PLACER

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Kamill realiza un gruñido sensual que envía ondas placenteras en todo el cuerpo de Lilith pese a estar en una situación un tanto incómoda, el chico se da la vuelta entrelazando su mano con la de Lilith que sintió la ausencia de los dedos de Kamill en su interior, pero ambos fueron lo suficientemente rápidos para no quedar en evidencia absoluta ante la persona que estaba allí interrumpiendo el momento placentero.

— ¿Está bien, señorita Ambrosetti? — Vuelve a preguntar la persona.

— Ella está bien — responde el chico, la voz de Kamill es grave y ronca, con un tono sensual con aquel acento alemán que provoca escalofríos en Lilith y en la docente que estaba presente — Son emociones que me imaginó que usted ya las ha vivido en su tiempo — La respuesta de Kamill fue más dura y tenía un efecto más seductor, puesto que el chico estaba excitado.

Cada palabra que pronuncia parece cargada de un magnetismo inexplicable, envolviendo a quienes la escuchan en un aura de seducción y misterio. Su tono profundo y resonante hace que cada palabra se sienta como una caricia en la piel, despertando sensaciones intensas y desconocidas en Lilith. Es una voz que hipnotiza y seduce, capaz de encender la pasión y el deseo en aquellos que se dejan llevar por su encanto en cuestión de segundos.

La voz de Kamill sigue afectando a Lilith de una manera profunda y visceral. El deseo en Lilith vuelve a avivarse.

Era una de las Docentes encargadas de vigilar que los alumnos no salgan de las cabañas en hora nocturna.

— Joven Becker, no soy estúpida y…

— No estábamos haciendo nada, ya sabemos donde queda nuestra cabaña solo nos hemos distraído un poco, con permiso — Lilith se aleja de allí llevándose a Kamill con ella.

La docente no hizo nada para detenerlos, nada más había sonreído.

— Vaya, no sabía que…

— Mi paciencia no es la mejor hoy, y menos cuando me interrumpen.

— ¿Qué han interrumpido? — Kamill aparte de verse sexi, encantador, también se veía divertido ante la reacción de Lilith, pero la castaña no le había prestado atención, definitivamente, parece avanzar molesta hasta salir en la zona de las cabañas, los demás estaban acomodándose.

— Eh, acusada, ¿dónde estabas? — Susan se acerca a su amiga mientras Kamill coloca las manos en los bolsillos.

— Becker, lávate las manos — Susan era tan inocente que no se había dado cuenta de lo que significaba la orden de Lilith, mientras Kamill había puesto mala cara, Lilith había sonreído, Kamill se aleja de ellas.

—¿Por qué le dices que se lave la mano?

—¿Tú no te lavas las manos a caso? — Lilith no iba a decir la razón exacta por la que le dijo a Kamill para lavarse.

— Sí, pero… — Susan se detuvo abruptamente —¡No! ¿Estaban haciendo cochinadas?

— ¡Ñande Jara! — Lilith había utilizado el idioma de su país, el Guaraní para hablar, Susan estaba expectante ante aquello que Lilith le podría decir más — No es lo que estás pensando, hay montón de bacterias — Susan pone los ojos en blanco, había ocasiones en los que Lilith no tenía manera de dejar que otros ganen y hoy era uno de esos días.

—¿Qué te tiene de tan mal humor? — Pregunta Susan.

— Ni siquiera yo lo sé — Lilith mintió, claro que sabe cuál era la razón, entonces sonríe — ¿Has visto a Loren? ¿Por qué no estás con Lucca?

— Loren ha desaparecido, la Encargada se ha llevado a Lucca con ella para que realice algunos trabajos.

— Vamos en busca de Loren — murmura Lilith mientras Susan sigue sus pasos.

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