20. Estación de tu servicio

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Luna

Mi fuerte despertar luego de unas horas, se ocasionó por el golpe inesperado que tuvo mi cabeza contra la ventana, haciéndome soltar un quejido insoportable. Destapé mis ojos con bronca, y me llevé otra mala suerte: todo el sol del atardecer impactaba en mi cara.

—Concha de mi madre— bufé, volviéndome a poner la capucha.

Estaba harta de despertarme todo el tiempo y no hacer ni una hora de sueño de corrido.
Cuando giré mi cabeza a ver a mis amigos, todos estaban igual de dormidos. El único despierto y que estaba usando el celular, era Mateo.

—Amén— dijo él, refiriéndose a lo que solté antes.

—¿No estabas dormido?— pregunté, cerrando los ojos y, también, cruzándome de brazos. No me alcanzaba la mantita de mierda que me había traído.

—Estaba, vos y tus ronquidos me despertaron.

Lo miré con mi mejor enojo y él rió, odiaba que me joda con mis supuestos ronquidos.

—Me despierto al toque porque estoy ansioso, nada más— se explayó, apagando su celular y dejándolo en sus piernas.—. ¿Vos dormiste algo?

—No puedo, estoy re tarada— contesté, echando un suspiro.

—¿Por mí?

Volví a mirarlo mal.

—Deberías contestar que sí, que estás tarada por mí— añadió, haciéndose el ofendido.

—Si te hace feliz, sí. Estoy tarada por vos— me quejé, poniéndome la capucha.

Ahora él me miró mal.

—No me sirve esa respuesta, gorda. Amame un toque más.

—Mateo, la concha de tu madre...— murmuré con mi tono de quejosa, consiguiendo que a él se le salga más de una risa. No podíamos hacer mucho ruido, de lo contrario, nuestros amigos se despertarían y nos matarían de un tiro a los dos.

Que no se note que estaba muy malhumorada, tenía el culo aplastado en un asiento hace tiempo.

—¿Cuánto falta?— interrogué, mirándolo de reojo.

—Una hora, o dos, no sé— respondió, a lo que yo volví a suspirar.—. Fa, wacha, no te traigo más así.

—Hacete cargo de tus decisiones— respondí, alzando los hombros.

Él chistó.

Aunque debía de admitir que estaba bastante contenta de poder presenciar mi primera FMS en vivo y en directo.

Luego de días de discusiones, desacuerdos y casi puteadas, logramos alquilar un micro que nos lleve a los cinco a Santa Fe. Mateo había roto todo tipo de regla con los de la organización, ya que se suponía que él ya tendría que estar en Santa Fe y con sus compañeros en el hotel, pero metió una mentira piadosa, diciendo que tuvo complicaciones el día anterior y que él conseguiría ir solo hasta la provincia. Obvio, todo fue con la ayuda del papá.

Decía que tenía que seguir acostumbrándose al resto de los raperos, le parecía aburrido que el tema de conversación de todos sea siempre el freestyle. 

Yo seguía sin creer que estaba yendo a otra provincia con mis amigos para ver unas batallitas, como si fuesen igual de importantes que las elecciones presidenciales. Iban a ser los tres días más divertidos de mi vida, o eso esperaba.

—¿Qué tan nervioso estás?— pregunté, acomodándome de costado para mirarlo bien.

—Bastante, primero me dijeron que competía contra Papo y ahora resulta que compito contra Dtoke, me hacen una ensalada en la cabeza— contestó, también acomodándose la manta sobre su cuerpo. Era gracioso verlo bajo un color rosita, bien de trolo.—. Hoy tengo que descubrir sí o sí qué tengo de mufa, porque si vuelvo a perder la fecha, me muero de la vergüenza ajena— avisó.

crew; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora