6. Peleamos... nos arreglamos

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Luna

Estábamos hace media hora decidiendo qué es lo que podíamos ver por Netflix, en todo el verano me había visto todo el contenido de la plataforma y ahora estaba en cero con cualquier cosa que proponían. O ya lo vi o tuve una mala reseña de Google.

—Cualquiera, loco, la flaqui ya se bajó medio Netflix— se quejó en alto Valentín, ahora apagando la televisión.

Y es que cuando me giré a putearlo en mil colores, vi que Guadalupe se había quedado totalmente dormida en el hombro de Valentín; la idea de elegir la película la había adormecido.

—Una desempleada más— opinó Mateo, consiguiendo que, en vez de mirar como el orto al ojiazul, lo mire completamente a él.

Lo tenía a mi lado en el sillón, y otra vez tenía su brazo descansando en mis hombros. Como si fuera poco, venía hace rato jugando con las puntas de mi pelo.

—Yo opino que nos pongamos a contrarrestar emociones— dijo Joaquín. No es que me considere una burra en términos de inteligencia, pero no le entendí ni una palabra de las que dijo. Y, por lo que tengo entendido, los chicos tampoco.—. ¿No vieron que dentro de poco empiezan los playoffs para la FMS?

Nombran la palabra FMS y se me acelera el pulso.

Es muy imponente que este sea el primer año en el que traen a la FMS a la Argentina, la mayoría de los competidores que se presentaban a rapear en plazas era para poder sumar puntos y así ascender en el ranking de ascensos. Santino, si mal no recuerdo, se encontraba en el octavo puesto, casi que llegando al séptimo, y por eso era más que importante ganar todas las fechas que se le aproximen.

No sabía cuál era el caso de los chicos, ni sabía si tenían las ganas suficientes de presentarse a la FMS, pero era una oportunidad única. No todos los días se abren los rankings de ascenso.

—Ah, estamos sólidos— acotó Mateo a lo que acabó de decir el rubio.

—Me parece que, con los puntos que ya tenés, te pueden llamar para hacer un playoff— le informó Valentín, para luego tomar lo que le quedaba de la lata de birra.

—¿En qué puesto estás?— le pregunté a Mateo, quien al segundo me miró.

—En el segundo, el primero lo tiene el Tuqu— informó, para después añadir:—¿Parker? ¿En qué puesto está?

Mi pregunta es... ¿algún día se cansará de alardear tanto?

—No sé, fijate vos— alcé los hombros y quitándole la mirada de encima.

El morocho se largó a reír.

—No sé, yo prefiero ir más de espectador— admitió Valentín, ganándose una mala mirada de sus amigos. Y aunque tuve que tener casi que la misma reacción que ellos, mi atención se la llevó la mano de Valentín, la cual hacía caricias en el brazo de mi mejor amiga.

Después estoy yo, que me peleé con mi pito temporal.

—¿Sos tonto, gato? Estás tercero— recordó Joaquín, muy indignado por lo que dijo su amigo.

—¿Vos en qué puesto estás, Joaco?— consulté.

—En ninguno, yo casi que ni compito. Lo hacía antes— respondió y yo fruncí el ceño.

—Entonces, ¿cuál es la vuelta?— insistió Mateo, mostrándose medio confundido.— Alguno va a tener que poner la cara para la crew, no nos podemos borrar tan fácil. Si no, ¿quién lleva a las pibas a primera fila?

Ahora mi pregunta cambió, ¿acabo de encontrar un hombre que, realmente, resuelve?

—La FMS no es una pelotudez, boludo. Ya lo vimos varias veces— acotó el ojiazul, intencionado en hacerlo entrar en razón. Entendía completamente el lado de Valentín.—. Nuestra clicka está bien representada, adentro y afuera de cualquier competencia. No hace falta que nos esforcemos en hacer un sobrenombre— argumentó. 

crew; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora