Luna
Cuatro de la mañana, mitad de mi cuerpo y mente alcoholizados y con los ojos tapados para no marearme más de lo debido mientras Mateo manejaba hasta su casa.
—Te voy a vomitar todo el auto si seguís yendo así de rápido— advertí, y su respuesta fueron risas más que incontrolables.
—Estoy yendo al mínimo, exagerada— reconoció.
Si es así, el alcohol me tomó por completo.
Eso no era lo peor, lo peor es cómo me puede terminar pegando el alcohol: tengo mi borrachera depresiva, borrachera malhumorada, borrachera sensual... Un montón, pero con todo lo que pasó en la noche, no sabía cuál me pegaría primero.
Yo había aceptado la vuelta a la casa de Mateo con todas las ganas de coger, y eso lo aseguro firmemente. Sin embargo y, conociéndome, ya no sabía cómo me sentía para cuando lleguemos a su casa.
No queria forzarme a hacer nada.
—¿Necesitás que frene, Lu?— preguntó, pero yo negué.
—Entre más rápido lleguemos, mejor.
Me contradigo yo sola.
Voy a tener que empezar a dejar de ir a jodas donde el alcohol esté a mi alcance con tanta facilidad.
No me quité nunca la mano de mis ojos, si lo hacía y veía como todo a mi alrededor se movía de manera continua, iba a terminar estallando anímicamente. Por suerte, la llegada a la casa de Mateo fue rápida, sólo que tuve que esperar varios segundos a acostumbrarme a la luz de la calle.
—Ey, no te veo bien— insistió Mateo, guardándose las llaves del auto en su buzo.
—No sé, tengo frío... Pero ya se me va a pasar— afirmé, queriendo bajarme del vehículo para que él no piense que había aflojado.
No entendía por qué pensaba antes en él que en mí, ni un poco me quiero.
—Pará, Luni, pará...— habló, tomándome de la mano para que no me baje. Apoyé mi espalda en el asiento y suspiré.
Sin dudas, me agarró la borrachera depresiva.
—¿Querés que te lleve a tu casa? No tengo problema— propuso, pero yo volví a negar.
—¿Puedo quedarme a dormir con vos?
Mateo asintió seguro.
—Primero, ponete esto antes de que te termines de congelar— ordenó, sacándose rápidamente el abrigo que llevaba puesto. No sé qué me ponía más sensible, si sus intenciones de cuidarme o que no se haya puesto del culo por no ir directo a lo que íbamos.
Tenía la vara por el subsuelo.
Una vez que me calcé su buzo, caminé con él hasta la puerta de su casa y entre que la abría, yo no paraba de mirar a mi alrededor, como si algo estuviese por pasar. Lo perseguida me llevaba a entender que nunca más mezclo alcohol y porro de esa manera, siempre tengo que llegar a este estado para darme cuenta.
Me abrumaba más saber que mi estado de ánimo era este y no otro, no sabía qué me pasaba.
El calor dentro de su casa me calmó de inmediato.
—Andá a mi habitación, gorda, yo ahora voy— avisó, dejando las llaves colgadas a un costado de la puerta.
Borrachera depresiva y polleruda, esa era la combinación.
Fui hasta donde él me dijo aún agarrándome fuerte de su buzo para que el calor me termine de abrazar. Estando ya dentro, me senté en su cama y froté mis manos en mis rodillas con fuerza.
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crew; trueno.
FanfictionC || "Esto es simple: cuanta más rivalidad haya entre tu crew y la mía, más me calienta saber que preferís venirte a mi bando" Donde Luna se encuentra acorralada entre dos bandos con su amiga, y en uno de esos grupos de raperos se encuentra Mateo, l...