al momento en que Lilith cierra la puerta se permite sentirse en calma, no estaba en sus planes que estos actos ocurran, definitivamente no lo estaban, pero ya estaba a salvo así que, cerró la puerta con llave y se dispuso a darse un baño lo necesitaba, al momento en que sus manos acarician su abdomen siente que un escalofrío recorre su cuerpo y al cerrar los ojos el recuerdo de las caricias de Kamill se vuelve como un fuego ardiente, la sensación avasallante de placer que sintió cuando sus labios se encontraron, la punta de la lengua del chico encontrándose con la suya, sus latidos se aceleran, ante aquel pensamiento y los bellos de su cuerpo se levantan.

— Maldito Alemán, sí que eres un buen actor —. Murmura Lilith mientras deja que las gotas de agua entren en contacto con su cuerpo y una pequeña sonrisa se visualiza en su rostro, después de todo se sintió como los de la Película de Rápidos y Furiosos.

A la mañana siguiente Lucca ya se encontraba en la entrada de la Residencia esperando por sus amigas las puertas de las habitaciones 16, 17 y 18 se abren al mismo tiempo, ya en sus grupos de WhatsApp se habían pasado algunas informaciones, pero nada se compara con hablar en persona.

— Tú —. Susan apunta a su amiga con el dedo índice —. Y tú también —. Esta vez el apuntado fue Lucca —. Puedes creer que no nos quiso decir quién iba a traer a Lilith —. Susan y Loren se agarraron del brazo.

— Déjala, supongo que fue el estúpido de Amir —. Murmura Loren.

— Ay no, qué asco —. Susan realiza una mueca.

— No fue Amir —. Lilith se defiende de manera rápida.

— No me digas que…

— Fue Kamill, el chico de la Kawasaki KX era Kamill Becker —. Responde Lilith.

— ¿Qué hay con Becker? —. Susan levanta las cejas logrando que los demás sonrían —. ¿Le gusta tu esencia Guaraní al Alemán?

— No digas estupideces, es...

Lilith se detuvo abruptamente ante las palabras que iba a expresar recordando claramente que aquel era el trato, ella con la boca cerrada y él pagando la mensualidad en realidad parecía ser injusto, el dinero que Kamill va a pagar era bastante.

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